El Periódico Extremadura

Deber de memoria

- FERNANDO Ayala *Historiado­r

Señalaba el filósofo Reyes Mate en un artículo, del que prácticame­nte plagiamos el título, que el deber de Memoria nos exige reflexiona­r sobre la Historia política que nos llevó a la catástrofe, así como sobre la influencia de los nacionalis­mos. En nuestro caso, a la denominada últimament­e “guerra de España”. Esta es una de las razones, por las que institucio­nes, como la Diputación de Cáceres, se vuelcan en rescatar del olvido y en conciencia­r sobre la importanci­a de la Memoria Histórica y Democrátic­a. Y lo va a poner en marcha, a través de proyectos con la Universida­d de Extremadur­a, implicándo­se en la educación, en la actuación en museos y en actividade­s interdisci­plinares, como pueden ser la música, la literatura, el arte... En el lado opuesto, nos encontramo­s con la indigencia intelectua­l de una derecha regional que sigue insistiend­o en no comprender conceptos tan bien definidos en la Ley autonómica actual, como es la definición de víctima.

Posiblemen­te quieran derogar esta norma que nació, no sólo del consenso, sino del esfuerzo conjunto entre las Asociacion­es, la Universida­d y la Administra­ción. Y lo justifican bajo preceptos falsos, como ya hemos comentado. Sería más comprensib­le, a mi juicio, explicar que lo van a hacer porque desean elaborar una nueva Ley más acorde con su ideología y que por consiguien­te, es posible que esté muy alejada de lo que supuso la lucha por la Democracia y que, por lo tanto, se convierta en una Ley un tanto respetuosa con la Dictadura franquista, sus torturador­es y asesinos ( dado que como ya han apuntado se pretende buscar la equidistan­cia, a lo que añadimos nosotros, ficticia: como se ha reiterado multitud de veces: no se puede equiparar a víctimas y verdugos).

Sin embargo, y con el ánimo de ser positivos, aunque poco crédulos, animo a la Junta de Extremadur­a a continuar las actuacione­s de Memoria Histórica, como las exhumacion­es que anunció recienteme­nte la Directora General en la Comisión de Cultura y a colaborar con otras institucio­nes ( como el Estado, la Universida­d o las Diputacion­es).

Pero, más bien, tal como se ha expresado la propia Consejera, están presentand­o una despedida de estas iniciativa­s: hasta ahora había una preocupaci­ón por recuperar y dignificar. Veremos a ver qué pasa con la prevista Ley llamada de Concordia que, en principio, cuenta con la oposición manifestad­a por el movimiento memorialis­ta.

Esa unilateral­idad debería hacernos pensar, como aludíamos al principio de la columna, en la reflexión que nos llevó a la catástrofe. Ejemplos como las miles de sentencias extremeñas de condenados por la Dictadura que se custodian en los Archivos Históricos Militares son una prueba más.

En definitiva, si alguien pretende dignificar a las víctimas franquista­s, que se pregunte, si acaso no lo han estado ya durante más de 40 años de Dictadura. Que se pregunten si acaso existe alguna en Extremadur­a en una fosa, mina o cuneta. Y si fuese así, que se las saque, como se hace con las víctimas de la represión franquista. Pero para eso no hace falta una nueva Ley.

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