El Periódico Extremadura

PSOE y PP unidos por un día

Es significat­ivo el pacto sobre la norma del `solo sí es sí' entre los dos grandes partidos

- JOAN Tapia* *Preside el comité editorial de El Periódico

El pasado jueves sucedió en el Congreso algo insólito, más en vísperas de las elecciones del 28 de mayo. El PSOE y el PP, eternos enemigos durante toda la legislatur­a, unieron sus votos para reformar la ley de libertad sexual que fue aprobada por el Congreso hace menos de un año y vendida y jaleada como histórica y emblemátic­a de la coalición de izquierdas.

El jueves fue una enmienda casi total a ese relato. El PSOE y el PP se unieron al PNV, Cs, el PDECat y otros hasta alcanzar los 233 diputados y derrotar a un frente de izquierdas formado por Podemos (el socio de Sánchez) y a ERC y Bildu, los principale­s aliados del Gobierno, que reunieron 59 votos. Junts, los de Puigdemont contrarios a la «rendición» de ERC al PSOE, se abstuviero­n. Curioso. Y Vox no votó para marcar su total oposición a una ley progresist­a y su distancia con el PP al que, desde la moción Tamames, vuelve a tildar de «derechita cobarde».

¿QUÉ HA PASADO?

¿Se ha impuesto un pacto de centro contra los partidos más radicales? Sí, pero solo por un día. El PSOE y el PP votaron juntos, pero mientras los populares estaban exultantes de haber salvado al Gobierno enemigo, los del PSOE estaban más tristes. Habían ganado, pero el relato de la legislatur­a saltaba por los aires. Pero era solo una excepción y para que constara Sánchez se fue a Doñana a criticar una ley de la Junta de Andalucía y subrayar la escasa conciencia de la derecha (PP y Vox unidos) ante el cambio climático. Además, las cariaconte­cidas Montero y Belarra no piensan salir del Gobierno y fuentes oficialist­as aseguran que la coalición continuará y que Sánchez tampoco quiere prescindir de Podemos. O sea que el pacto del PSOE y el PP sería solo flor de un día.

Las dos cosas son verdad, pero subyace una realidad. El Gobierno aprobó la ley pese al recelo de algunos de sus ministros y la vicepresid­enta Carmen Calvo y el entonces ministro de Justicia (hoy magistrado del Constituci­onal) pagaron que Sánchez priorizara la luz verde a Irene Montero (a no excitar a Iglesias) a la improvisac­ión jurídica envuelta en el celofán del feminismo y el progresism­o universale­s. Pero poco después de su entrada en vigor (octubre) se vio que la ley tenía más agujeros que el queso emmental. Sánchez se resistió a aceptarlo (Podemos traga la OTAN y el cambio con Marruecos), pero la realidad es inapelable. A día de hoy, 1.000 condenas rebajadas y 100 excarcelac­iones a delincuent­es sexuales. Un gran descrédito ante la opinión y aunque Podemos se negaba a reformar la ley -por aquello que Manuela Carmena definió como «soberbia infantil»- había que hacerlo. Sánchez debía rectificar si no quería quedar abrasado.

Y QUIZÁS EL

PP de Feijóo, que perdió gran parte de su imagen moderada al negarse de forma tajante a pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial, ha creído que haciendo rectificar al PSOE y salvándole de una derrota espectacul­arsubiría su credibilid­ad centrista y un talante alejado de Abascal. Bien en un momento electoral. Sánchez y Feijóo han decidido echar algo de agua a la extrema bipolariza­ción de la legislatur­a para acercarse a los electores moderados. Y a los indecisos. Ambos esenciales para los grandes partidos.

La votación del jueves da claves que se repetirán porque en ningún país europeo puede haber un divorcio absoluto entre los conservado­res y los socialista­s. Bruselas funciona porque es una rara fórmula de gran coalición.

Pero ahora la prioridad es el 28M. Feijóo quiere quedar bien y que Isabel Díaz Ayuso no aplaste en Madrid. Y Sánchez está en lo de engullir a Podemos (Iglesias) en Sumar (Yolanda). No será fácil, pero una muy oportuna encuesta del CIS dice que, si van desunidos, Podemos se hunde. Y la ventaja (en el CIS) de la izquierda sobre la derecha sube en un mes de 5 a 10 puntos. No es lo que dice la gran mayoría de las otras encuestas, pero Sánchez pedalea como si lo creyera. Le gusta dar todas las batallas y ganarlas. Y después de Xi Jinping verá a Biden el 12 de mayo. Feijóo calcula y piensa en Ximo Puig. ¿Puede Sánchez ganar en diciembre sin Andalucía, Madrid y Valencia, tres de la cuatro comunidade­s más pobladas?

Las respuestas al duelo SánchezFei­jóo, y al de Díaz-Iglesias, estarán más claras tras el 28M.

Sánchez ha tenido que rectificar y acordar con Feijóo la reforma de la ley de libertad sexual

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