Una dosis de realidad
Hay veces que la realidad te sacude y te obliga a poner perspectiva. De repente todo cambia. Inmersos en una dinámica arrolladora, habíamos olvidado que la vida está ahí afuera. Y que pasan cosas.
Andábamos en ese juego democrático que es una campaña electoral, con sus chascarrillos, sus promesas que no se cree nadie (a veces ni ellos), con ese seguimiento de candidatos que tiran de marketing, de lemas, de teorías, y siendo testigos de esa carrera en la que empezaban a apretar
el acelerador para arañar votos, hablando de posibles pactos, cada cual callando lo que sabe que hará si las cuentas no salen.
Básicamente, poniendo el foco en ese camino hacia el 28M en el que, no hay que quitarle ni un ápice de importancia, se decidirá quien tomará los mandos en la región y en los ayuntamientos; quienes serán los encargados de dirigir esta tierra.
Pero de pronto la vida. Un fuego que vuelve a arrasar un paraíso, el primer incendio forestal de la temporada, y solo estamos en mayo. He escuchado a los candidatos hablar muchas veces de sequía y
de ayudas al campo, pocas de cambio climático. Van de la mano.
Sí, estas llamas son intencionadas, pero la tierra está sedienta porque no llueve, y en abril se marcaron valores históricos de altas temperaturas. Todo suma.
El corazón de Las Hurdes y Ga
ta vuelve a ser devorado por las llamas y sus vecinos, la mayoría personas mayores, tienen que abandonar sus hogares y dormir en un polideportivo. Y se marchan con la pena de dejar a sus animales en casa, son ellos los que le hacen compañía.
Por eso, suspender la campaña electoral, al menos un día, era simplemente un gesto de respeto. Aunque no todos los partidos se han sumado ni tampoco ha sido una cancelación completa.
Pero eso también es la vida. El fuego nos ha puesto de nuevo en nuestro sitio.
Suspender la campaña era un gesto de respeto; el fuego nos ha puesto en nuestro sitio