El Periódico Extremadura

La conspiraci­ón de Uribe

Santa del expresiden­te de un neonazi chileno, se convierte en palabra el estado de «conmoción interior»

- ABEL GILBERT epextremad­ura@elperiodic­o.com

Nueva protesta en las calles de Bogotá en contra de la violencia policial, ayer.

Un fantasma sobrevuela el cielo colombiano, el del estado de «conmoción interior» –una especie de estado de alarma– que le permitiría al presidente, Iván Duque, restringir la movilidad, arrestar preventiva­mente, allanar domicilios sin orden judicial y suspender autoridade­s. El mentor de Duque y líder verdadero de la derecha, Álvaro Uribe, es el que con mayor urgencia pide al Gobierno que lo decrete para frenar el nuevo estallido social que ha dejado al menos 35 muertos. «Buscan justificar la represión y empañar la legítima protesta. ¿Vandalismo inducido para justificar conmoción interior? Alerta, está en riesgo la democracia», advirtió Carlos Eduardo Caicedo, actual gobernador del departamen­to de Magdalena. Uribe lo calificó de «neocomunis­ta». Las intervenci­ones del exmandatar­io en Twitter circulan como una suerte de programa de acción para el Centro Democrátic­o, el partido de Duque. Sin ruborizars­e, Uribe pidió «fortalecer» a las Fuerzas Armadas, «debilitada­s» tras el acuerdo de paz con las FARC, y, sobre todo, «resistir la Revolución Molecular Disipada».

Uribe hizo suya una teoría difundida por un neonazi chileno, Alexis López, quien considera a las protestas sociales de carácter horizontal un modo novedoso de tomar el poder que se habría ensayado en el 2019 en su propio país. De acuerdo con la revista La Silla Vacía, el expresiden­te no es el primero en invocar esa jerga: el Ejército y la Policía han recurrido a los textos de López para interpreta­r los conflictos y justificar los desmanes institucio­nales. El propio López ha sido invitado dos veces a la Universida­d Militar Nueva Granada a impartir sus clases.

Según el nuevo gurú de la ultraderec­ha, la culpa de todo la tiene el filósofo francés Félix Guattari y su libro La revolución molecular, que solo promueve sistemas de vida alternativ­os. De acuerdo con López, el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva fue un ensayo de esas teorías que volvieron a ponerse en

La «revolución molecular disipada», Duque evita declarar

práctica en Chile y EEUU a través del Black Lives Matter. Ahora es el turno de Colombia. «No existe estructura jerárquica. Hay anarquía funcional», explicó López a los asistentes a su curso en la Universida­d Militar, en plena pandemia que ha matado a más de 76.000 personas. La oficial de policía Luz Carina Pérez Castillo debió asentir al escucharlo porque días atrás argumentó que en Colombia, donde existen 21 millones de pobres, no hay estallido social, sino una guerra de guerrillas camuflada. La anarquía es, a su criterio, «un modelo estratégic­o». Álvaro Uribe la ha debido de leer porque en uno de sus últimos trinos habló de «anarquía social».

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