Inteligentes artificiales
Hace poco conocimos la noticia de la caída en la puntuación del coeficiente intelectual entre la población, durante el espacio de tiempo comprendido entre 2006 y 2018. Según el propio estudio, no es que seamos más tontos, al menos la mayoría, es simplemente que en comparación con la subida creciente de los doce años anteriores y correspondientes puntuaciones obtenidas, ahora no sólo no hemos mejorado, si no que concretamente hemos bajado en razonamiento verbal (lógica y vocabulario), razonamiento matricial (problemas visuales y analogías) y en series de letras y números (habilidades computacionales y matemáticas). Sin embargo no se preocupen del todo, en razonamiento espacial, conocido como rotación 3D, sí que hemos tenido una evolución ascendente en los últimos doce años, y me pregunto si no habrá tenido o tendrá nada que ver, eso del metaverso, tanta tecnología, videojuego, realidad virtual o la última tendencia de inteligencia artificial .
Cuando antes escribíamos cartas, poemas o ensayos a la amada o al amado, ahora basta con tres corazoncitos y dos emojis tirando besitos, y si los más aventurados se atreven a escribir alguna palabra tampoco es que se preocupen por las erratas porque el corrector automático les corrige las faltas, por lo que desde que nos escribimos por whatsapp, el razonamiento verbal habrá disminuido, pero no el sentimental porque ahora a todos mandamos besitos.
Qué decir del mal llamado teléfono inteligente, que hará nuestra vida más sencilla, no lo dudo, pero hasta la fecha a muy pocos les hacía falta la calculadora para saber a cuánto salen cuatro comensales de una cuenta de cincuenta y dos euros, no digamos si cada uno tiene un billete de veinte, mejor un bizum, que no hace falta ni dividir ni restar ni euros sacar, sólo con el dedo marcar.
Ya lo último es la Inteligencia Artificial, que aunque muchos aventuren que su aumento será nuestro final, me preocupa más el descenso de la inteligencia natural, que al no haber necesidad de estimular, en el olvido caerá, dejando en manos de una herramienta virtual, aquello que para nosotros nos es vital, nuestra humanidad, y es esta la que no debe diferenciar.
Ya puede una IA crear ensayos, trabajos, deducciones, pronosticar, componer incluso en base a unos parámetros crear, pero hay algo que nunca podrá hacer, trasladar la esencia y valores del ser humano, corazón, sentimiento, sensibilidad, alegría tristeza, ironía, o sentido del humor entre otros tan necesario para que nos podamos desarrollar. Sin embargo, buena parte de esa diferencia entre hombre y máquina, necesita de esas herramientas básicas que por comodidad estamos apartando de nuestra realidad cotidiana haciéndonos más dependientes de la inteligencia artificial que la inteligencia artificial de nuestra humanidad.
La revolución tecnológica y la humanidad cada vez se parecen más a aquel famoso chiste de quien va al psiquiatra extremadanamente preocupado porque su hermano se creía una gallina, a lo que el psiquiatra responde que lo meta en un manicomio, y éste le contesta que lo haría, si no necesitara los huevos.
Antes escribíamos cartas, poemas, ahora basta con tres corazoncitos y dos emojis tirando besitos