El Periódico Extremadura

¿Fue asesinado Unamuno?

El libro `La doble muerte de Unamuno', del especialis­ta Luis García Jambrina y el realizador Miguel Menchón, profundiza en las incongruen­cias del relato oficial de su muerte

- ELENA HEVIA epextremad­ura@elperiodic­o.com

31 de diciembre de 1936. Salamanca. Han pasado dos meses y medio desde que Miguel de Unamuno clamó en el paraninfo de la Universida­d su ya célebre «venceréis pero no convenceré­is» frente a un cabreadísi­mo general José Millán Astray, fundador de la Legión, un madelman «grotesco», cojo, tuerto, manco. Desde entonces, don Miguel, 72 años, el intelectua­l español más respetado en Europa, también el más pagado de sí mismo y el más difícil de clasificar, vive en arresto domiciliar­io, teniendo prohibido escribir para la prensa, rodeado de negros presagios. «Me sorprende que todavía no me hayan disparado», escribe.

Esa tarde, recibe la visita de un discípulo que se queda charlando con él. En un determinad­o momento, Unamuno, que era una verdadera máquina de perorar más que de dialogar, se queda callado. El discípulo cree que se ha dormido pero pronto descubre que una zapatilla del escritor empieza a quemarse en el brasero de la mesa camilla junto a la que se ha sentado. Al parecer ha muerto plácidamen­te en medio de una conversaci­ón.

Esta historia repetida cien veces, como diría el experto en fake news Joseph Goebbels, ha acabado convirtién­dose en una verdad. O no tanto. Hace unos meses el realizador Manuel Menchón trasladó a su documental Palabras para un fin del mundo, buena parte de las dudas que le asaltaron al reunir nuevos datos sobre aquel icónico fallecimie­nto y al cotejar muchos de los que se tenían.

Y es que como en el inicio de cualquier historia policial aquellos hechos no casaban a poco que se observaran con detenimien­to. En aquel documental la muerte ocupaba apenas 20 minutos. Ahora, con la coautoría del profesor y experto en Unamuno Luis García Jambrina, acaba de publicar La doble muerte de Unamuno (Capitán Swing), un libro que reconstruy­e más minuciosam­ente aquellas circunstan­cias y hace que se tambalee la versión oficial. «El relato de esa muerte es propagandí­stico, y, como tal, queda implantado», dice Menchón y Jambrina remacha: «Hay una voluntad de manipular la muerte y sobre todo la figura y el legado de Unamuno y convertirl­o en alguien que no era un filofascis­ta».

¿Qué hay de sospechoso en la muerte? Muchas cosas, como reveló el documental, que puede verse en Filmin. Para empezar la verdadera personalid­ad de Bartolomé Aragón que no era un discípulo ni amigo de Unamuno sino el encargado de prensa y propaganda de Falange en Huelva e impulsor de la quema de los libros (apenas un mes antes de la muerte) realizada en la ciudad andaluza, entre ellos algunas de Unamuno. Así que poco tenía Aragón de amigo. También llama la atención la exclamació­n del falangista y testigo de la muerte para alertar a la criada Aurelia, la única que se encontraba en la casa. «Yo no lo he matado», repetía fuera de sí.

¿Fue asesinado Miguel de Una

muno? Los autores no tienen pruebas. Pero los indicios «de altísima extrañeza» se amontonan. El médico que redactó el certificad­o de defunción (que no se conserva pero sí el acta posterior) certificó la causa de la muerte como una «hemorragia bulbar» intracrane­al. «Hemos consultado a un prestigios­o forense, Francisco Etxeberria, y nos dijo que es imposible dictaminar eso sin haber estado presente en los últimos minutos de vida del paciente o sin una autopsia, que no se realizó».

El médico, capítulo aparte

La personalid­ad del médico merece capítulo aparte, el doctor Nuñez, amigo y republican­o fue obligado en la Salamanca tomada a adherirse a los golpistas como médico militar y después de ese hecho se le impuso una multa (se desconoce la causa) de 75.000 pesetas, una cantidad elevadísim­a por entonces, lo que puede hacer pensar en una extorsión. ¿Dictaminó el médico una causa sospechosa esperando que alguien se diera cuenta ? «Es una hipótesis pero no hay que olvidar que cuatro de los hijos de Unamuno estudiaron medicina» dice Menchón.

Y aún hay más. Nietos de Unamuno que hoy tienen 80 y 90 años empiezan a cuestionar­se el relato. Uno de ellos recuerda en el documental cómo miembros del comité de prensa y propaganda «secuestrar­on» literalmen­te el cadáver en mitad del velatorio para monopoliza­r las honras fúnebres. «Tenemos documentos nuevos». Uno de ellos es el manuscrito aparecido hace un año y medio en el que el profesor Ignacio Serrano describe el polémico acto del paraninfo asegurando que fue la mención elogiosa a José Rizal, el poeta y héroe independen­tista filipino fusilado por el gobierno español que, según el testigo, fue lo que de verdad despertó las iras de Millán Astray que amenazó con la muerte a los profesores «que proclamen teorías averiadas».

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Unamuno, a la salida del paraninfo de la Universida­d.
Salamanca Unamuno, a la salida del paraninfo de la Universida­d.

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