Mil formas de estar con la patrona
El besamanto a la Virgen de la Montaña celebró ayer la primera de sus dos jornadas, con largas colas desde primeras horas. Suprimido el beso por la pandemia, cada uno encuentra su modo de acompañar, hablar, rezar...
Hay quien le lanza besos, quien baja la cabeza, quien le sonríe, quien llora, quien murmura, quien se santigua, quien pasa una vez, luego otra, y una tercera… Las manifestaciones que se sucedieron ayer ante la patrona de Cáceres, la Virgen de la Montaña, fueron tan dispares como las motivaciones que llevan hasta la concatedral a miles de personas de todas la edades durante el besamanto, el acto más concurrido del novenario, que muestra un año más el cariño que existe históricamente en torno a la imagen. Desde primera hora, las colas se sucedieron en la plaza de Santa María. «A las once ya llegaban por momentos casi al Arco de la Estrella», afirmó el mayordomo, Juan Carlos Fernández Rincón. Y todavía resta toda la jornada de hoy sábado, ya que el besamanto continuará ininterrumpido desde las 8.00 hasta las 24.00 horas.
Pese al calor, las colas marchan bastante rápidas al suprimirse el tradicional beso, una consecuencia de la pandemia que todavía persiste por prudencia. La Virgen
lleva su manto nº 130, bordado a mano con hilo de oro, plata y seda, en tela de damasco adornada con pedrería, pasamanería, flecos y abalorios dorados. Una auténtica joya donada por María Cándida Salomón en 2017, en acción de gracias por los favores recibidos de la patrona. La prenda ha sido realizada por las manos sabias de las hermanas de la Congregación del Amor.
Luce tan alegre la Virgen de la Montaña que es comentario general en el besamanto. Lleva el trono colorido por margaritas, rosas, calas y claveles blancos, fucsias y rojos. Las grandes ánforas cuajadas de margaritas ornamentan Santa María bajo cada pilar, y en la balaustrada del coro se exhiben antiguos pendones de terciopelo con el símbolo del Ave María, el escudo de Cáceres y distintas imágenes de la Virgen bordadas en hilos de mil tonos.
En el exterior, la plaza de Santa María era ayer un no parar. Unos corrían porque habían aprovechado el descanso del trabajo, otros porque se acercaba la hora de recoger a los niños en el colegio, los mayores se tomaban un respiro a la sombra de la concatedral, al fresco del poyo de granito. Los tu
ristas, que ya los hay cada día, preguntaban a los guías por la singularidad del novenario cacereño.
Este año, la estampa que se entrega durante el besamanto reproduce la imagen del repostero que fue donado a la patrona por el maestro Juan Solano Pedrero, y que se conserva en la sede de la cofradía. Representa a la Virgen con la ciudad de Cáceres al fondo. Se han impreso 23.000 ejemplares.
Homenaje a la policía
La de este viernes fue una mañana especial por la misa en homenaje a la Policía Local de Cáceres, oficiada a las doce de la mañana. El alcalde, Luis Salaya, acudió como cabeza del Gobierno municipal y agradeció el reconocimiento de la cofradía a los agentes, «por su presencia diaria en el santuario, en los eventos de carácter religioso, para garantizar una seguridad continua», destacó. «La Policía Local siempre está donde se le necesita, cualquier cosa que le pedimos desde la cofradía tiene una respuesta positiva al instante», subrayó Juan Carlos Fernández Rincón.
Pero también fue una jornada singular para muchos de los que se acercaron a la concatedral. Co
mo los niños del colegio San José, que no fallan ningún año. Como María, que no puede evitar emocionarse cuando se le pregunta, mientras espera la cola, por qué esa devoción hacia la Virgen de la Montaña. «La llevo en el corazón siempre, para mí es muy especial», confesó. También acudieron Marisa y Reyes con la abuela de la familia, Luisa, en silla de ruedas. «Venimos desde el Hospital San Pedro, lo hacemos por tradición, por fe, no faltamos», comentaron. Y Alicia, una gallega afincada en Cáceres hace dos años que ya tiene la curiosidad de acertar el color del manto de la Virgen, «pero nunca lo consigo», reconoció.
Y en la plaza de Santa María, en la fachada del Palacio Episcopal, ha continuado este viernes la Campaña Solidaria de Recogida para el Banco de Alimentos de Cáceres. El sol, que daba de lleno, no impidió que los voluntarios Alonso Vegas y Alonso Sánchez pusieran su mejor ánimo a todo el que se acercaba con su donación, muchos de ellos ciudadanos de edad avanzada que no dudaron en cargar con la bolsa desde casa, y niños como los del colegio San José, por cierto muy generosos. «Todos
tenemos que colaborar», señalaron Juana y María José al depositar sus alimentos.
Y en el punto de venta de roscas de anís (acceso al Palacio Episcopal), Petri e Inés no daban abasto. «Aunque la gente viene más por la tarde, la verdad es que la mañana va muy bien, y al final siempre se acaban todas», explicaron. Enfrente se ha ubicado por primera vez la tienda del santuario, en un stand temporal para el novenario, y no han podido tener mejor idea: muchos encuentran el regalo ideal para el Día de la Madre y otros aprovechan porque las circunstancias les impiden subir habitualmente a la Montaña. Hay rosarios, llaveros, pulseras, libros, esculturas... La gran mayoría con la imagen de la patrona.
El templo permanecerá abierto este sábado de 8.00 a 24.00 con la segunda jornada del besamanto, y con misas a las 8.00, 9.00, 10.00, 11.00, 12.00, 13.00 (por el ayuntamiento), 17.30 (por los migrantes y refugiados), 18.30, y 20.00 (por los directores espirituales, mayordomos, directivos y demás hermanos difuntos de la cofradía).