Las Cancelas, el sabor de un icono cacereño
Y se ha convertido en un histórico de la hostelería de la localidad
El humor socarrón que gasta Francisco Vázquez triunfa casi tanto como sus aperitivos de callos o las cañas de cerveza helada que despacha por centenares mañana, tarde y noche. Él junto a sus hermanos (José María y Nieves) dirige esta taberna familiar tan emblemática, ubicada en la plaza Italia. Entrar por la puerta de Las Cancelas es viajar en el tiempo a un Cáceres de otra época. Un feliz anacronismo que merece la pena conservar. Abrió en 1967 y solo basta con ver la barra, el mobiliario… «De aquí nadie se marcha sin haber comido», dice Francisco de forma tajante a El Periódico Extremadura.
Vázquez reivindica tal imagen con orgullo. Su cocina es sencilla y hogareña de sabor: oreja, boquerones, albóndigas, alitas de pollo, patatas fritas, gambas, fritos de pescado, panceta, salchichas, carne guisada... Y, naturalmente, ensaladilla rusa, y embutidos. Bocados gastronómicos que se disfrutan de manera distendida, en una barra y con buena compañía. Su ambiente afable es una de las razones del éxito del establecimiento. «La mejor publicidad de la casa, nuestros clientes», manifiesta.
Gente entrando y saliendo del local, pandillas de amigos tomando algo en las mesas que se encuentran fuera del bar... hace que Las Cancelas se ponga en numero
sas ocasiones a reventar y entrar en él se convierta en una situación compleja. Los fines de semana la cosa se desborda. El que nunca se ve superado es el equipo de este legendario local, acostumbrado ya a no parar un segundo. «Siempre, vengas a la hora que vengas, tenemos preparada un pincho caliente o frío, gratis con las consumiciones», resalta. El ingrediente secreto, desvela Francisco Vázquez, es «atender a toda la clientela siempre con la mejor de las sonrisas, incluso en los peores días».