La diferencia entre el ser y el estar
Estamos en muchos sitios, ha habido muchas mujeres, incluyéndome en ese grupo, que no siempre cuando hemos estado también hemos sido. Mañana, 26 de abril, es el Día de la Visibilidad Lésbica, y su celebración tiene mucho que ver con esto. Hace 15 años de aquel 2008 en el que la visibilidad lésbica fue prioridad y temática del Orgullo Lgbt a nivel nacional.
El movimiento LGBT tuvo que llegar a 2008 para mirarse por dentro y priorizar a las mujeres lesbianas. Si ese 2008 no hubiese llegado es probable que nuestras luchas, las de las mujeres lesbianas, hubieran sido irremediablemente canalizadas desde otros movimientos. Aún recuerdo el vértigo de aquella publicación en el periódico. Cuánto hemos cambiado. 15 años son casi nada en la historia, pero en 15 años se han transformado muchas cosas. Mientras escribo esta reflexión escucho música de mujeres que le cantan a otras mujeres. No, no es mujer contra mujer. Le doy el valor que tuvo de hablar claro a esa canción, manoseada hasta la extenuación, en un tiempo en el que nadie hablaba de relaciones entre mujeres, pero `las paredes' hechas con `las piedras' de esa canción de Mecano, que nos tiraba la gente, a alguna aún le producen pesadillas. Hubo quienes nos empeñamos en no ser lesbianas jamás. Huimos del marimacho de la escuela cuando aún no sabíamos lo que significaba, y, evidentemente, la causa mayor es que bajo ningún concepto podíamos ser eso, lesbianas. El mundo se encargaba de dejárnoslo claro.
Las reacciones a nivel político de aquella portada de periódico también. Mucho postureo de «genial que hagas esto» en redes sociales pero, en privado aún resuenan en mi cabeza las conversaciones de «pero qué necesidad tenías, no hace falta usar tu vida privada, o las lesbianas no necesitamos que nuestras madres se sientan mal por verte a ti en la tele pensando que sus hijas son así» por no hablar de quienes aún sostienen que esto tiene un fin de interés espurio… En fin.
Decía que, mientras escribo, escucho música, cantautoras que han decidido no cantar a quienes deberían amar o desamar para hacerlo a quienes aman o amaron, a quienes les despiertan las ganas o les rompen el corazón. No le cantan a hombres ficticios, le cantan a las mujeres o adolescentes que revolvieron sus pasiones, a las que fueron su primer amor de verdad, aunque ni lo confesaran, le cantan al deseo, a la pasión, a las dudas y los miedos sentidos por otras mujeres.
Ha habido, hay y habrá mujeres que aún les cueste un tiempo imponer su necesidad de ser frente a la obligación de estar. Este 26 de abril, todos los 26 de abril, tenemos la obligación de alzar la voz y decirle, a las que vienen detrás, que tienen todas las calles del mundo para construir sus recuerdos reales y no fingidos, que tienen todas las referentes que necesiten para proyectarse sin miedos.
Tenemos que proporcionarles institutos, bares, pueblos, regiones, ciudades, libros, canciones, cuadros, y películas donde poder ser y no solo estar. Tenemos que dejarles claro que tienen todas las razones y el derecho de ser quienes son, sin permitir, jamás, que se tengan que inventar vidas que no son las suyas. Las lesbianas somos mujeres que deseamos, amamos o nos acostamos con otras mujeres, compartimos declaraciones de la renta, hipotecas, contratos de matrimonio, divorcios, pudo haber sido y no fue, sexo del bueno, amores platónicos, hijas e hijos, miedos, millones de dudas y hasta ex con otras mujeres. Somos tus hijas, hermanas, primas, compañeras de despacho, representante política, cocinera, camarera, cuidadora, cantante y periodista de cabecera. Las lesbianas hemos sido, somos y seremos, dejamos de estar para ser, y es requisito imprescindible que nos veas.
Somos tus hijas, hermanas, primas, compañeras de despacho, representante política, camarera, cocinera, cantante...