ERC y JxCat, con las espadas en alto pese a una frágil tregua
La CUP evita el cisma pero no desbloquea la investidura de Aragonès
En plena cuenta atrás para la repetición electoral y con todas las espadas en alto entre los dos principales partidos independentistas, la CUP propició ayer un encuentro a tres bandas en el que el único compromiso logrado parece, en este contexto, titánico: seguir hablando y desligar la posible investidura de la hoja de ruta hacia la independencia que se acuerde, si se acuerda, entre los tres actores principales del enésimo vodevil soberanista. Pero para que Junts dé sus votos, al menos cuatro, a Pere Aragonès para que gobierne en solitario, no hay acuerdo. «Rotundamente, no», aseveran en el partido del expresident Carles Puigdemont, que mantiene un largo silencio en toda la negociación.
La reunión de ERC, Junts y CUP concluyó con un escueto comunicado redactado en términos algo ambiguos. Las tres fuerzas se comprometen a cuatro puntos «de mínimos» para desencallar la negociación (que no la investidura). El último punto es «alcanzar un espacio para el debate de la estrategia independentista más allá del marco de la gobernabilidad», a fin de evitar nuevos comicios.
Esta frase remite al meollo de la discrepancia: quién pilota y hacia dónde el proceso hacia la independencia. Dado el choque frontal entre ERC, que no quiere tutelas del Consell per la República (CxR) de Puigdemont, y Junts, que exige que este organismo al que llaman «institución» sea el que se coordine con los mandos políticos del procés, la CUP había emplazado a los todavía socios en el Govern a que esta carpeta se consensuara tras la investidura, también con las entidades soberanistas. La propuesta anticapitalista, según fuentes del partido, es que la dirección independentista sea a seis –los tres partidos, ANC, Òmnium y el CxR–, todos al mismo nivel.
Sobre el rol del CxR sigue el disenso total. Junts sostiene que es la ANC la que ha reclamado que el mando esté bajo el paraguas del
La prueba de que el abismo sigue estando ahí es la determinación de ERC de continuar presionando a Junts para que acepte investir a Aragonès, como dicen los republicanos que Jordi Sànchez prometió en público y en privado. En ERC, de momento, no hay dudas. Entre aceptar sin más el incumplimiento flagrante de Junts de la palabra dada y reabrir la negociación del Govern de coalición e insistir en la mera investidura, optará por lo último, según fuentes del partido.
Puede suponerse que Esquerra busca liderar el relato de la ruptura, atribuyendo a los aún socios (en funciones) la paternidad de una eventual repetición electoral y que ello tenga un impacto demoscópico que obligue a Junts a torcer el brazo. En JxCat, mientras, acusan a ERC de haber pactado con el PSOE la expulsión de los posconvergentes del tablero a cambio de indultos parciales a los presos del
procés.H
«A lo mejor en Cataluña se podría pensar en un Gobierno de izquierdas liderado por quien ganó las elecciones, que es el PSC», dijo el presidente. Y no estaba pensando en un tripartito, refrendaron en la Moncloa, Ferraz y el PSC. Apuntaba a un Ejecutivo presidido por Salvador Illa, en coalición con los `comuns' y apoyado desde fuera por Esquerra.
aspiramos a la presidencia, pero ERC no va a hacer presidente a Illa, ni nosotros vamos a hacer presidente a Aragonès», abundan fuentes del máximo nivel del PSC.