La clave: cómo mejorar el almacenamiento eléctrico
A día de hoy no puede existir transición energética sin almacenamiento de energía limpia, y la clave por el momento son las baterías, sobre todo las de litio, que dominan el mercado por su mayor desarrollo. Pero también las hay de sodio, de metal-aire o de flujo que precisan más investigación, porque todas las tecnologías tendrán su hueco necesariamente en el mercado junto al hidrógeno y la energía térmica. El Departamento de Almacenamiento de Energía Eléctrica del CIIAE trabaja ya desde la capital cacereña para perfeccionarlas.
Así lo explica Juan Manuel Pérez (1976, Madrid), doctorado en Ingeniería Química con amplia experiencia en el sector público y privado, y director científico de este departamento. Además de las baterías, su equipo investigará los supercondensadores, dispositivos básicos en la transición energética al ser capaces de aplicar una cantidad de energía extraordinariamente alta de forma inmediata, muy adecuados en ciertos usos (motores, equipos médicos…). El CIIAE trabajará los «supercondensadores híbridos» para prolongar su tiempo y potencia. «En resumen, estudiaremos las limitaciones de cada tecnología con el fin de solventarlas», precisa.
Paralelamente, «desarrollaremos nuevos materiales y aplicaciones para esas baterías y supercondensadores». Además se centrarán en un área clave, la economía circular, no sólo aplicada al reciclado sino también al ecodiseño de estos dispositivos, al estudio de la vida de los equipos y sus componentes. Porque no sólo se trata de crear soluciones energéticas, deben ser respetuosas con el planeta.
«Desde el punto de vista tecnológico parece posible desarrollar en poco tiempo lo que nos propongamos, pero lo crucial es hacerlo sostenible tanto medioambiental como económicamente. La gente tiene que poder pagar un móvil sin dejarse un año de salario, y un coche sin afrontar un pago imposible», destaca Juan Manuel Pérez.
Estos científicos trabajan contrarreloj: saben que el mundo está esperando sus avances, que el mercado necesita aplicarlos. Pero quieren dejar claro que la ciencia precisa su tiempo. «Es cierto que estamos dañando el planeta, hay que hacer la transición más rápida de la historia para dejar atrás los combustibles fósiles, y trabajamos mucho y muy rápido, pero se necesita un poco de margen», argumenta el científico.
Por todo ello, el CIIAE «supone un reto apasionante que nos permite hacer algo grande desde cero», y además constituye un polo de atracción empresarial donde la ciencia y el mercado trabajarán codo a codo para atender el SOS del planeta.