Los tres toreros, por la puerta grande
FICHA DEL FESTEJO: Dos toros para rejones de Los Espartales (1° y 4°), y cuatro para lidia a pie de José Luis Pereda (sobrero el segundo). Mansote pero manejable el primero; sin humillar ni desplazarse el segundo; muy pastueño el tercero; de suave y acompasada embestida el cuarto; noble aunque le faltó final al quinto; muy manejable el sexto. Pesos: 528, 468, 495, 510, 437 y 438 kilos.
DIEGO VENTURA: Tres pinchazos y un rejón casi entero (Ovación); rejón y descabello (Dos orejas).
MORANTE DE LA PUEBLA: De azul eléctrico y oro. Pinchazo y estocada (Bronca); estocada (Dos orejas).
DAVID DE MIRANDA: De verde hoja y oro. Estocada (Dos orejas); pinchazo y estocada (Oreja).
PLAZA: Algo más de un tercio de plaza cubierta. Marco Pérez lidió un becerro en clase práctica al terminar el festejo. Los tres toreros salieron a hombros
Diego Ventura, Morante de la Puebla y David de Miranda brillaron en el emeritense Coso de San Albín tras lidiar una corrida de muy discreta presentación y juego desigual. Siete orejas fue el balance de una tarde entretenida pero a la que faltó toro en cuanto a la lidia a pie.
Diego Ventura clavó un rejón de castigo al primer toro de la tarde, sabiduría para sacar al burel a los medios, pues estaba aquerenciado junto a chiqueros. Tercio de banderillas, primero sobre Nazarí, una montura torerísima por su expresión. Maestría en las preparaciones y los remates, con el animal cosido a la grupa y cabalgando a dos pistas. Después sobre Lío, el temple y la elegancia a caballo. Una lidia bien planteada a un toro mansote pero muy manejable. Premioso con el rejón de muerte, fue ovacionado.
Soberbio Ventura parando al cuarto en un palmo de terreno. Tercio de banderillas, pronto y alegre el murubeño de Iniesta, quiebros en el tercio tras batida al pitón contrario y remates con el toro cosido a la grupa. Prodigó Ventura el recorte por los adentros. Final sobre Bronce, un caballo valiente que daba siempre la cara al toro. Rejón, descabello, y dos orejas.
Inválido el segundo, fue devuelto y salió el sobrero. Lances mecidos de Morante de la Puebla, ganaba terreno hacia los medios. Mal picado, un puyazo en la paletilla y al rectificar, trasero. Muy deslucido en la muleta del sevillano, ni humillaba ni se desplazaba, medias embestidas soltando derrotes. Bronca.
Muy chico el quinto, tomó bien el capote de Morante, primero por delantales y después en esas verónicas inigualables de este artista. Gracioso el galleo por chicuelinas al paso para llevar al
astado al caballo.
Brindis del perdón de Morante e inicio de faena por unos muy bellos ayudados por alto, cimbreando la cintura y acompañando la embestida. Pronto al natural, le faltaba final al toro. Con la diestra, lo esperaba y le corría la mano con suavidad. No tenía el burel buen remate y le costaba repetir, pero era obediente a los toques. Mas el torero lo fue hacien
do ir a mejor al no dejarse tocar la tela para, ya al final, lograr una magnífica serie en redondo con la diestra por abajo. Faena de bella expresión. Estocada y dos orejas.
Abanto el tercero, salía huido del capote de David de Miranda. Este comportamiento es muy normal en este encaste y en todo lo que viene de Parladé. Tan es así que se salió al tercio el diestro y el animal tomó el capote con suavidad.
Comienzo de faena por estatuarios, para seguir en redondo con la diestra, corriendo la mano de forma despaciosa y acompañando al animal con la cintura. Dos series cortitas de esa guisa, expresivas, de buen concepto. Con la zurda, le iba costando más al astado, que tenía temple y dulzura en su embestida. Siguió David en cercanías, con mucho eco en los tendidos. Faena bien resuelta a un toro muy noble. Gran estocada y dos orejas.
Girón, axiblanco y bragado corrido el sexto, casi berrendo, astiblanco, de llamativa capa, recordando a la sangre Villamarta que, junto a la de Rincón, conformó el encaste Núñez. Un toro chico y blando de salida.
El burel llegó a la muleta queriendo embestir. Muy a modo el comienzo de faena de David de Miranda, rodilla genuflexa pero llevando al animal hacia delante. No tenía el de Pereda mucho recorrido, ni transmisión, pero el onubense lo pudo llevar llevar en redondo y hacia atrás con temple, para ligar los muletazos sin perder pasos. Faena larga, el torero supo encontrar la bondad del toro.
El becerrista Marco Pérez, de la Escuela Taurina de Salamanca, en clase práctica lidió un becerro de Lorenzo Rodríguez Espioja al terminar el festejo. Muy aplaudido, denotó un cuajo impropio de su edad. Bien colocado, asentados los pies, se pasaba al becerro cerca y ligaba los muletazos en un palmo de terreno. Habrá que esperar a tan joven torero.
Siete orejas fue el balance de una tarde entretenida pero a la que faltó toro en cuanto a la lidia a pie