Protección Civil busca voluntarios
La agrupación local cuenta en estos momentos con 25 miembros y pretende a llegar a los 35 estables
En la feria, Carnaval, conciertos, maratones, procesiones de Semana Santa, carreras populares y todo tipo de pruebas deportivas, rutas con los mayores y actividades promovidas por oenegés, pero también en momentos menos festivos, como en el confinamiento por la crisis, en los dispositivos de búsqueda de personas desparecidas o en caso de desastres naturales. Siempre hay voluntarios de Protección Civil dando cobertura a las ciudadanos y prestando apoyo a los servicios de emergencias .
La agrupación de Badajoz, que funciona desde 1989, cuenta actualmente con 25 personas, una cifra sensiblemente inferior a la de antes de la pandemia. Las circunstancias personales son el principal motivo por el que los voluntarios se ven obligados a dejar la agrupación, pues muchas veces es imposible compaginar la vida laboral y familiar con este servicio, al que dedican su tiempo libre y por el que no cobran. «La rotación de voluntarios es continua y nos gustaría que no fuera así; para eso hay que incentivarlos y en ello estamos», explica Jerónimo Hernández, coordinador-jefe de Protección Civil en Badajoz.
Para conseguir que haya al menos 35 miembros estables en la agrupación, se ha puesto en marcha una campaña para atraer a nuevas personas. Los requisitos no son muchos. Deben tener 18 años -o 16 años y un permiso firmado por un tutor- y se valora que el aspirante esté en posesión del título de la ESO, que tenga carné de conducir y experiencia previa en voluntariado, pero ninguna de estas tres últimas condiciones es imprescindible.
Una vez dentro, tienen que realizar un curso de 30 horas, a través del que se le imparte formación sobre cinco materias: primeros auxilios, seguridad vial, autoprotección, transmisiones y normativa interna. El primer año están de prácticas y después pasan a ser ya voluntarios operativos.
No solo reciben formación los nuevos miembros, también los veteranos `reciclan' sus conocimientos con un programa anual en el que se abordan cuestiones específicas. Uno de los últimos cursos se ha centrado en la atención a las personas sordas y están previstos otros de lenguaje de signos y de prevención del suicidio, que hasta ahora solo realizaban los bomberos. «Si somos los primeros en llegar al lugar, tenemos que saber cómo actuar hasta que lleguen los equipos de emergencia», dice Hernández.
Para el jefe de la agrupación la formación continua es una prioridad, pues de ello dependen los resultados. «Estamos en la ciudad más grande de Extremadura y la agrupación debe ser la que mejor formada esté», defiende. No obstante reconoce que también es la que «más acompañada» está porque, a diferencia de lo que ocurre en otras muchas poblaciones, en Badajoz tienen presencia los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, los bomberos y Cruz Roja.
Protección Civil no tiene retenes, pero su coordinador está siempre operativo. Los servicios preventivos, es decir, programados, se reparten en función de la disponibilidad de los voluntarios. En la mayoría de los casos sus labores se centran en dar apoyo a la Policía Local, con la colocación y retirada de vallas; controlar aforos o estar al tanto de si ocurre algún in
cidente para dar traslado a los servicios de emergencia.
Cuando se producen emergencias, después de ser movilizados por el 112, se coordinan a través de un
grupo de Whatsapp para montar el dispositivo cuanto antes. Su misión en estas situaciones debería ser la logística, para cubrir las necesidades de los equipos de emergencia (suministrar combustible, abrir vías de emergencia, proporcionar víveres...), pero al final acaban «haciendo de todo». Es lo que ocurrió el pasado mes de diciembre con el temporal Efraín, tras el que pasaron días ayudando a los afectados en la retirada de enseres y limpieza de las casas inundadas. «Fueron más de 200 horas entre todos los turnos», recuerda Hernández.
Los meses del confinamiento por la pandemia del coronavirus son una de las épocas más duras que recuerdan. Estaban operativos de lunes a domingo, para cualquier tarea que se les requiriera: repartir los menús de
los comedores escolares, a los mayores, sustituir a los voluntarios de asociaciones para no dejar sin la asistencia básica a los usuarios, abastecer de agua a familias sin este suministro, distribuir mascarillas, entre otras muchas.
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RESPETO Sin embargo, las situaciones más complicadas las suelen vivir con el público en los actos multitudinarios, porque hay personas que no entienden su labor. «Cada vez se nos respeta más, pero también es nuestra responsabilidad dar a conocer la agrupación y darle más visibilidad», reflexiona Hernández, quien anima a sumarse a esta «familia», cuya labor no se paga en dinero, pero sí con la satisfacción de ayudar al prójimo.