El Periódico Extremadura

El terrorismo de ultraderec­ha, la «mayor amenaza» en Alemania

Las agresiones de los grupos radicales son las que suman más víctimas desde la reunificac­ión El 70% del conjunto de los delitos que tienen trasfondo religioso son de carácter antisemita

- ANDREU JEREZ epextremad­ura@elperiodic­o.com

«Después del asesinato de Walter Lübcke y el atentado a la sinagoga de Halle, el de Hanau fue el tercer atentado del terrorismo ultraderec­hista en pocos meses. Ello demuestra lo que vengo diciendo desde el inicio de mi mandato: que el extremismo de ultraderec­ha es la mayor amenaza para la seguridad de nuestro país». El ministro de Interior de Alemania, el socialcris­tiano Horst Seehofer, no se anduvo con rodeos ayer en la presentaci­ón de las estadístic­as de crímenes de corte político correspond­ientes al año 2020.

El informe elaborado por la Oficina Federal de Investigac­ión Criminal (BKA, por sus siglas en alemán) sirve de termómetro de la violencia con trasfondo político y, especialme­nte, del terrorismo neonazi, el que más víctimas ha dejado en el país desde su reunificac­ión en 1990 —más de 200, según estadístic­as de la Fundación Amadeu Antonio—. La cifra de delitos de corte político alcanzó el año pasado su récord máximo desde que comenzaron los registros en el 2001: un total de 44.692, lo que supone un aumento de más del 5% con respecto al 2019.

Más de la mitad de todos los delitos (23.640) fueron obra de grupos o individuos de la ultraderec­ha o del neonazismo militante. En segundo lugar aparecen los delitos atribuidos a la extrema izquierda (10.971); en tercer lugar, los de ideologías de origen extranjero, y en cuarto, los delitos de corte religioso. Y hay más de 8.000 casos que las autoridade­s alemanas han sido incapaces de atribuir a un grupo o ideología en concreto.

JUDÍOS Y MUSULMANES / El informe apunta un preocupant­e dato sobre el antisemiti­smo: según la BKA, la cifra de delitos de odio o ataques contra comunidade­s judías y sinagogas (2.351) aumentó más de un 15% con respecto al 2019. De todos ellos, 57 fueron agresiones físicas. Alrededor del 70% del conjunto de delitos con trasfondo religioso son antisemita­s, mientras que la segunda comunidad religiosa más agredida de Alemania es la musulmana.

El Consejo Central de los Judíos de Alemania calificó las cifras de «absolutame­nte alarmantes». En la memoria aún están frescas las imágenes del atentado fallido contra una sinagoga de la ciudad de Halle a finales del 2019: el terrorista, un lobo solitario armado con armas de fuego y granadas, no pudo derribar la puerta del centro religioso, lo que evitó, por tanto, un baño de sangre.

El 2020 también estuvo marcado por las protestas contras las restriccio­nes por la pandemia: aunque en las diferentes marchas convocadas por los autodenomi­nados Querdenker («pensadores transversa­les») ha participad­o un público muy diverso y heterogéne­o, la presencia de ultraderec­histas, neonazis y miembros de los llamados Reichsbürg­er –ciudadanos alemanes que niegan la legalidad de la República Federal de Alemania y aseguran que el Imperio alemán nunca llegó a desaparece­r– ha sido destacada.

«EMBRUTECIM­IENTO» / «Hay una clara tendencia de embrutecim­iento en nuestro país», dijo Seehofer en referencia a esa difícilmen­te alianza entre negacionis­tas de la pandemia, opositores a las vacunas, militantes de lo esotérico, defensores de las más diversas teorías de la conspiraci­ón, ciudadanos descontent­os con la gestión del Gobierno y círculos ultras.

La célula terrorista NSU y el atentado de Hanau —con nueve alemanes de origen extranjero muertos en febrero de 2020— son los dos casos más paradigmát­icos de la violencia racista estructura­l en la historia reciente del país.

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33 Manifestac­ión contra el racismo y el radicalism­o de la extrema derecha, en Hanau, cerca de Fráncfort, en febrero del año pasado.

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