2.000 migrantes llegan a la isla de Lampedusa en 24 horas
Bruselas pide al b resto de estados miembros de la UE solidaridad con Italia Una nave y un ferry b esperan para albergar a los llegados y que pasen la cuarentena
En la isla italiana de Lampedusa, más cerca de Túnez que de Sicilia, y en el Ministerio de Interior de Roma se mira al cielo, esperando un poco de mala mar para los próximos días que favorezca una tregua provisional de desembarcos de migrantes. Entre el domingo y el lunes, en poco más de 24 horas arribaron 20 pateras, barcazas e incluso golondrinas de dos pisos, que desembarcaron a 2.128 personas, la mayoría procedentes de Túnez y de Costa de Marfil.
A estos se añaden cinco barcazas con 419 personas a bordo, que están en alta mar y averiadas sin gasolina, agua ni comida, en aguas territoriales de Malta mientras las autoridades ni siquiera cogen el teléfono de Alarm Phone –la organización que ayuda a los migrantes en peligro en alta mar y da aviso a los guardacostas– desde el domingo. A las masivas salidas desde Libia y Túnez gracias a la bonanza del mar hay que sumar los 291 inmigrantes cuya patera zozobró poco después de zarpar desde Libia: fueron salvados por unos pescadores y la Guardia Costera de Trípoli los devolvió a los «centros de detención contra la inmigración clandestina».
La Comisión Europea respondió a la llegada masiva pidiendo solidaridad a los estados de la UE. «Llamo a todos los estados miembros a apoyar con reubicaciones. Sé que es difícil en tiempos de pandemia pero es hora de mostrar solidaridad y ayudar», dijo ayer la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, en rueda de prensa.
Una nave y un ferry de pasajeros están cerca de Lampedusa para albergar a la mayoría de los llegados para que guarden la cuarentena obligatoria por el covid, mientras que otros están siendo trasladados a Porto Empedocle, en la isla de Sicilia. El centro de acogida de Lampedusa tiene capacidad para 250 personas, aunque ahora hospeda a cerca de mil. «Si en un día llegan mil, resistimos», explica Totò Martello, alcalde de este fragmento de tierra italiana,
Migrantes en una embarcación cerca de Lampedusa, el domingo. aunque se pregunta: «¿qué pasará si llegan 3.000 o 4.000?».
Para impedir en la medida de lo posible que suceda una emergencia peor, además de mirar a cielo, en Roma miran a Europa. En los próximos días Luciana Lamorgese, titular de Interior, volverá a viajar a Túnez junto con la comisaria Johansson para acordar repatriaciones, a cambio de dinero, mientras que durante el fin de
semana mantuvo contactos con sus homólogos de Francia y Alemania. Desde Presidencia, apuestan por retomar el llamado tratado de Malta (2019), por el que se acordaron reubicaciones europeas casi automáticas para las personas llegadas de forma irregular desde el norte de África, un pacto que no se cumple.
La extrema derecha reclama «un bloqueo naval» que, según el alcalde de Lampedusa, «es inadmisible». El líder de la Liga, Matteo Salvini, con un tono más moderado del habitual, afirmó que «2.128 llegadas en 24 horas no son compatibles con un país que quiere volver a ponerse en marcha» en medio de la pandemia.
¿Qué pasará si vienen 3.000 o 4.000?», se pregunta el alcalde de la isla
Hpatria» frente al «islamismo» y las «hordas de los suburbios», amenazando entre líneas con una «intervención» de las fuerzas armadas ante la inacción de los responsables políticos.
Menos de tres semanas después, otro texto alimenta la polémica. Esta vez, tratando de sortear represalias, los firmantes, «hombres y mujeres, militares en activo, de todos los servicios y rangos, de todas las tendencias», se mantienen en el anonimato. «Amamos a nuestro país», aseguran. «Si no podemos, por ley, hablar a cara descubierta, es igualmente imposible callarnos», zanjan.
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