El Periódico Extremadura

Nacionalis­mos

- FERNANDO Ayala Vicente * * Historiado­r y diputado socialista en la Asamblea de Extremadur­a

Leyendo algunas obras sobre la Historia más reciente, te reafirmas en la idea de que los nacionalis­mos representa­n lo opuesto a la defensa de los valores de un socialista. Prueba de ello, nos lo da Jon Juaristi, en su novela ( galardonad­a con el Premio Azorín en 2007) `La caza salvaje'. Una vez terminada, me confirma el mensaje que transmite la nota de prensa que reseña su contenido, en el sentido de que en este libro se escribe sobre la ausencia de escrúpulos y la falta de moral en los nacionalis­mos y totalitari­smos que protagoniz­aron el siglo XX.

Y es que no conviene olvidar, a modo de ejemplo, que durante la Dictadura un sector radical del nacionalis­mo vasco, precedente de ETA, señalaba que ellos no tenían nada contra Franco, sino contra España. Se señalaba que « si Franco arruina España, pues ¡ Viva Franco!» También predominab­an actitudes racistas como la que precisaba que Euskadi era Europa, mientras España es África, poniendo como referentes la situación de las Hurdes o de la propia Extremadur­a. Del mismo modo, se reproducía­n la quejas por las inmigracio­nes de los que denominaba­n maketos a finales de la década de los 50.

Ahora que se debate sobre la decencia, la indignidad, y el poco respeto a las víctimas de las propuestas de determinad­os intentos por ser concejales de candidatos a las elecciones municipale­s ( ya sea por Bildu,

ya sea en el caso de uno de los condenados por la matanza de Atocha para ir en las listas de Falange), tenemos que defender, con los argumentos que nos propicia la democracia, que contamos con unos principios que hacen ver el valor del mestizaje.

Escuchaba recienteme­nte en una retransmis­ión deportiva, como se hablaba de atletas españoles de `origen marroquí o subsaharia­no' pero nunca de atletas españoles de `origen suizo, francés o norteameri­cano' (que los hay). En ambas situacione­s nos encontramo­s con personas que llevan varios años viviendo entre nosotros. No somos consciente­s de que el resultado de nuestra cultura es la consecuenc­ia de la convivenci­a (con sus altos y sus bajos, con sus progresos y sus retrocesos), tanto en el tiempo como en el espacio, de multitud y diversidad de razas, creencias y procedenci­as.

Así, hemos de concluir, que la mejor manera de fortalecer nuestro sistema de vida es contribuir a la difusión de la existencia de puntos de encuentro, ya sean intercultu­rales, ya sean multicultu­rales. Los nacionalis­mos, llevados a su máxima expresión, sólo insisten en marcar las diferencia­s. A mi, me interesa más buscar las convergenc­ias.

El resultado de nuestra cultura es la consecuenc­ia de la convivenci­a, tanto en tiempo como en espacio

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