Invasión de mensajes
Por si no nos hemos enterado aún, estamos en campaña. Lo notamos por los carteles y banderolas con las imágenes de los candidatos que inundan calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades, aunque me cuesta creer quién va a votarles al ver sus rostros sonrientes y favorecidos. También porque los medios de comunicación de titularidad pública, radio y televisión, han de ceder espacios de propaganda a los partidos y coaliciones, en virtud de una legislación electoral obsoleta y sin tener en cuenta criterios periodísticos. Cómo no, porque a nuestros buzones llegan, sin demandarlos, cartas y folletos de formaciones políticas colmadas de buenas palabras y, claro está, con sus papeletas y los sobres oficiales. ¿Saben ellos si quiero realmente ejercer mi derecho al sufragio activo? Si lo deseo, que es mi caso a pesar de que abogo por modos de participación política democrática que vayan más allá de votar cada cuatro años, ya me interesaré yo de conseguirlas. No creo que nadie tenga temor, a estas alturas, para escogerla en el colegio electoral donde, por otro lado, hay cabinas. Sin embargo, lo que quizá más me molesta es la catarata de ofrecimientos y promesas, muchas de ellas irrealizables y oportunistas. Por ejemplo, ¿no se han dado cuenta quienes nos gobiernan, en diferentes administraciones, de las dificultades que existen en España con el acceso a la vivienda? Parece que no hemos tenido tiempo hasta ahora para afrontar la falta de viviendas sociales y atajar el encarecimiento de los alquileres, sobre todo en zonas tensionadas. Ahora bien, en esta invasión de mensajes de los partidos, que irán `in crescendo' hasta el próximo 26 de mayo, lo que sí me enfada es que se emplee el dolor de las víctimas de ETA para arañar votos. Esta banda terrorista no existe, anunció que dejaba las armas en 2011 pero a las derechas esto les da igual, les resulta rentable recurrir a ella y emponzoñar así el debate público. Ya basta de hacer ruido con este tema, que tanto sufrimiento ha generado durante décadas. Por favor, dejen en paz a las víctimas y céntrense en una política útil para la ciudadanía, en cómo podrían mejorar los problemas que persisten en nuestros municipios y comunidades autónomas. Es para lo que, entiendo, se presentan a los comicios del 28 de mayo.