Casado busca que cale el «cambio de ciclo» y siga la absorción de Cs
Pablo Casado está viviendo estos días una dulce tregua tras la victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones a la Comunidad de Madrid del pasado 4 de mayo. «Ya nos tocaba». Es una de las frases más repetidas en el grupo parlamentario del PP y en los gabinetes de los altos cargos del partido.
El presidente de los populares no deja de repetir que ese triunfo ha abierto un «nuevo ciclo» en la política española, un camino que acabará con él en la Moncloa. Uno de sus objetivos es consolidar la absorción de Ciudadanos, tras su fracaso del 4-M, cuando no logró ni un escaño en la Asamblea de Madrid.
Fran Hervías, exsecretario de Organización de Cs, trabaja desde marzo en Génova, y una lista de altos cargos naranjas están dispuestos a dar el paso antes de las municipales y autonómicas de 2023.
El líder del PP se ha marcado controlar la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez en cuanto al reparto de los fondos europeos para propiciar la recuperación tras el fin del estado de alarma decretado por
Pablo Casado tiene la necesidad de que cale que el 4-M es un punto de inflexión, como lo fueron para José Luis Rodríguez Zapatero los recortes en gasto social que tuvo que llevar a cabo empujado por Bruselas en mayo de 2010. El nombre del expresidente fue el hilo conductor de varias intervenciones del miércoles en el Congreso de los dirigentes del PP. El jefe de la oposición sabe que no tiene fácil que se refleje en la Cámara baja ese «cambio de ciclo» que él defiende, porque la mayoría parlamentaria, mientras Podemos y los independentistas apoyen a Sánchez, le es desfavorable. Más factible ven en la dirección nacional del partido que «las propuestas y las ideas vayan calando en los ciudadanos». «Cuando la dinámica cambia, como le pasó a [Mariano] Rajoy en 2010 con Zapatero, los medios y tus votantes empiezan a escucharte más, porque te ven cerca de la Moncloa», augura, optimista, un fontanero de Génova.
El líder del PP, Pablo Casado, durante una visita a la Terminal Marítima de Zaragoza, ayer.
la pandemia. Casado ha pedido a diputados y senadores que conformen un grupo con el fin de «auditar» la concesión y el seguimiento de ese dinero a las empresas. Todo está pensado para quitar trascendencia a la gestión del Gobierno.
El líder del PP cogió las riendas del partido después de una traumática moción de censura y con numerosos casos de corrupción como lastre. Ahora, en julio, llegará a su tercer aniversario como presidente de los populares con un ánimo muy
El sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y otras encuestas previas a las elecciones madrileñas del pasado 4 de mayo señalaron que Isabel Díaz Ayuso convencía a antiguos votantes de Ciudadanos, que al final no logró obtener ni un escaño en la Asamblea de Madrid, y que también podía ganarse a electores que, en las generales de noviembre de 2019, apostaron por Vox. Atraer apoyos a diestra y siniestra (centro) no es fácil, admite un miembro del equipo de Casado, pero el líder del PP cree que él tiene el camino hecho para absorber el espacio de Cs después de su ruptura con Vox de octubre. Respecto a la ultraderecha, el análisis de Génova es que esa formación consolidará un «voto residual». La labor legislativa, con las habituales medidas para denunciar las subidas de impuestos y proteger a los autónomos, se hará también pensando en captar la atención del votante de centro.
diferente al que tenía hace solo 65 días, cuando venía de hundirse en las elecciones en Cataluña del 14 de febrero y la alianza del PSOE y Cs intentó torcerle el brazo en los gobiernos autonómicos de Murcia y Castilla y León.
La operación fracasó y propició los comicios anticipados en Madrid, donde Díaz Ayuso logró más votos que Esperanza Aguirre en 2011. Ayuso aglutinó 1.620.213 papeletas, frente a las 1.548.306 de Aguirre hace una década. Y eso que la dirigente popular madrileña ha tenido que competir con Vox.
Con la suspensión de las reglas fiscales europeas por la pandemia de coronavirus, el Gobierno de coalición ha podido elevar el gasto social sin temer el reproche de Bruselas. Tal benevolencia, sin embargo, tendrá fecha de caducidad. En principio, esa flexibilidad se mantendrá a lo largo de todo el año 2022, lo que supone un respiro para Sánchez. El presidente del Ejecutivo confía en que esta nueva filosofía, sumada al apoyo del Banco Central Europeo en la compra de deuda, la vacunación y la llegada de los fondos europeos relancen la economía y eso le permita encarar la convocatoria de las próximas elecciones generales con energía. Ya ha dicho que su intención es agotar la legislatura, hasta enero de 2024. Fuentes del entorno de Casado señalan que su tarea será subrayar la buena gestión que hacen las comunidades con las vacunas y «supervisar» cómo se reparten los fondos.
La convención que los populares preparan para el próximo octubre, el poder autonómico y la potente red del Partido Popular Europeo (PPE) deberían ayudar a Casado a conformar la imagen de un líder que está ya preparado para ser alternativa.
Pero antes de intentarlo de nuevo, Casado tiene también desafíos importantes que superar: capitalizar el éxito de Díaz Ayuso en los comicios del 4-M, consolidar la absorción de Cs, la vacunación y los fondos europeos y pacificar el partido.
HLas primarias para elegir al sucesor de Rajoy, en 2018, dejaron heridas que aún supuran. El partido se dividió entre los que apostaban por Soraya Sáenz de Santamaría, la valida del expresidente, y Casado, vicesecretario de Comunicación. El nuevo líder decidió «renovar por la base» y propuso empezar por los congresos provinciales. Los malpensados pueden creer que así se asegura que en todos los niveles hay personas de su confianza, a quienes Casado podría pedir justa correspondencia en un congreso nacional, si algún dirigente quisiera moverle la silla. El secretario general, Teodoro García Egea, y la vicesecretaria, Ana Beltrán, son los encargados de «pacificar» el partido. El 61% de las provincias ya han sido renovadas y en casi todas se ha votado a un solo equipo propuesto, salvo en Sevilla, Vizcaya y Lanzarote. Una vez pasen los congresos regionales, el proceso debería acabar a mediados de 2022.
Mientras continuaba ayer la espiral de violencia entre Israel y las milicias palestinas, con una brutal ofensiva desde el aire que dejó más de 122 muertos (entre los que se encuentran 31 niños), Toni Cantó publicó un polémico tuit mostrándo su apoyo al Estado judío. «¡Ánimo, Israel!», escribió el expolítico de Ciudadanos y actual miembro del PP, en respuesta a un vídeo publicado por la asociación Acción y Comunicación sobre Medio Oriente (ACOM), dedicada a reforzar la relación entre España e Israel.
Las reacciones no se hicieron esperar y Cantó levantó una oleada de críticas que le situaron en el primer puesto en la lista de tendencias de Twitter en España. También entró en esa clasificación el adjetivo «miserable» con el que muchos usuarios calificaron a Cantó. Algunos criticaron la contradicción del expolítico de Ciudadanos, que en 2012 publicó un tuit para pedir el reconocimiento del Estado Palestino, y le tildaron de chaquetero».
HEl éxito de Ayuso
Las fugas naranjas
Los fondos europeos
Pacificar el partido
Dirigentes de JxCat afearon a su secretario general, Jordi Sànchez, la promesa –de la que el partido se ha desdicho– de facilitar la investidura de Pere Aragonès aunque Junts y ERC no llegaran a un acuerdo de Gobierno. Según ha podido saber este diario, el malestar ha sido trasladado a Sànchez y es compartido por destacados dirigentes que consideran la promesa un error absoluto, un tiro en el pie táctico que, además, no fue objeto de un acuerdo previo de la ejecutiva del partido de Carles Puigdemont.
«No se pueden decir cosas que no se han hablado», apunta una fuente. «Sànchez se precipitó, porque significó empezar a negociar con una mano atada», describe otro dirigente. Junts afirma ahora que nunca prometió lo que prometió.
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