Marquesa de cabrearse
Me sorprende que de las 8 listas, y algún listo, que se han presentado a la corporación de la Bimilenaria ninguna, ni siquiera mi ARO, haya incluido una propuesta para solucionar ese socavón circulatorio que se llama Marquesa de Pinares. La tal Marquesa no se podía imaginar que su generosa donación a la ciudad de Mérida, terrenos desde Royanejos hasta el polígono industrial, derivaría en un a ratos caos circulatorio por el tráfico intenso y la irresponsabilidad de conductores y, no digo más, patinetes.
Verán: si el autobús urbano se encuentra con un coche en doble fila, y los hay a raudales a determinada hora, no puede adelantar por los que vienen en sentido contrario y la fila se alarga a ojos y bocinazos a la vista. Que si paro un momentito en Correos, que sí rápido compró pan o pasteles (por cierto, magníficos), que una cerveza o pescado en un plis plas… Total, lío, entre otras cosas porque aquello es zona azul. Yo entiendo que los municipales (ustedes saben) no pueden estar todo el día en la senda de la Marquesa pero a veces da la impresión de que no están porque huyen y, si tienen que pasar, pasan rápido, como intentamos hacer todos, Pero aunque estuvieran esa no sería la solución. Si encima, es buena noticia, habrá un hotel en lo que era la Comercial Ramírez (puerta aparcamiento de contenedores) el horizonte se presenta espeso.
Como no estoy en lista doy soluciones: un solo sentido, poner montecitos mejor que barras en el suelo que obliguen a ir despacio y, al final, nos acostumbraremos. Se necesita un alcalde valiente que afronte este problema a principios de legislatura pues para normalizar hace falta tiempo y en cuatro años se ordena. Un alcalde que se pregunte: ¿lo que estoy haciendo sirve o no sirve a las personas? Si queremos ilusionarnos con Mérida tenemos que otear alguna recompensa, a nadie ilusiona un futuro peor (o igual) y, a ti te lo digo, ARO, el hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada. Y valete vos viatores.