El Periódico Extremadura

Opiniones de mierda

- Luis Rollano González *Periodista

Nunca en la historia un país aportó tanto. En España hay más de 40 millones de selecciona­dores nacionales. Más o menos el mismo número de personas que pueden ejercer con la mayor de las destrezas la presidenci­a del gobierno. Somos campeones del universo de la barra del bar. Imbatibles en ver que un futbolista no tiene nivel o que un entrenador no sabe de misa la media. Ya lo dijo Juanma Lillo hace unos años. «Es respetable el derecho a opinar, pero no todas las opiniones son respetable­s». Y es que vivimos en una saturación asfixiante de opiniones de mierda. Y sí, es irónico que utilice una opinión de mierda para hablar de otras opiniones de mierda. Pero parece que es la única manera de separar el grano de la paja.

Lo más parecido a un partido que han jugado ha sido el clásico de solteros contra casados de hace quince años. Lo más cerca que han estado de un banquillo es en el habitual paseo por el parque. Lo más redondo que han visto es un melón. Y aún así, ahí están sentando cátedra. Sus argumentos de cuñado son como el diamante pétreo. Nada ni nadie puede destruirlo­s. Y ahí están. Convirtien­do en cita célebre cada palabra que sale de su boca.

Lo peor de todo es que estas opiniones de mierda mueven el mundo. Booking y Tripadviso­r han cerrado más establecim­ientos con sus opiniones de mierda que con la peor de las pandemias. En Badajoz se han destituido entrenador­es porque era «el sentir de la afición». Me pregunto si ahora esta decisión en la dirección deportiva también viene cotejada por esta erudición

tan campechana.

El bucle de las opiniones de mierda es tal que cuando los jugadores admiten que lo están pasando mal en casa y que tienen ansiedad, se atreven a decir: «ansiedad es la que me das tú cuando juegas». Además de entrenador­es, ahora resulta que somos psicólogos de gran prestigio.

Cuando me preguntan por el Badajoz me causa pereza y hastío dar luz a mi forma de pensar. Es inexacta e irrelevant­e. Y solo procuro darla si me la piden. Eso sí, siendo sabedor de que es una opinión de mierda más. Ni soy ni he sido entrenador. Ni siquiera jugador. Si me piden un vaticinio, acierto en 0 de cada 999 ocasiones. ¿Será porque yo también soy un ilustre ignorante?

Con todo esto, soy un admirador de la crítica constructi­va. Es la que te hace crecer ante un elogio debilitado­r. Pero esta crítica viene

de personas que explican lo que está mal y ofrecen un camino para hacerlo mejor. Larga vida al inconformi­smo y la exigencia basada en el `Kaizen' o mejora constante. El contrapunt­o viene con la crítica destructiv­a, llena de bilis en las palabras y de faltas de ortografía en internet. Es tan tóxica que cuando alguien se atreve a dar una visión distinta, las hordas de ilustres ignorantes aparecen para lapidarle. Si todo está mal, no cabe ni siquiera eso que llamamos «el lado bueno».

Me reafirmo en lo dicho. No soy nadie para dar lecciones. Esto es solo una opinión de mierda más. Pero, aunque no lo crean, no es necesario opinar de todo. Aunque parezca una obligación o imposición tener que dar tu punto de vista de todo, no es necesario. Si no quiere opinar, no lo haga. Más vale callarse y parecer tonto a hablar y demostrarl­o.

Ya lo dijo Lillo: «Es respetable opinar, pero no todas las opiniones son respetable­s»

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain