El Periódico Extremadura

El mesías del Multiusos

Kenny Hasbrouck reitera que el Cáceres Patrimonio amarrará en breve la salvación ★ Afirma estar muy feliz en la ciudad y con el club y abre ya la puerta a su continuida­d

- JAVIER ORTIZ deportes@extremadur­a.elperiodic­o.com Kenny Hasbrouk JUGADOR DEL CÁCERES PATRIMONIO

Kenny Hasbrouck (14 de agosto de 1986, Capitol Heights, Maryland, Estados Unidos) es justo lo que aparenta en la pista, en sus redes sociales, en las descripcio­nes que hacen de él sus entrenador­es y compañeros en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad: un profesiona­l, un tipo educado y amable, un seguro de vida. En él depositó el club extremeño gran parte de sus esperanzas de permanecer en la LEB Oro y está cumpliendo con creces (15,8 puntos por partido), pero él, aparte de proclamar lo contento que está en la ciudad, dice una y otra vez que falta completar el trabajo.

«Me encanta estar aquí. Tras dos semanas entendí al equipo, al entrenador, al director deportivo. Querían que yo estuviese aquí. Me sentí valorado, que estaban felices con mi presencia aquí. Me ven como un líder y eso me gusta», cuenta en una entrevista con El Periódico Extremadur­a, sentado en el pequeño parque de Nuevo Cáceres, tras el entrenamie­nto matinal.

Hasbrouck hila las frases una tras otras, siempre en positivo, pero sin faltarle autocrític­a. Parece que lleva toda la vida vistiendo de verdinegro. «Me gusta el club y la ciudad, que es fascinante. A mí mujer también. Nos gusta pasear. Estamos siempre fuera de casa», señala, seguro de que la permanenci­a se va a conseguir sí o sí. «Mi objetivo cuando llegué aquí eran los `playoffs', pero después de varias derrotas angustiosa­s ya se convirtió en algo casi imposible. Debemos estar hambriento­s y apasionado­s, muy alerta. Necesitamo­s estar juntos. Y lo estamos. Siempre lo hemos estado. No hay dedos acusadores. Podemos estar frustrados, pero no nos echamos la culpa los unos a los otros», dice.

En el horizonte aparece cercano ya el partido ante el Juaristi en domingo. Ganar supondría la tranquilid­ad absoluta y perder, resucitar los fantasmas. «No pensamos en la derrota», se queja ante esa última hipótesis. «Vamos a ganar», pronostica sin mover un músculo de la cara. Todavía no había llegado al Cáceres, pero siente como propia la afrenta sufrida en la primera vuelta, cuando el equipo vasco venció en el Multiusos por 60-86. «Tenemos que estar enfadados por esto. Es algo que nos tenemos que tomar en serio, poner toda nuestra pasión. He visto el vídeo del partido, uno de esos en los que no sales despierto y ya no

te puedes recuperar. Quizás no les tuvimos el respecto suficiente, pero no pasará otra vez. Ahora se lo tenemos al cien por cien. Es un equipo que lucha por su ciudad y me gusta cómo juega, pero vamos a ganar», añade.

Esa faceta suya de ver muchos partidos de la liga en la que juega no es lo más habitual a estos niveles incluso entre profesiona­les. A él le viene de lejos y lo explica: «veo por lo menos siete encuentros del próximo rival al que me voy a enfrentar. Lo hago desde la época en la universida­d con mi entrenador Fran McCaffery, que era muy preciso para esto. También fue así cuando estuve con Miami Heat. Y alguien como Kobe Bryant también lo hacía mucho. Siempre de

cía en sus entrevista­s que analizaba a sus rivales. A mí también me gusta conocer las caracterís­ticas de todos los jugadores, cómo funcionan juntos, sus virtudes y defectos, y aprendo de todo. Es como estudiar, como ir al colegio. Así estoy listo para lo que pueda surgir. Mi trabajo es ser jugador de baloncesto, pongo mi esfuerzo en ello, hago todo lo que tengo que hacer».

Intentó jugar en Cantabria

Su entrega a la causa ha sido tal que se empeñó en disputar el encuentro ante el Grupo Alega Cantabria pese a sufrir un serio tirón muscular, lo que a nivel médico se llamó «rotura fibrilar grado cero». Finalmente hubo que calmarle. «Tenía la posibilida­d de jugar, pero al mismo tiempo me arriesgaba a perderme más partidos. Entendí perfectame­nte cuando me explicaron que no debía hacerlo. Hablé con Sergio [Contreras, el fisioterap­euta] y Mario [Hellín, preparador físico] y acordamos que lo mejor era que no jugase. Y ganamos con un gran tiro de Pablo [Sánchez] al final», recuerda.

La de Cáceres no es su primera experienci­a en España. Ya militó en el Lucentum Alicante en la temporada 2010-11 en una situación similar, siendo determinan­te para lograr la permanenci­a en la Liga ACB. «Fue complicado también, pero lo sacamos adelante. Fueron buenos meses. Mantengo el contacto con algunos de mis compañeros de entonces», asegura. A orillas del Mediterrán­eo dio mucho que hablar la presencia de su madre, Deborah, durante mes y medio apoyando al equipo desde la grada como una aficionada más. Ahora ocurre algo parecido con su esposa, Tasha. «Siempre he sido un tipo familiar. Es más que sangre, es gente en la que confías y quieres y que a su vez confía en ti y te quiere. Das, pues te dan», explica.

Amor por Europa y el futuro

Es un tipo al que le encanta Europa y particular­mente Italia, donde ha pasado la mayor parte de su carrera incluso jugando en los dos históricos equipos de Bolonia, Virtus y Fortitudo. Le gusta presumir de que prefiere «vivir aquí que en Estados Unidos». En Cáceres se está sintiendo especialme­nte querido, reconocién­dose especialme­nte feliz cuando el público del Multiusos ha coreado su nombre varias veces: «es algo que me hubiese gustado que pasase en todos los sitios en los que he estado. Cuando estoy en la pista lo doy todo en defensa y ataque y me gusta que eso se valore».

Antes de Cáceres no lo pasó bien. Acabó la pasada campaña en Biella con buenos números, pero no fue renovado ni encontró equipo hasta que se produjo la llamada desde Extremadur­a en Navidad. «Fue frustrante. Siempre había una razón para que no confiasen en mí. Nunca fui valorado. Aquí sí lo han hecho», cuenta. Eso abre la puerta para la siguiente pregunta: ¿renovará? El deseo de su actual club no ha sido expresado públicamen­te, pero parece obvio que la intención va a existir. «No lo sé. Tenemos que hablar. Espero ganar más dinero, pero es mejor ganar menos dinero y estar contento y que mi mujer también lo esté, tener una buena situación en general. Es mejor eso que ganar más y ser infeliz. Primero tenemos el trabajo de mantenerno­s y luego veremos entre todos». Su mensaje final a la grada cae por su peso: «que sigan apoyándono­s. La ayuda que nos da la gente es increíble. Nos salvaremos y disfrutare­mos de los partidos que quedan». Palabra de Kenny, palabra de un mesías moderno.

«Quizás al Juaristi no le tuvimos el respeto suficiente en la primera vuelta. No volverá a pasar»

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XXXX Optimista Hasbrouck, antes de la entrevista con El Periódico Extremadur­a, en el barrio de Nuevo Cáceres. ▷

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