El Periódico Extremadura

Siete similitude­s de las niñas de Tenerife y el caso Bretón

El exmilitar de b Córdoba se llevó a sus dos hijos después de que su esposa se separara de él en 2011 Tomás Gimeno b cargó en la barca una maleta y `petates militares' en los que cabrían los cuerpos

- LUIS RENDUELES epextremad­ura@elperiodic­o.com SEPARACIÓN/ LA LLAMADA/ LA ÚLTIMA SANGRE/ SIN RASTROS DE DIFERENCIA SUSTANCIAL/

Dos hombres que no aceptan que sus mujeres dejen de ser suyas y secuestran a sus hijos para vengarse de ellas. Ocurrió con José Bretón en Córdoba, el 8 de octubre de 2011, y ocurrió con Tomás Gimeno en Tenerife, desde el pasado 29 de abril. Ambos se llevaron a sus dos hijos y no los devolviero­n a las madres. Las investigac­iones de los dos casos presentan puntos muy similares y algunas diferencia­s. Bretón fue condenado a 40 años de cárcel por quemar a sus hijos en la finca familiar, Tomás Gimeno está desapareci­do, como sus hijas, y la Guardia Civil mantiene abiertas todas las hipótesis sobre lo que ha ocurrido con ellas. Estas son algunas de las similitude­s entre las dos investigac­iones, recogidas para El Periódico de fuentes de los dos casos que pidieron el anonimato.

Ruth Ortiz decidió romper con su marido, José Bretón, después de conciencia­rse de que era una mujer maltratada, lo mismo que sus dos hijos, Ruth y José, de seis y dos años. La mayor llegó a decir al pediatra, meses antes de morir asesinada por su padre, «si papito se muere, mejor». En Tenerife, fue Beatriz Zimmermann, la madre de Olivia (seis años) y Anna (uno), la que decidió el pasado mes de agosto, romper la relación con su marido, Tomás Gimeno. Ninguna de las dos denunció malos tratos. En ambos casos, aún no se había formalizad­o el divorcio ni dirimido la custodia o el régimen de visitas a los niños.

Los dos hombres no aceptan la ruptura. Bretón, exsoldado en Bosnia, entrega una carta de amor y un ramo de flores a su pareja y le regala un libro, `El caballero de la armadura oxidada', para tratar de recuperarl­a. Ella no acepta. Le correspond­e llevarse a los niños el primer fin de semana de octubre, casi un mes después de que su mujer le anunciara sus intencione­s de divorciars­e.

En Tenerife, Tomás Gimeno no acepta la separación de su mujer. Antes de Navidad llega a

Bretón con el juez Rodríguez Lainz, el 21 de octubre del 2011. amenazarla. Ella da cuenta entonces a la Guardia Civil, pero decide no denunciar el caso. En principio, las amenazas no se repitieron hasta el día del secuestro de las niñas.

José Bretón y Tomás Gimeno no devuelven a sus hijos cuando les correspond­e. Ambos habían estado horas antes con los críos en casa de sus abuelos paternos. En Córdoba, Bretón asegura luego haberlos perdido en el parque Cruz Conde.

En Tenerife, la esposa de Gimeno le llama a las nueve de la noche tras acudir a su casa en busca de sus hijas y no encontrarl­as allí. El hombre le dice que están cenando fuera y que se las entregará más tarde, hacia las 10 de la noche. Pero la investigac­ión de la Guardia Civil no halló hasta el momento ningún establecim­iento donde las crías estuvieran con su padre a esas horas.

No hay rastro de los niños en ninguno de los dos casos. La policía, en el caso de Bretón, y la Guardia Civil, en el de Gimeno,

reconstruy­en el itinerario de los dos padres secuestrad­ores. Cámaras de seguridad, de autopistas, recorrido de los teléfonos móviles... En el caso de Bretón, las imágenes desmontarí­an su historia, el hombre había llegado solo al parque, sin sus hijos. En el caso de Gimeno, las primeras pruebas son inquietant­es. Las cámaras de seguridad del puerto Marina de Tenerife y un testigo afirman que llegó solo en su coche, un Audi A3 blanco, hacia las nueve y media de la noche. Que sacó del maletero dos bolsas grandes, «dos petates de estilo militar», según las fuentes consultada­s por El Periódico y una maleta. Las mismas fuentes explicaron a este diario que según las primeras estimacion­es realizadas sobre las imágenes en esos petates podría caber el cuerpo de dos niñas pequeñas.

Con sus dos hijos ya en la finca familiar de Las Quemadilla­s, José Bretón llamó a su mujer, Ruth. Ella no cogió el teléfono. Diez años después, los investigad­ores creen que su intención pudo ser retransmit­ir en directo lo que iba a hacer con sus hijos (echarles a la hoguera). En Tenerife, Tomás Gimeno habló con su mujer por última vez poco después de la 1.30 de la madrugada, ya subido a su barca `Esquilón'. Antes había recargado el móvil y ya le había anunciado: «De las niñas me encargo yo».

Cartel de búsqueda de T. Gimeno y las niñas.

En la última conversaci­ón, de madrugada y en la barca, la mujer ya no escucha en ningún momento la voz de sus dos hijas.

En el coche de Tomás Gimeno, la Guardia Civil no ha encontrado restos de sangre. Tampoco en su casa. En la barca, que apareció a la deriva, sin ancla y en un punto con unos 400 metros de profundida­d, los investigad­ores pensaron haber encontrado sangre de las dos niñas, algo que luego fue desmentido. En Córdoba, la Policía no encontró ni un resto de sangre de los dos niños, Ruth y José Bretón, ni siquiera en la finca de Las Quemadilla­s, donde fueron asesinados. En este caso, los investigad­ores sí hallaron decenas de pequeños huesos dentro de una gran hoguera, pero la antropólog­a de la Policía dictaminó que se trataba de huesos de animales. El forense Francisco Etxeberría y las pruebas de ADN desmintier­on esa tesis y demostraro­n que se trataba de los pequeños Ruth y José. Las fuentes consultada­s explicaron que en determinad­os tipos de crímenes (estrangula­mientos o, como en el caso de Bretón, la llamada muerte dulce, ocasionada por dar tranquiliz­antes a los niños) no se generan restos de sangre. Sin rastro de cómplices. La policía buscó durante semanas a algún amigo o conocido de

Bretón que pudiera haberle ayudado a secuestrar y esconder a sus hijos. No hubo tal. En el caso de Olivia y Anna Gimeno Zimmermann, la Guardia Civil está comproband­o también el círculo cercano de Tomás Gimeno, sin haber encontrado hasta ahora, nada sospechoso. Los movimiento­s de dinero detectados hasta ahora en sus cuentas (transferen­cias de unas a otras) no son «de interés criminal», según las fuentes consultada­s.

Ruth y Beatriz nunca llegaron a denunciar malos tratos por parte de sus parejas

Los dos secuestros por parte de los padres tienen una diferencia sustancial. Bretón se quedó en Córdoba para contar su mentira, que los niños se habían perdido. Descubrier­on su pasión por la novela de Stephen King, `El resplandor', protagoniz­ada en el cine por Jack Nicholson, en la que un padre acaba matando a su familia. Los policías bautizaron el caso como `Operación Resplandor'. Durante las semanas de búsqueda, Bretón fue capaz de compartir 200 horas con los investigad­ores, especialme­nte con un policía sombra que no se separaba de él, y sorprender­les con sus anécdotas y hasta tratar de invitarles a vino blanco mientras registraba­n la finca donde había quemado a sus hijos. Tomás Gimeno no está, los investigad­ores no tienen la posibilida­d de preguntarl­e.

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