los desafíos del jefe del Ejecutivo
La inmunidad
«El estado de alarma es el pasado. Hay que mirar al futuro, y el futuro se llama vacunación, vacunación y vacunación». La sentencia es del martes, en la Moncloa. El presidente del Gobierno quiere marcar a fuego que no hay más prioridad que esa ahora mismo, porque solo la aceleración del proceso de inmunización puede convertirse en un pasaporte hacia la vuelta a la antigua normalidad y la recuperación económica. Pedro Sánchez imprime cada discurso con anuncios o palabras sobre la vacuna, y no por casualidad visitó ayer los laboratorios Rovi en Granada, desde donde la farmacéutica española colaborará con Moderna participando en la producción del principio activo de su suero, el ARN mensajero. Allí reiteró que España está en «línea recta» para conseguir la inmunidad de rebaño, el 70% de la población vacunada, a mediados de agosto.
La recuperación
El Gobierno insiste en que la segunda parte de la legislatura se juega en la economía. En cómo España gasta en los próximos tres años los 72.000 millones a fondo perdido que llegarán de Europa y en cómo afecta al bolsillo del ciudadano. Ello podría mitigar, confían en la Moncloa, el cataclismo en Madrid, que Sánchez en absoluto cree extrapolable al resto de España. El Ejecutivo ya trabaja con las comunidades para el reparto de las ayudas y, cara a la Unión Europea (UE), intenta trasladar la imagen de «estabilidad», de que la coalición funciona. Mensaje al que ayuda la nueva vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, que ha imprimido un estilo distinto a Unidas Podemos dentro del Gobierno. Del ruido con Pablo Iglesias en el Gabinete al «sosiego y tranquilidad» que Díaz quiere para el espacio morado. En la reactivación económica es fundamental el turismo (un 12% del PIB antes del covid).
Los aliados
En el Gobierno no están por ahora preocupados por la estabilidad parlamentaria. Reconocen que sufren para sacar adelante algunas iniciativas, pero al final prosperan, aunque los socios suelen quejarse por la falta de diálogo desde la Moncloa. El PNV es el aliado más estable. La relación con ERC está a la espera de cómo se resuelva la gobernabilidad en Cataluña. Y, por ahora, a menos de 15 días de que se disuelva de forma anticipada el Parlament si no hay investidura, la opción que prevén los socialistas como más probable es la de nuevas elecciones en julio. Si hubiera Gobierno en Cataluña, y en solitario como quiere ERC, el equipo de Sánchez lo prevé ya inestable. Otros comicios catalanes podrían retrasar otra vez la renovación institucional pendiente. El escollo principal es el relevo en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo mandato venció en diciembre de 2018, y con atribuciones recortadas.
La batalla interna
Las primarias para elegir al candidato de la Junta de Andalucía son el pulso definitivo entre Sánchez y la líder del PSOE-A, Susana Díaz. Ferraz ha bendecido a Juan Espadas, alcalde de Sevilla, como el rival de la baronesa. La pelea se presenta igualada y no habrá pistas hasta la votación, en primera vuelta, del 13 de junio. Espadas se presenta como el candidato de la «unidad» interna y de la renovación; Díaz se proyecta a sí misma como la aspirante «de la militancia» y la «izquierda» del partido. En Madrid, Ferraz nombró a una gestora tras la dimisión del secretario regional, José Manuel Franco. Pero no habrá nuevo líder hasta final de año, en el congreso autonómico ordinario, y Sánchez no ha señalado a su elegido. La dirección provisional aún no ha designado al portavoz interino en la Asamblea de Madrid, en lugar de Ángel Gabilondo. El 15, 16 y 17 de octubre se celebra en Valencia el 40º Congreso Federal del PSOE.