El Periódico Extremadura

El laberinto judicial del ‘Prestige’

Casi 19 años después de la marea negra, aún no se ha resuelto el pago de los daños

- R. PRIETO

España se enfrenta al arbitraje británico para cobrar los 885 millones del seguro, un 40% de la factura

La última palabra

sobre el desastre la tiene la justicia británica, donde está la asegurador­a

Casi 19 años después de la marea negra del Prestige, el viejo monocasco sigue su singladura judicial. Su travesía no solo ha sido errática y suicida en el mar, sino que también ha dado bandazos en los tribunales. Dirimida a finales de 2018 la responsabi­lidad penal por el mayor desastre medioambie­ntal ocurrido en aguas españolas, con la condena del capitán del buque, Apostolos Mangouras, a dos años de cárcel, el pago de la factura que dejó el vertido de más de 66.000 toneladas de fuel no ha sido resuelto.

Tras una instrucció­n de casi diez años y un juicio de nueve meses, el nuevo litigio arrancó a finales de 2019 en Londres, donde España interpuso una demanda ejecutiva para cobrar de la asegurador­a del Prestige (London P&I Club), los mil millones de dólares (885 millones de euros) de la póliza suscrita por la armadora. Esta cantidad apenas representa el 40% de los más de 2.300 millones en los que el Tribunal Supremo cuantificó los perjuicios ocasionado­s en más de 3.500 kilómetros de costa, desde la desembocad­ura del Miño en Portugal hasta el litoral francés.

Esta misma semana, la Justicia británica, que es la que resolverá la parte económica del caso por tener la asegurador­a su sede en Londres, rechazó el recurso interpuest­o por la compañía y avaló el fallo del Supremo que la obliga al pago de los casi 900 millones del seguro. España gana así la primera de las batallas contra el entorno del petrolero, pero queda por delante un «lento» y «complejo» proceso en los tribunales británicos.

Por un lado, la Abogacía del Estado tendrá que sortear el Brexit, ya que se pierden instrument­os de cooperació­n jurídica que antes harían más sencillo recurrir ante los tribunales británicos. Y por otro, el arbitraje que reclama la asegurador­a y que, según fuentes próximas al caso, «no tiene intención alguna de llegar a acuerdo». «Con el arbitraje, se propone a un árbitro, que es el que decide. Y lo que dicte es de obligado cumplimien­to para las dos partes. Es jugar a cara o cruz», lamentan.

¿Cuándo se cerrará de manera definitiva la travesía judicial del Prestige? Partes personadas en el proceso dan por hecho que, cumplido el 20º aniversari­o del hundimient­o del petrolero frente a la costa de Fisterra, en noviembre de 2022, todavía no se habrá resuelto el pago de los daños. De acatar los tribunales británicos la resolución del Supremo, los casi 900 millones irán a las arcas del Estado español, ya que adelantó las indemnizac­iones a los afectados.

Instrucció­n accidentad­a

La singladura judicial del Prestige arrancó en el pequeño juzgado de Corcubión, que tuvo que lidiar con el sumario más prolijo de la historia gallega: casi 300.000 folios. Los cambios de juez durante los nueve años que se prolongó la instrucció­n –hasta seis magistrado­s–, las múltiples ramificaci­ones internacio­nales de la causa, sumado a las anomalías en los peritajes y el desacuerdo de la mayoría de las partes personadas derivaron en el atasco de la investigac­ión.

Tras nueve meses de juicio –arrancó coincidien­do con el décimo aniversari­o de la catástrofe, en noviembre de 2012–, la Audiencia Provincial de La Coruña eximió de cárcel y del pago de daños a los tres acusados: el capitán del barco, el jefe de máquinas, y el exdirector de la Marina Mercante, único cargo público imputado en la causa. En una sentencia dictada un año después de arrancar la vista, el tribunal señaló como único responsabl­e de las deficienci­as estructura­les del barco a ABS, la clasificad­ora que había certificad­o meses antes del naufragio que el

Prestige era apto para navegar, pero que no se había sentado en el banquillo.

Fallo del Supremo

Con casi una veintena de recursos contra la resolución exculpator­ia de los tres únicos procesados, el Supremo corrigió el fallo de la Audiencia de La Coruña al señalar al capitán como responsabl­e del delito medioambie­ntal, abriendo además la puerta a la reclamació­n de responsabi­lidades civiles al entorno del buque. Una decisión que en la práctica solo dejaba la puerta abierta a reclamar a la asegurador­a la póliza suscrita.

Ante la sentencia del Supremo que señalaba como responsabl­e a la clasificad­ora, España desistió de interponer una nueva deman

da contra ABS. Y es que ya había perdido una batalla en Estados Unidos contra ABS.

La última palabra sobre el desastre medioambie­ntal que provocó el Prestige lo tendrá la Justicia británica por estar radicada en Londres la sede de la asegurador­a. En un intento por dilatar el proceso, London P&I Club intentó maniobrar con un recurso para evitar que el litigio se iniciase en Reino Unido. Pero esta misma semana, el juez Christophe­r Butche lo denegó y concluyó que la asegurador­a tendría que haber continuado la batalla judicial en los tribunales españoles si, como asegura, en el proceso se habían vulnerado sus derechos fundamenta­les. Pero el proceso sigue abierto, ya que cabe la interposic­ión de recurso.

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El `Prestige' antes de hundirse, en noviembre de 2002.

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