El móvil no revela cómplices del padre que secuestró a sus hijas
El análisis no da pistas de que alguien le pudiera ayudar
El primer análisis realizado por los expertos de la Guardia Civil sobre el teléfono móvil de Tomás Gimeno, acusado de secuestrar a sus hijas Olivia y Anna, revela que la tarde noche que las hizo desaparecer, el pasado 27 de abril, no realizó ninguna llamada ni envió ningún mensaje «sospechoso» a otra persona que pudiera haberle ayudado a ocultarlas, según ha sabido este diario. Fuentes del caso explicaron que ese día «crítico» no hay ningún indicio de que Gimeno contactara desde su móvil con alguien que pudiera estar implicado en el secuestro de las niñas. No hay rastro de ninguna comunicación sospechosa ni por la tarde ni esa madrugada. Pese a todo, no se descarta que pudiera haber usado otro teléfono para no dejar rastro, una hipótesis que se está investigando.
Los investigadores del GATO (Grupo de Apoyo Técnico Operativo) de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil desplazados a Tenerife sigue esperando los resultados de las mediciones que realizadas sobre los repetidores de los móviles. Confían en poder descubrir gracias a la tecnología dónde estuvo exactamente el padre entre las ocho y las nueve y media de aquella tarde.
El rastro de su teléfono móvil sí confirma la denuncia que su ex pareja realizó ante la Guardia Civil aquella misma noche. La mujer, quien ayer volvió a difundir un nuevo vídeo en su desesperado intento de encontrarlas, llegó a hablar cinco veces con Gimeno desde las nueve de la noche hasta casi las dos de la madrugada. En la primera ocasión, el hombre le dijo que estaba cenando con sus hijas y que se las llevaría a su casa en Radazul a las diez de la noche.
LA PRIMERA VEZ QUE SE LO DIJO /A las 21.59, la madre volvió a llamarle. Esta fue la primera vez que el hombre le anunció: «no vas a volver a ver más a las niñas, ni a mí. No vas a saber nada más de nosotros. No te preocupes, yo me voy a encargar bien de las niñas».
La Guardia Civil ha conseguido reconstruir sus pasos desde las nueve y media de la noche anterior, cuando llegó solo y en coche al puerto de Marina Tenerife.
En todos esos trayectos no hay ni una sola imagen de sus hijas. Tampoco ha quedado registro de que realizara ninguna llamada o enviara algún mensaje de whatsapp de interés para la investigación, además de las que mantuvo con su mujer y de otros a «amigos y círculo cercano». Todos recibieron aquella noche un mensaje de Gimeno que interpretan como una «despedida».
Gimeno no había aceptado la decisión de su mujer de separarse y tampoco que mantuviera una relación sentimental con un ciudadano belga. Trabajadores de un restaurante han declarado que en noviembre el hombre insultó y agredió a la nueva pareja de su ex mujer en presencia de ésta y de la niña pequeña. En diciembre, Gimeno amenazó a su ex pareja, que avisó a la Guardia Civil, aunque no quiso poner denuncia contra el padre de sus hijas.