«¿Si me paso de tiempo, me quitas el micrófono?»
Antonio Granero, de Juntos por Extremadura, no se quita la chaquetilla de cocinero en este debate del merchandising que marca tendencia en Twitter
Tiene la tele esos minutos de gloria que especialmente los políticos suelen aprovechar para que el foco se ponga en ellos y todos los ojos los miren. Algunos, afortunadamente no todos, hacen lo imposible para conseguirlo, sin reparar en la falta de decoro o en sobrepasar esa fina línea que separa la realidad de la ficción.
No se dan cuenta, sin embargo, que no hay peor juez que la audiencia, que al fin y al cabo es la que vota. Y que la audiencia tiene criterio. Ayer, en el Palacio de Congresos de Mérida, en su elefantiásico escenario, se vivió algo de ese circo de la política que termina siendo un gigantesco eructo de demagogia. Entraba, eso sí, dentro de lo previsible sabiendo que uno de los participantes en el debate electoral de Canal Extremadura
Televisión era Antonio Granero, candidato de Juntos por Extremadura. Y no solo porque acudiera al plató con su chaquetilla de cocinero, sino también por su estridencia, su exceso de tono y ese boato del que hace gala, seguramente imaginando que lo de ayer no era un debate sino un talent show en busca de share.
Pero no, lo de la noche del martes no era uno de los programas de cocina de Granero, era un debate
para hablar de política, con todo el respeto que debe implicar esta palabra; que hablar de política debe ser hablar de los problemas de los ciudadanos.
Llegados aquí, lo cierto es que este tipo de programas tienen ese toque americano del merchandising, como el que lució la candidata del PP, María Guardiola, con camisa combinando el blanco y el verde, emulando a la bandera extremeña que insiste en hacer solo suya. María fue una de las dos mujeres de este debate con otros ocho hombres, y con Irene de Miguel, la portavoz de Unidas Por Extremadura, que es genéticamente elegante, lleve camiseta o `traje rojo Julio Romero de Torres', que anoche le dio toda la telegenia que necesitaba.
Solo tres corbatas, la de Estanislao Martín de Levanta Extremadura, la de Ángel Pelayo de Vox, y la del gran descubrimiento de esta campaña, Fernando Baselga, de