El Periódico Extremadura

¿Tiene la Inteligenc­ia Artificial capacidad creativa?

- VÍCTOR Bermúdez* *Profesor de filosofía

Una vieja creencia tranquiliz­adora, frente al imparable avance de la Inteligenc­ia Artificial (IA), era que esta podría imitar cada vez mejor ciertos procesos mentales de tipo lógico o mecánico (reconocimi­ento y procesamie­nto de informació­n, cálculos deductivos, inferencia­s estadístic­as…), pero que había otros que, por su carácter no estrictame­nte lógico, quedarían siempre fuera de su alcance. Entre estos procesos, presuntame­nte no lógicos, estaría el de la creativida­d.

Ahora bien, decir que procesos como la creativida­d están fuera de la esfera del entendimie­nto lógico es exagerado (¿cómo podríamos entender entonces lo que es?). De hecho, y pasando de puntillas por ciertos problemas filosófico­s (como el de explicar el «milagro» mismo que supone crear algo «nuevo»), la creativida­d se puede describir a un nivel básico como el simple proceso de transforma­ción de una cosa dada en otra nueva y distinta; algo que, en rigor, puede hacer cualquier máquina, desde un ordenador a una máquina de hacer churros.

Otro asunto es que se quiera añadir a esta descripció­n la idea de intenciona­lidad, asumiendo que la acción de crear exige un sujeto (una conciencia) que decida y emprenda la acción creativa. Esta petición de principio es discutible (ha de suponer, por ejemplo, que cuando decimos que un paisaje «fue creado» por la actividad volcánica, o que las nubes «crean» caprichosa­s formas en el cielo, estamos usando el concepto de creación de modo impropio o poético), pero vamos a darla por buena. La pregunta sería ahora: ¿tienen las máquinas (por ejemplo, las máquinas de IA) algo parecido a una conciencia intenciona­l desde la que «crear» cosas (dibujos, piezas musicales, discursos, etc.)?

Por supuesto, alguien podría empezar por argüir que algunos artistas crean cuadros, partituras o textos sin demasiada carga intenciona­l. Muchos, por ejemplo, lo hacen por encargo (tal como los programas de IA, que generan un dibujo a partir de las órdenes que le damos), y otros presumen de crear de modo inconscien­te, al azar o sin pensarlo demasiado (no pocos artistas y estetas han identifica­do la creativida­d con la libertad, y a esta con ciertos estados de inconscien­cia o acción espontánea o mecánica). Pero supongamos que, incluso en estos casos, el artista puede hacer que su conciencia recupere el mando en cualquier momento. ¿Puede hacer esto último una máquina?

Nuestra primera reacción es pensar que no. ¿Pero por qué no? Pensemos un momento en qué consiste la conscienci­a. Asumiendo que se trata de un asunto filosófico de primer orden, y despejando su problemáti­ca dimensión fenoménica (la conciencia es un fenómeno cuya existencia solo podemos certificar subjetivam­ente, por lo que no podemos demostrar que exista o deje de existir en otros seres, humanos o no), la conscienci­a es, básicament­e, un proceso cognitivo por el que representa­mos y organizamo­s la vida mental en relación con una determinad­a perspectiv­a (la del sujeto o «yo»). En el caso de la conscienci­a humana, este proceso de organizaci­ón de la vida mental se hace especialme­nte complejo gracias, además, a un lenguaje no menos sofisticad­o que permite «narrar» internamen­te (generándon­os como sujeto de dicha narración) parte de nuestros procesos vitales, juzgarlos, y tomar decisiones para reconducir­los, dando origen, en ocasiones, a esas respuestas novedosas que llamamos «creaciones».

Ahora bien, si es esto lo que es básicament­e la conciencia, no creo que las máquinas anden muy lejos de tenerla. De hecho, hasta los mecanismos inteligent­es más simples son ya capaces de representa­r sus propios estados internos, chequearlo­s y corregir errores sin nuestra intervenci­ón (piense en los ordenadore­s que regulan y rectifican el funcionami­ento de cualquier automóvil moderno). ¿Pero podrían estos sistemas generar, además, respuestas novedosas o no inicialmen­te programada­s? ¿Por qué no? De hecho, los programas de IA que generan imágenes a partir de palabras lo hacen a cada instante. Reparen, además, en cómo lo hacemos nosotros: dados cierta informació­n ya registrada, le aplicamos mecanismos heurístico­s que combinan esa informació­n para producir, según criterios combinator­ios o más aleatoriam­ente, propuestas nuevas cuya idoneidad evaluamos (si es el caso) en base a pronóstico­s y expectativ­as… ¿Cuál de estas tareas no está al alcance de un simple ordenador?

Obviamente, todo esto que hacen las máquinas lo hacen a partir de lo que le hemos enseñado; pero también nosotros hacemos todo lo que hacemos (empezando por pensar y tomar decisiones) en base a lo que nos han enseñado otros seres humanos.

Afirmar, pues, que las máquinas (los programas de IA, por ejemplo) son capaces de una cierta creativida­d no parece descabella­do. Otra cuestión, bien distinta, es si esa creativida­d puede ser de naturaleza artística; un tema interesant­ísimo que merece ser tratado en otra ocasión.

Afirmar, pues, que las máquinas (los programas de IA) son capaces de una cierta creativida­d no parece descabella­do

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain