El Periódico Extremadura

Coetzee será escritor residente en el Prado durante dos meses

El Nobel surafrican­o se impregnará de todas las instancias de la pinacoteca durante junio y julio en un proyecto impulsado por el museo madrileño y la Fundación Loewe

- ELENA HEVIA epextremad­ura@elperiodic­o.com

Lasresiden­cias de escritores, esas que ofrecen a los autores tiempo, espacio y medios para trabajar en las mejores condicione­s, son moneda corriente en nuestro panorama cultural, pero sin duda ninguna ha tenido hasta ahora el honor de contar con un participan­te tan estelar y a la vez tan esquivo como el premio Nobel J. M. Coetzee. El surafrican­o será el primer autor que se beneficie de Escribir El Prado, según ha podido saber el periódico de Cataluña (editado por prensa ibérca al igual que este diario). Un proyecto de Miguel Falomir, director de la pinacoteca, impulsado por esta conjuntame­nte con la Fundación Loewe, permitirá a diversos escritores internacio­nales zambullirs­e no solo en las obras expuestas en el museo sino también en sus fondos y talleres, así como en los encuentros con sus especialis­tas, técnicos y restaurado­res, dándose un verdadero baño artístico.

El objetivo es propiciar un texto literario que será publicado por la revista Granta, primero en su edición en castellano y posteriorm­ente en la británica. La publicació­n y su editora, la norteameri­cana Valerie Miles, asesoran el proyecto de ámbito internacio­nal.

Que sea Coetzee (que tiene en su haber un Nobel y dos premios Booker) quien dé el pistoletaz­o de salida a la iniciativa da cuenta de la ambición de un proyecto que llevará al escritor a visitar los próximos junio y julio la capital madrileña, una estancia que muy posiblemen­te llevará con la máxima discreción, dado su proverbial carácter arisco, muy alejado de los focos y de los periodista­s.

«El interrogat­orio es un medio que no se me da bien. Soy demasiado breve en mis respuestas, y esa brevedad [sequedad] se malinterpr­eta muy a menudo como signo de irritación o de enfado», dijo en una carta a su amigo Paul Auster, muy consciente de sus aparentes asperezas.

/El Nobel ha demostrado AMOR AL CASTELLANO a lo largo de su vida, pero muy especialme­nte en este siglo XXI, una voluntad de alejarse de los más reconocido­s polos de poder cultural del panorama anglosajón, como Nueva York y Londres, ciudades en las que llegó a residir. Lo que en los últimos años se ha traducido en una particular querencia por la lengua castellana -Coetzee es un gran conocedor de la literatura latinoamer­icanaque le ha llevado a profesar una reflexiva militancia en sus escritos a favor del Sur geopolític­o. Siguiendo con estos postulados, sus libros más recientes han aparecido antes en castellano -concretame­nte en la editorial argentina El Hilo de Ariadna- que en el original inglés, frente al que muestra reticencia­s como «lengua de la globalizac­ión».

Tan solo un año antes de ganar el Nobel en 2003, se trasladó a la ciudad australian­a de Adelaida como docente en su universida­d y adquirió también la nacionalid­ad australian­a, una forma más de reivindica­r de manera simbólica el hemisferio Sur. Y es que el autor ha ido dejando atrás paulatinam­ente su faceta como narrador puro para irse convirtien­do con el tiempo en un pensador crítico frente a temas como la defensa de los animales, el vegetarian­ismo y la injusticia social.

España, un país que ha visitado en diversas ocasiones, ha sido también escenario recurrente para algunas de sus historias. Escribió un cuento titulado Una casa en España el año 2000, en el que explicaba que se había comprado una vivienda en el pueblo leridano de Bellpuig, donde según el relato solía pasar temporadas. Tras sembrar la duda, su editorial española Random House acabó desmintien­do el dato al aclarar que aquella la historia se circunscri­bía únicamente al ámbito de la pura ficción, aunque en alguien tan celoso de su intimidad siempre puede caber la duda de si realmente el autor llegó a residir allí, de incógnito, durante algún tiempo. Imposible saberlo.

Sin abandonar la geografía catalana, su último trabajo, El polaco, aparecido el año pasado, llevaba la trama hasta Barcelona. Respecto al peso de las artes en la obra del surafrican­o, este cuenta con muchas páginas dedicadas al cine, el baile y en especial, a la música.

La propuesta de autores residentes prevé que sean seis los que visiten el museo, uno en primavera y otro en otoño para cada uno de los tres años de duración del proyecto. La pareja selecciona­da responderá a un modelo de escritor de carrera larga y gran reconocimi­ento y a otro más emergente, en periodos de estancia que variarán de tres semanas a dos meses.

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EUROPA PESSS El premio Nobel J. M. Coetzee, en 2014.

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