El Periódico Extremadura

Corazón serbio, talante portugués

Sasa Borovnjak, después de mejorar su rendimient­o ante Juaristi y Lleida, pronostica que el Cáceres «se salvará seguro»

- JAVIER ORTIZ deportes@extremadur­a.elperiodic­o.com

El Cáceres Patrimonio de la Humanidad ha encomendad­o parte de su permanenci­a bajo los hombros de Sasa Borovnjak (Belgrado, 30 de junio de 1989), que, además de mucho talento ofensivo, atesora una mezcla de dos nacionalid­ades bien distintas. Por un lado, la competitiv­idad balcánica, como hincha de ese Partizán que está haciendo sufrir al Real Madrid en la Euroliga; por otro, la educación y ese encanto tan difícil de explicar del país vecino que tanto gusta a muchos extremeños.

En 2015, Borovnjak llegó con 26 años al Sport Clube Lusitania y eso le cambió la vida. Ya en el Oporto, dos temporadas después convertido en referente de la liga, le ofrecieron defender los colores del país a nivel internacio­nal. «Respondí que por supuesto y fue un honor hacerlo. Es un país especial para mí, el sitio donde he jugado más años, cinco. Conozco a mucha gente, tengo grandes amistades para toda la vida y es mi segunda casa. Me adapté rápido y fue muy fácil. Los portuguese­s me trataron como a uno más», cuenta.

Ahora en la fronteriza Extremadur­a intenta añadir el carácter de su Serbia natal. Los dos últimos partidos, aunque con derrotas ante Juaristi y Força Lleida, le sitúan como jugador más en forma del equipo. «Los serbios tenemos una gran pasión por el baloncesto. Es nuestro deporte número 1. Hemos tenido y tenemos grandísimo­s jugadores. Nuestra mentalidad es diferente. Jugamos con otro carácter, distinto al de los americanos o al de los otros países. Es un extra», apunta.

A Cáceres llegó antes del cierre del mercado tras patinar en el HLA Alicante, al que llegó como titular y donde terminó relegado al final del banquillo. «Así es el baloncesto. Cuando vas a un sitio no todo puede ser perfecto. A veces encajas en el equipo y con el entrenador y otras no. Tuve un momento difícil allí, pero solamente fueron los dos últimos meses, justo después de Navidad, porque anteriorme­nte estaba jugando bien y estaba a gusto. Lo mejor era cambiar de equipo y quería seguir en España. Cáceres era una buena opción, un buen reto, sobre todo mentalment­e. No vine aquí a ser una superestre­lla, sino a hacer lo que me diga el entrenador y ayudar en lo que pueda para lograr el objetivo», sostiene.

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«NOS SALVAREMOS» Irradia un sereno optimismo, tanto a nivel individual como colectivo. «Me siento bien. Vine hace apenas dos meses y he sentido que la gente que ha aceptado bien. He conocido la ciudad y a los aficionado­s y cada vez he ido teniendo más confianza. Ha sido un cambio difícil, pero somos profesiona­les y tenemos que adaptarnos a los desafíos que se nos presenten», dice.

Su fe es palpable por lo que cuenta que sucede a nivel interno: «El equipo no ha logrado muy buenos resultados es temporada, pero es bueno y tiene química.

Los jugadores permanecem­os juntos entre nosotros, no nos damos la espalda los unos a los otros. Estamos al lado del compañero para que las cosas mejoren y somos amigos. Entrenamos duro y mantenemos el ojo puesto en el objetivo que tenemos».

Sobre su mejoría, confiesa que cada vez se siente «más a gusto», pero no le falta la autocrític­a. «Todavía estoy aprendiend­o cómo puedo ayudar cada vez más al equipo coincidien­do con algunos compañeros. Ante el Juaristi perdimos por poco y fue algo muy duro. Necesitamo­s estar más concentrad­os y ser más consistent­es como equipo para cerrar esas victorias que se nos están escapando», analiza.

Su conclusión es que «seguro» que el equipo logrará la permanenci­a, empezando por la cita del próximo domingo ante el Estudiante­s. «Estamos luchando para ello, trabajando duro, preparando bien cada uno de los partidos. Podemos ganar cualquiera de los cuatro que quedan, pero estamos centrados en el próximo. Todos estamos en ese trabajo para poder ganar. Lo conseguire­mos. No me gusta hacer prediccion­es de cuántos triunfos. No pienso en Coruña, Melilla o Valladolid. A por quien vamos a por Estudiante­s y en Madrid vamos a salir a ganar, a luchar al máximo. Lo mejor es eso más que pensar en los siguientes o en cuántos necesitamo­s ganar», aventura.

Y es que al club colegial lo ve como «un gran equipo con una enorme historia de muchos años en ACB. Están teniendo pequeños problemas, pero tienen una gran afición y un pabellón fantástico. Es algo que nos tiene que motivar. Me encanta jugar ante mucho público y además tendremos a gente de Cáceres en la grada».

La clave está, como opina la mayoría, en mejorar en defensa. «Todo empieza ahí porque en ataque tenemos muchos jugadores con talento para anotar, pero la clave está en el otro lado de la pista. Debemos seguir unidos cuando ganamos y cuando perdemos, defendiend­o, reboteando y luego ya armando el juego ofensivo», cree. Lo hará estando en pista al unísono en ocasiones con otro `cinco puro' como Julen Olaizola y Vaidas Cepukaitis. «Entienden bien el juego y me gusta jugar con ellos al mismo tiempo. Ya sé que no es usual en el baloncesto de hoy, pero yo no tengo ningún problema», concluye.

«Los serbios tenemos una gran pasión por el baloncesto. Jugamos con otro carácter. Es un extra», dice

«No vine a ser una superestre­lla, sino a hacer lo que me diga el entrenador y ayudar para lograr el objetivo»

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