Cuentos indios que no chinos
En primer lugar, y aunque nada tenga que ver con el artículo de esta semana, mostrar mi más absoluto desprecio por algún programa televisivo, al permitir su emisión, al canal por no censurarlo y profunda lástima por los creadores y presentadores, a los que no pienso dar publicidad en honor a su cobardía, falta de respeto e ignorancia.
Bueno, a medida que nos acercamos a las elecciones de mayo, primera cita con las urnas y posible desencadenante de todos los males habidos y por haber, historias de amor y desamor, trasvase de listas, candidaturas, siglas y cuentos, algunos chinos y otros de hadas, también se ha colado un cuento indio, no de la India, concretamente un cuento Sioux, que puede venir muy bien a estas alturas de preprecampaña, y no es una errata.
Dícese de una pareja de enamorados que muy preocupados acudieron al alto de las Colinas Negras a visitar al chamán de la tribu. Su temor era que su idílica historia de amor desapareciera con el tiempo, pidiéndole un hechizo o pócima para perpetuarlo.
El sabio chamán, le pidió al joven guerrero que subiese a la montaña más alta y cazase el águila más hermosa que encontrase para llevarlo a su presencia a la tercera luna. A la joven y bella india le pidió que subiese a la montaña más alta y cazase al más fuerte halcón para traerlo a su presencia a la tercera luna. Ambos así lo hicieron y se encontraron en las Colinas Negras a la tercera luna como les había indicado el chamán.
Una vez allí, el chamán ató una de las patas del halcón a una de las patas del águila. Acto seguido ambas aves intentaban volar pero caían una y otra vez, siendo su desesperación tal que acabaron picoteándose la una a la otra. Acto seguido el chamán desató las patas de las aves y ambas volaron juntas.
Con esto, el chamán, sentenciaba que el secreto no era ni pócima ni hechizos, que bastaba con volar juntos pero no atados, pues el amor une pero no encadena y cuando encadena sólo genera ira, rencillas y daño mutuo.
No me negarán que el cuento indio además de bonito es aplicable a multitud de situaciones todo lo contrario del origen de la expresión cuento chino, de cuando estos últimos venían a trabajar a través de un contrato cuya letra ni entendían ni comprendían pero que a viva voz se les contaba como un cuento de hadas, cuando en verdad al firmarlo, se condenaban a trabajar para poder subsistir endeudándose de por vida.
Pues bien esa es la diferencia entre un cuento indio, que no de la Inda y un cuento chino, no originario de China, pero con el que se engañó a muchos chinos, o al menos se procuraba.
El amor une pero no encadena y cuando encadena sólo genera ira, rencillas y daño mutuo