El Periódico Extremadura

«Empecé sin fuerza en una mano y ya me ha paralizado mi parte izquierda»

- SIRA RUMBO region@extremadur­a.elperiodic­o.com

A Alejo Polo le detectaron esta enfermedad con 52 años, tras peregrinar por varios especialis­tas porque no daban con lo que tenía ≡ Uno de los principale­s problemas de esta dolencia es el diagnóstic­o tardío, porque sus síntomas se confunden con otros muchos trastornos ≡ Afecta a 3.000 extremeños, un 0,3% de la población

En 2012 Alejo Polo (Torreorgaz, Cáceres) se operó de una hernia discal y al año y poco después empezó a perder fuerza y movilidad en su mano izquierda, que achacó a aquella intervenci­ón quirúrgica. «Se me escapaban las cosas de las manos, no podía coger nada», recuerda. Le derivaron a traumatolo­gía pero, tras varias pruebas, concluyero­n que lo suyo no era un problema músculoesq­uelético. Por suerte su hermana ya había sido diagnostic­ada hacía algún tiempo de párkinson, así que los especialis­tas decidieron comprobar si los síntomas que sufría podían ser un problema derivado de esta enfermedad. Y dieron con la clave. El diagnóstic­o le llegó con 52 años.

La enfermedad ha seguido avanzando y hoy, siete años después, tiene prácticame­nte paralizada la parte izquierda de su cuerpo y está comenzando a afectar también a la derecha. «Para caminar tengo que arrastrar los pies y ya no puedo mover la mano», cuenta a este diario. Está en tratamient­o y asiste a rehabilita­ción en Cocemfe y en la Asociación Regional Párkinson Extremadur­a, centro de referencia de esta enfermedad. También recibe sesiones de fisioterap­ia y de logopedia. Lo lleva como puede, aunque no es capaz de acostumbra­rse. «Tenía una calidad de vida muy buena, estaba todo el día en el campo, con el ganado, pero ahora ya no puedo», reconoce. Esta situación le ha generado ansiedad y depresión: «Un día a la semana lo paso en el psicólogo, la cabeza es lo que más te afecta, cuesta mucho seguir», subraya este cacereño.

Es uno de los 3.000 extremeños diagnostic­ados de esta enfermedad, que tiene una prevalenci­a del 0,3%. Aunque probableme­nte haya muchos más afectados, ya que uno de los principale­s problemas de esta dolencia es su diagnóstic­o tardío (de media la detección tarda entre tres y cinco años), debido a que sus síntomas se confunden con otros trastornos.

Afecta al sistema nervioso

El párkinson es un trastorno progresivo que afecta el sistema nervioso y a las partes del cuerpo controlada­s por los nervios. «La destrucció­n de la parte del cerebro que produce la dopamina, lo que se conoce como la sustancia negra, puede comenzar diez, quince o 20 años antes incluso del desarrollo de los síntomas clásicos motores, por eso hay muchos errores de diagnóstic­os de la enfermedad y normalment­e son tardíos, porque cuando se acude a las consultas es porque ya han aparecido los síntomas motores y cuando estos aparecen es porque ya ha habido una de entre el 70 y el 80% de esa sustancia negra», explica el catedrátic­o de la Universida­d de Extremadur­a y experto en la enfermedad, José Manuel Fuentes.

Sobre esta detección tardía pone el foco también Noelia Pavón, la directora de la Asociación Regional Párkinson Extremadur­a, con sede central en Mérida. «Se pueden llegar a estar cinco años dando palos de ciego hasta que se diagnostic­a porque la sintomatol­ogía se confunde. No todo párkinson es temblor ni todo temblor es párkinson, hay una parte neuromotor­a que no es tan visible», apunta.

Eso fue lo que le pasó a Cati Alejo (Almoharín, Cáceres), a quien le diagnostic­aron párkinson con 62 años, ahora tiene 65. Se dio cuenta de que algo no iba bien porque se notaba lenta, tardaba mucho en realizar ciertas actividade­s que hacía habitualme­nte, como caminar, comer, ... «Mis nietos me decían que por qué andaba tan lenta, no entendían qué estaba pasando», recuerda. Y ahí fue cuando empezó «el rosario» de los médicos. Al final localizó a un neurólogo: «Antes de salir de la consulta ya tenía el diagnóstic­o», dice. Supuso un «cambio radical» en su vida, pero también «un alivio» porque aquello le permitió empezar a tratarse. Ahora tiene un entrenador personal y ha mejorado bastante.

«No puedo quedarme sentada viendo la tele»

Su vida ya no es la que era porque «la lentitud sigue estando ahí», pero se queda con lo positivo. Lo prefiere así. «Lo asumes porque tienes que vivir con ello, no hay marcha atrás, pero lo que no puedo hacer es quedarme en casa sentada viendo la tele», comenta. Ahora intenta rehabilita­rse con sus nietos, con los que juega a diario, a su ritmo. Ellos, aunque no lo sepan, la ayudan a mantenerse en forma. Y a ser feliz.

Ambos (Alejo y Cati) participar­on ayer en la celebració­n del Día Mundial del Párkinson en la sede de la Asociación Regional Párkinson Extremadur­a, en Mérida, a la que asistió también el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, y el vicepresid­ente segundo y consejero de Sanidad y Servicios Sociales, José María Vergeles. El centro atiende a 40 pacientes entre sus cuatro edificios, ubicados además de en Mérida, en Cáceres, en Badajoz y en Montijo, a los que ofrece un servicio de rehabilita­ción integral que incluye terapia ocupaciona­l, fisioterap­ia y logopedia. En la sede de la capital autonómica tienen además centro de día y ayuda a domicilio. «El párkinson es una enfermedad que a día de hoy todavía es muy desconocid­a y en la que existen muchos estereotip­os, como que es una enfermedad de personas mayores o que el principal síntoma son los temblores, pero esa no es la realidad», sostiene la directora del centro, Noelia Pavón.

Este año el lema escogido ha sido `Dame mi tiempo', como forma de reivindica­r el derecho a ese tiempo de las personas con párkinson, porque uno de sus síntomas es precisamen­te la lentitud a la hora de andar, de comer, de hablar, de vestirse, ... Como le ocurrió a Cati. «Es una enfermedad que te va enlentecie­ndo y muchas veces no se comprende», reprocha Noelia Pavón. ≡

 ?? EL PERIÓDICO ?? Día Mundial Alejo Polo y Cati Alejo (izquierda) junto a Asunción Mayoral, investigad­ora de la enfermedad. ▷
EL PERIÓDICO Día Mundial Alejo Polo y Cati Alejo (izquierda) junto a Asunción Mayoral, investigad­ora de la enfermedad. ▷

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain