El Chelsea, descabalga al Real Madrid de la Champions (2-0)
Los blancos caen eliminados sin discusión por un Chelsea que malogró muchas ocasiones
Como un honorable guerrero de los primeros años de la historia documentada, que después de infinidad de batallas y muchas victorias se resiste a morir de otra forma que no sea luchando y de pie, el Real Madrid llegó a los últimos minutos de la eliminatoria ante el Chelsea aún con vida, pero no estará en la final de la Champions con justicia.
El equipo de Zidane mostró una inferioridad física manifiesta, y fue exagerada la cantidad y la claridad de las ocasiones que desperdició el equipo inglés. Guardiola espera en la final de Estambul, el 29 de mayo, al frente de un Manchester City temible que este fin de semana, el sábado puede ser campeón de la Premier League ante el propio Chelsea.
Ya dejó entrever Zidane en la previa que era el momento de ir con todo. Así las cosas, no le dolieron prendas a la hora de disponer un once con tanta experiencia y jerarquía como cogida con alfileres físicamente, con tres jugadores recién salidos de lesión, y alguno más al borde de la extenuación, pero con todos los nombres ilustres: desde Sergio Ramos hasta Hazard. Ninguno de los dos exhibió su mejor versión, tampoco un Mendy mermado físicamente.
Otra cuestión fue el sistema. Mucho se había conjeturado sobre qué elegiría Zidane, pero el francés encontró una vuelta de tuerca más para disponer en el sistema con tres centrales a los futbolistas que serían ideales para jugar con una línea de cuatro de defensas y tres atacantes. La trampa fue Vinicius como carrilero derecho, en una posición inédita para él en la que se encontró con problemas y su aportación en ataque, como la de casi todos menos Benzema, fue mediocre.
AGRESIVIDAD LOCAL El equipo de Zidane empezó intentando conservar la posesión, con la idea de elaborar poco a poco, de ganar metros a base de combinaciones y estar protegido con el balón. En frente se encontró un Chelsea apostado en busca de robos de balón sobre los que construir ataques rápidos y letales. Así fue como tuvo un par de tentativas iniciales, la mejor un gol anulado por fuera de juego en una torpeza de Werner.
A la siguiente no perdonó el alemán, que solo tuvo que rematar sobre la línea de gol el rechace
del larguero a una vaselina de Havertz sobre Courtois en una contra con clara superioridad inglesa tras la intervención de un inconmensurable Kanté.
El equipo de Zidane había crecido algo, con posesiones largas que le mantenían protegido. Incluso Benzema, en la jugada precedente al gol del Chelsea, había generado la mejor ocasión madridista con un buen disparo lejano. Poco después, sacó casi de la nada un cabezazo ante el que tuvo que volver a intervenir Mendy.
La intensidad en la presión del Chelsea no dejaba cabida para más, el Madrid tenía que jugar permanentemente de espaldas a la portería rival y la seguridad defensiva era un recuerdo.
Tras el descanso nada cambió. El Chelsea acumuló llegadas y ocasiones como para haber goleado, sobre un cabezazo de Havertz al larguero, un mano a mano que el alemán falló, otro de Kanté, contragolpes, centros al área… Todo ante un Courtois imperial y un Madrid desaparecido. Al final, Mount sentenció, como se veía venir hacía mucho tiempo. El Madrid era un equipo extenuado al que no le dio para más. La decimocuarta tendrá que esperar.
El Manchester City espera al Chelsea, en el que marcaron Werner y, ya casi al final, Mason Mount