La violencia se desborda en Israel y Gaza y causa al menos 20 muertos
Los enfrentamientos entre palestinos y la policía de Israel provocan la respuesta de Hamás Decenas de colonos ultranacionalistas recorrieron las calles de la Ciudad Santa en el Día de Jerusalén
Arde Jerusalén. Y las llamas se extienden desde la Ciudad Santa hasta el resto del territorio en la escalada de violencia más alarmante en los últimos años. Tras el aumento de los enfrentamientos entre palestinos y agentes de policía israelís ayer, hubo un incendio en la Explanada de las Mezquitas. Desde Gaza, Hamás lanzó seis cohetes hacia la Ciudad Santa en «respuesta a la agresión del enemigo a la ciudad sagrada». Allí un ataque israelí provocó la muerte de 20 personas, nueve de ellas niños, según el Ministerio de Salud palestino en Gaza. El Ejército desalojó la Knéset, el Parlamento israelí, y los residentes denunciaron haber escuchado explosiones.
En las calles de Jerusalén la policía dispersó a los grupos de sionistas que celebraban el 54ª aniversario de la toma de la ciudad. Ayer sonaron las sirenas antimisiles en la Ciudad Santa, por primera vez desde el 2014. «Este es un mensaje que el enemigo tiene que entender bien», avisó Abu Obeida, portavoz del ala militar de Hamás.
La facción palestina amenazó con más ataques si Israel vuelve a invadir la Explanada de las Mezquitas o desaloja a las familias palestinas de Sheik Jarrah, en Jerusalén Este. «Quienes nos atacan pagarán un precio elevado», respondió a su vez el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu.
Lanzamiento de piedras, gases lacrimógenos, balas de goma... Unos 300 palestinos resultaron heridos ayer en nuevos enfrentamientos con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén Este, según la Media Luna Roja palestina. Siete de ellos están graves. Además, la policía palestina registró a 21 agentes heridos en el tercer día consecutivo de combates con los fieles palestinos.
MES SAGRADO / Tras un fin de semana de violencia, los palestinos se despertaron con granadas paralizantes en el interior de la mezquita de al-Aqsa, uno de los lugares más sagrados del Islam. Las imágenes de escombros y zapatos abandonados entre el humo son retrato de la profanación en pleno mes sagrado del Ramadán. La jornada terminó con un incendio en
la Explanada de las Mezquitas por unos fuegos artificiales que prendieron en un árbol.
Además, esta fecha significativa para los musulmanes palestinos coincide con otra para los israelís. El 10 de mayo de 1967, durante la guerra de los seis días, Israel ocupó Jerusalén. La tradicional marcha de las banderas fue cancelada por sus organizadores minutos antes de su inicio. Pero los judíos ultranacionalistas ya se encontraban en las calles. Con la intención de evitar una confrontación directa, las autoridades israelís cambiaron la ruta planificada para sortear el Barrio Musulmán en su camino hacia el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del judaísmo.
Hamás lanzó ayer un ultimátum a Israel: o retiraba sus tropas de la Explanada de las Mezquitas antes de las seis de la tarde o se atenía a las consecuencias. La policía israelí desalojó a los parlamentarios y a los jóvenes sionistas que celebraban el Día de Jerusalén más tenso de los últimos años con gritos de «¡muerte a los árabes!».
Los ministros israelís del gabinete de seguridad de alto nivel aprobaron un bombardeo áereo masivo sobre Gaza tras el lanzamiento de cohetes, sin plantear una incursión terrestre, según medios locales. «Hamás debe recibir un duro golpe y, sin embargo, todos comprenden nuestras limitaciones: no tenemos deseos de grandes guerras», dijo un funcionario al sitio de noticias Ynet.
CITA DE LA ONU SIN RESULTADO / Se avecinaba ayer una noche de duros enfrentamientos en los cielos. La ONU celebró una reunión del Consejo de Seguridad de emergencia que no dio lugar a una declaración conjunta por culpa de las dudas de los representantes de EEUU, fiel aliado de Israel.
Los choques se han intensificado sobre todo a raíz del desalojo planificado de familias palestinas del barrio de Sheikh Jarrah. En el plan de judaización de la Ciudad Santa, los tribunales israelís han dado a los colonos sionistas la razón para hacer suyas las propiedades de decenas de palestinos.
La sociedad israelí se ha sorprendido por la solidaridad de su población árabe con la causa palestina. Israel encara días imprevisibles mientras en los Territorios Palestinos lloran a sus primeros mártires. En voz muy baja, algunos susurran «tercera intifada».