La carrera de las variantes
Menos del 1% de b los casos detectados en los últimos 6 meses se corresponden al linaje original La pandemia del b covid se encuentra ahora mismo en manos de las mutaciones emergentes extendidas por todo el mundo
La variante original del coronavirus que hace poco más de un año brotó en la ciudad china de Wuhan está al borde de la extinción. La panorámica global del virus muestra que el linaje primogénito prácticamente ha desaparecido del mapa. Menos del 1% de los casos globales detectados en los últimos seis meses se corresponden al «coronavirus original». El virus ha ido abriéndose paso de la mano de las variantes emergentes; unas versiones del coronavirus que por culpa (o gracias) a las mutaciones que incorporan han logrado expandirse más y mejor por el mundo. La pandemia ya es una carrera de variantes.
En España, por ejemplo, el linaje original del coronavirus apenas penetró. Según ilustra la plataforma Covidtag, dedicada al seguimiento de las variantes del coronavirus en España, la primera ola de la pandemia se articuló a través de diferentes variantes (como la A.2 identificada en España y la B.1 de origen italiano). La segunda, en cambio, fue protagonizada por la variante europea (B.1.177), que se expandió por el continente a partir de la apertura de fronteras del verano de 2020. Pero a partir de enero de 2021, la variante británica (B.1.1.7) desplaza a su predecesora, marca el pico de la tercera ola y se mantiene hasta la actualidad.
El surgimiento de variantes también se traduce en una carrera entre linajes para ver quién se hace con más terreno. «Todo depende de factores biológicos y sociales», resume Roger Paredes, investigador principal del Grupo de Genómica Microbiana de IrsiCaixa. El caso de la variante británica en España es un ejemplo. Aunque el linaje ha desplazado al anterior, esto no se ha traducido en un aumento exponencial de casos. ¿Por qué? «Porque cuando esta variante irrumpió se aplicaron medidas de contención mucho más estrictas», resume el científico citando un estudio liderado por Clara Prats.
Ahora que las variantes emergentes acaparan titulares, el investigador Marc Noguera, uno de los responsables del proyecto Covidtag, recuerda que se necesita mucha investigación para saber el impacto de una variante. «Todavía es pronto para saber si la variante india es responsable de la segunda ola en el país. Cuando hacemos este tipo de balances es tan importante hablar del virus como de las medidas de prevención que se hayan tomado (o dejado de tomar)», comenta el científico.
La aparición de mutaciones y variantes forma parte del proceso natural de evolución del virus. Igual que ocurría en los manuscritos medievales, cada vez que un virus salta de un lugar a otro se produce una copia del mismo. Si en uno de estos saltos se cuela un error, la errata también se acaba transmitiendo copia tras copia. Cuantas más duplicados haya, más probabilidades de que se cometan erratas.
En su año y medio de vida, el coronavirus SARS-CoV-2 ha dado al menos 160 millones de saltos (tantos como contagios diagnosticados hasta la fecha) así que, como cabría esperar, se ha transformado por el camino. La buena noticia es que el coronavirus ha mutado poco. «Menos de lo que mutan otros virus como el de la gripe o el VIH», ilustra Noguera. «Se estima que, de media, desde que empezó la pandemia se han generado unas dos mutaciones al mes», añade el investigador. En esta línea, recalca, hay variantes que incorporan 20 mutaciones, pero de estas tan solo hay dos que resultan preocupantes y 18 más que pasan desapercibidas.
Cada país tiene desplegado su sistema de vigilancia genómica del SARS-CoV2. Según explica Noguera, la manera más fiable para saber qué linajes están circulando son las pruebas de secuenciación genética. Pero dado que estas herramientas son muy complejas, solo se analiza una parte representativa de las muestras recogidas.
En España, por ejemplo, se han secuenciado casi 23.000 casos. «A partir de la detección de la variante británica se ha hecho un esfuerzo para secuenciar más. Mientras el verano pasado se estudiaban unas 200 muestras a la semana, ahora estamos en las 1.000 semanales», explica el científico.
El surgimiento de mutaciones, variantes y cepas de coronavirus preocupa porque cambia las cartas sobre la mesa. Y esto podría poner en jaque las actuales herramientas de las que disponemos para intentar frenar la pandemia. «El peligro de las variantes emergentes también nos obliga a plantear la lucha global contra la pandemia», esgrime Paredes.
La irrupción de la variante británica en España desplazó el linaje europeo
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