Ardor romero
Como cada año, pasando la Semana Santa comienzan a celebrarse romerías como la de la placentina Virgen del Puerto que celebramos hoy, cuando se cumplen tres siglos de la apertura de su santuario y también de otras que lo harán en breve, en las vecinas comarcas del norte cacereño.
Si el tiempo acompaña, que según está uno nunca se puede fiar, lo normal es pasar el día comiendo tortilla de patatas y tomando bebidas frías y, si se puede, acompañarlo con sabrosa carne asada cocinada en barbacoas, en Valcorchero o los alrededores de la ermita correspondiente, que cada localidad venere, rodeados de jaras y otras especies autóctonas florecidas y en su mayor apogeo primaveral, a pesar de las escasas lluvias abrileñas, tan necesarias por otra parte ya. Sólo si es posible claro, pues el peligro de incendios apriehacerlo ta y ha aumentado por todo el territorio en general, aunque en algunas zonas más que en otras, no deja de existir alto riesgo, como lamentablemente han demostrado los ocurridos recientemente en nuestro querido Valle del Jerte, en Navaconcejo y Casas del Castañar, dadas las condiciones atmosféricas que han obligado a adelantar la entrada en vigor de la temporada de incendios.
Por ello, la Junta de Extremadura recomienda evitar encender fuego y recuerda la prohibición de cuando la Agencia Española de Meteorología (AEMET) establezca un índice de riesgo alto, muy alto o extremo, sea en la fecha que sea, pudiendo tener acceso a esta información, para cada día concreto, consultando su página web. Y, además, prorroga hasta el veintitrés de abril la época de peligro medio en toda la región. Aunque es cierto que esta pasada semana han bajado las temperaturas con respecto a la anterior, las condiciones no favorecen el dispendio en este sentido en los
campestres, por lo que chorizos, pancetas y chuletas deberán de esperar para otras ocasiones.
Más aún, cuando a finales del mes pasado se realizó una hoguera en las cercanías del embalse jerteño usando una encina como pared, además de otra demasiado cercana también, causándole graves daños y constituyendo un delito medioambiental perseguido por la Guardia Civil. Sin duda, un atropello a la naturaleza repleto de insensibilidad y el más puro y cruel incivismo de quienes han llevado a cabo tremendo desatino.
Con lo que cuesta que cualquier árbol enraíce y los años que han de pasar para que se críe sano y salvo en nuestro medio ambiente, bien podríamos pensar en el futuro de los que vienen y vendrán y necesitarán el oxígeno que sus hojas produzcan y la sombra y frutos que pueda dar. Conciencia, humanos, no estamos solos.