Ayuso, el miedo de Feijóo
Ganar al PSOE en plazas claves y sacar pecho ante la baronesa son los dos retos en las elecciones de mayo del líder del PP, que teme que la presidenta madrileña dé la campanada
«Cualquier relevo este año destrozaría el partido», afirman fuentes del equipo de la presidenta
Alberto Núñez Feijóo, el hombre de las cuatro mayorías absolutas (en Galicia), tiene que demostrar (en Madrid) el 28 de mayo si vale tanto como dicen las encuestas. En las elecciones municipales y autonómicas se verá si el efecto Feijóo existe o es solo un espejismo fruto del trauma que vivió su partido hace ahora 13 meses. La misión del jefe de la oposición es doble: tiene que plantar cara al PSOE y también debe fortalecerse dentro del PP.
Entre los dirigentes del PP ya se habla de manera abierta del riesgo para Feijóo si el 28M el partido no consigue gobernar en ninguna comunidad autónoma nueva y, en cambio, Isabel Díaz Ayuso sí logra avanzar en Madrid y alcanza la mayoría absoluta. «Si ella consigue esa ventaja y el PP no logra arrebatar al PSOE ni la Comunidad Valenciana ni ninguna otra autonomía importante como Aragón o Castilla-La Mancha, la lectura será clara: Ayuso está en racha y Feijóo no tira», advierte un veterano del partido.
Unos pocos, no obstante, quitan hierro y no quieren ni imaginarse una nueva crisis interna. Aún duele demasiado el choque entre Ayuso y Pablo Casado, que acabó cayendo en tiempo récord tras denunciar públicamente que el hermano de la presidenta se había llevado una mordida de 234.000 euros por la venta a la Comunidad de mascarillas en plena pandemia.
«Estas conjeturas son muy de la villa y corte. Os encanta adelantaros a los acontecimientos», afirma uno de los barones del PP que más se juegan en los comicios. ¿Podría dar un golpe en la mesa Ayuso antes de diciembre y tumbar a Feijóo? «No, no me lo planteo. Feijóo tendrá que apoyarse más en ella si consigue la absoluta, pero también tiene a otros barones potentes. No está ella sola. Somos muchos en el PP», continúa.
En la Puerta del Sol
En la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid se niega la mayor, como diría Rajoy. «Cualquier relevo este año destrozaría el partido», afirman fuentes del equipo de la presidenta. «Es un relato que se usa más para atacar a Feijóo que para ensalzar a Ayuso», añaden.
La dirigente conservadora ha dicho en público más de una vez que esta competición entre los liderazgos ha sido algo habitual en el PP por la convivencia en la misma ciudad del poder autonómico y del poder orgánico. Y es cierto. Existe el antecedente de Esperanza Aguirre y Rajoy. La entonces presidenta de Madrid amagó con competir por el liderazgo del PP en 2008. Pero también hay otro antecedente más reciente. El año pasado, Casado amagó con tumbar a Ayuso y al final ella ganó. La política madrileña va a por la mayoría absoluta, porque la necesita si aspira a medirse en el futuro con el otro barón que la ostenta en el PP: Juanma Moreno. Feijóo mostró desde el primer momento su preferencia por el presidente de Andalucía cuando compuso el comité de dirección e integró en su núcleo duro a políticos que habían sido sus consejeros en la Junta.
Y si la competición con el PSOE en las plazas más importantes y con Ayuso no es poco, Feijóo también deberá demostrar el 28M que ha llegado para coser a las derechas. La absorción de buena parte del espacio de Ciudadanos ya se da por hecha, pero el dirigente gallego tendrá que recuperar una parte de los votos que se le han ido estos últimos años a Vox.
Los conservadores esperan que el partido de Santiago Abascal pierda fuelle, aunque no demasiado porque para el PP es su socio más potente en el bloque de la derecha, el único con el que podrán aliarse para arrebatar algunos ejecutivos autonómicos al PSOE. En la Comunidad Valenciana o en Aragón, por ejemplo, Vox será necesario, según las encuestas, para que Carlos Mazón y Jorge Azcón, respectivamente, se conviertan en presidentes autonómicos.
El próximo 28M el partido más votado no podrá dar nada por hecho. Los «pactos de perdedores», como les llama Feijóo, se multiplicarán a izquierdas y derechas en los días posteriores. Y si las alianzas con Vox permiten al PP gobernar en más autonomías y más alcaldías, por otro lado regalarán un argumento al PSOE para movilizar a los suyos ante las elecciones generales de fin de año: hay que impedir un Gobierno con la ultraderecha en España. «No he venido a la política nacional para ponerme objetivos fáciles, sino para marcar retos difíciles», dijo Feijóo el lunes ante la junta directiva nacional. Si la mejor forma de hacer frente a un problema es admitirlo, al menos el político gallego tiene una parte ganada.
Los conservadores esperan que el partido de Santiago Abascal pierda fuelle, aunque no demasiado