El comercio, hundido
El turismo llena hoteles y bares pero por las tiendas pasa de largo: «Estamos descolocados», sostienen Extremadura perdió el año pasado 775 autónomos. De ellos, más de 400 eran dueños de un pequeño negocio
«Aquí estamos, mirando a la gente pasar y pagando el alquiler y los impuestos». Con esta frase contestó a la llamada de este diario el presidente de la Asociación de Comerciantes de Menacho y Calles Adyacentes, Félix Retamar. Fue de imprevisto, sin ni siquiera haber comenzado la conversación ni haberle explicado aún de qué trataba este reportaje, pero resume a la perfección la sensación del pequeño comercio de la región, que se resigna a mirar desde sus escaparates la explosión del turismo y la hostelería. Una masificación que a ellos no termina de llegarles. Ni tampoco se le espera.
Y es que esta pasada Semana Santa ha sido para el negocio de proximidad un deja vu de la campaña de Navidad. Una semana histórica para el turismo en Extremadura, con los alojamientos casi al 100% de ocupación, lo que ha generado una afluencia masiva en la hostelería: en muchos puntos de la comunidad como Cáceres, Mérida o el norte extremeño era imposible encontrar un hueco para comer sin haber hecho una reserva previa. En cambio, los visitantes han pasado de largo por las tiendas, incluso por las que están situadas en el centro de los municipios. Es exactamente lo mismo que lo que ocurrió las pasadas navidades, cuando tampoco había ni un hueco libre para las comidas y cenas de familiares, empresas y amigos en los restaurantes, pero el comercio no terminó de despegar.
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¿UN CAMBIO DE TENDENCIA? El sector lo achaca a un cambio de tendencia a consecuencia del coronavirus, que ha llevado al ciudadano a priorizar el ocio y la diversión frente a las compras: «La gente quiere salir a cenar o irse de viaje a la playa, pero le da igual salir con el vestido o el bañador del año pasado, no le importa que no tenga para comprarse otro nuevo, lo que quiere es salir. Ante un camgentaban bio de mentalidad de los clientes, ¿qué haces? No sabemos cómo actuar, estamos descolocados, porque no es que tu tienda en concreto no funcione, es que el sector en general no funciona», reflexiona la presidenta de la Asociación de Empresarios y Comerciantes de Cáceres (Aeca), Paqui Campos.
Este cambio de tendencia se refleja también en las estadísticas. Según el último informe publicado por la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), Extremadura perdió el pasado año 775 empleados por cuenta propia (699 hombres y 76 mujeres), que son los que sustentan el pequeño comercio. De ellos, más de 400 retiendas, según los cálculos de la Cámara de Comercio de Badajoz. Y según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en todo 2022 se disolvieron 339 sociedades mercantiles en la comunidad; otras 56 el pasado mes de enero. «El comercio tradicional es el eslabón débil de la cadena», apunta el vicepresidente de la Cámara pacense, Fernando Segador.
Lo que constata el sector es que el turista se mueve pero ya no se va de compras. «Las calles estaban a reventar pero eso no ha redundado en el comercio de Badajoz. El turismo no era de compras y la gente de la ciudad, que es la que podría haber comprado, se ha marchado fuera», comenta el presidente de la Asociación de Comerciantes de Menacho y Calles Adyacentes, Félix Retamar.
El sector observa un cambio de tendencia tras la pandemia: se prefiere el ocio y se prescinde de las compras
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POCA GENTE Lo mismo en Mérida, otra de las ciudades más turísticas por excelencia en la comunidad autónoma. «Sí que ha habido un `picoteo' de gente de fuera, pero para la afluencia que ha habido, no se ha notado tanta gente en las tiendas», reconoce la presidenta de la Asociación de Comerciantes Emérita Augusta, Chari Gallego. Se muestra sorprendida: «Nos gustaría saber qué es lo que está pasando para poderlo solucionar. En Mérida se han abierto tiendas nuevas, los comerciantes están haciendo cosas para dinamizar y hacer más atractivo el comercio,
... Pero no es suficiente y no sabemos cuál es la fórmula», se resigna. «Vivimos intentando mantenernos», añade esta comerciante.
Los alojamientos rurales en la región también han cerrado una buena campaña de Semana Santa, con el 90% de ocupación a nivel regional. El Valle del Jerte, en el norte de la provincia cacereña, ha sido una de las zonas más frecuentada por los turistas, al coincidir este año la fiesta del cerezo en flor con estos días de vacaciones. Los pueblos de la comarca estaban a reventar. Y eso se ha dejado notar en los comercios, aunque no todo lo que debería. «Ha habido una afluencia importante y se ha notado en las ventas, aunque es verdad que no tanto como los bares, que han tenido un crecimiento brutal», comenta la secretaria de la Asociación Empresarial Valle del Jerte, Angélica Moreno.
Igual en la mancomunidad Sierra de Gata, otro de los enclaves turísticos en esta época del año. En este caso, según indica la gerente de la Asociación de Empresarios Rivera de Gata, Carolina González, las únicas tiendas que se han beneficiado de esta masificación turística han sido las de alimentación, aunque los clientes se han gastado menos: «Ha bajado el tíquet medio por cliente en torno al 30%» porque han adquirido productos menos caros, dice. En el resto de sectores (textil, calzado, regalos, ...), prácticamente no ha redundado el turismo. «Había mucho público, mucha gente, pero no se ha notado un beneficio en proporción a esa afluencia», reconocen los empresarios de esta zona del norte de Cáceres.
/ INTERNET: UN COMPETIDOR El problema es que este cambio de tendencia viene a azotar a un comercio que ya estaba tocado, o al menos así lo entiende el sector. «Hay una debacle por las grandes superficies y la venta online», sostiene el vicepresidente de la Cámara de Comercio de Badajoz, Fernando Segador. Desde esta institución trabajan para mejorar el posicionamiento en internet de los pequeños negocios y potenciar su venta online. «Pero, a pesar de los esfuerzos, al final hay comercios que están desapareciendo», agrega.
Segador hace también autocrítica: el comercio necesita transformarse y convencerse de que internet es el futuro. « Muchos empresarios se sorprenderían de lo que son capaces de vender en internet porque tienes el mundo abierto a tus pies», sostiene. Él aboga por el mantenimiento del comercio tradicional pero convertido en algo «vivo y abierto y que sea capaz de explotar las competencias genéricas que tiene». El representante de Menacho, en Badajoz, va más allá: hay que especializarse. «Las tiendas que no se han especializado tienen un gran competidor en internet, hay que especializarse en un producto concreto para que lo que tú ofrezcas no sea tan fácil de encontrar online», argumenta.
Aunque también es necesario sensibilizar a las nuevas generaciones de lo que supone comprar en red: «La gente joven pide y pide a través de su teléfono móvil pero no se da cuenta de que eso va en su detrimento porque luego, cuando vayan a buscar trabajo, no lo van a tener. Hay que mentalizarlos de esto», sostiene el vicepresidente de la Cámara de Badajoz.
Y todo ello con un único objetivo: conseguir mantener este tipo de negocios. «Tengo la esperanza de que el comercio tradicional siga existiendo porque es muy importante. Donde no hay comercio deja de haber vida y servicios», advierte Fernando Segador.
Según el INE en 2022 se disolvieron 339 sociedades mercantiles y otras 56 este pasado enero