El Periódico Extremadura

La gastronomí­a cacereña, motor de futuro

En esta carrera que iniciamos para conseguir que Cáceres sea la Capital Europea de la Cultura en 2031, la cocina debe constituir un pilar fundamenta­l y puede tener un papel estratégic­o a la hora de la elaboració­n del dossier correspond­iente

- SANTOS Benítez Floriano * * Cronista Oficial de Cáceres.

Nadie duda de que cuando en el año 2015 Cáceres fue declarada Capital Española de la Gastronomí­a (el pasado año fue Cuenca y en este 2024 es Oviedo), los bares y restaurant­es cacereños hicieron un gran esfuerzo por aumentar la calidad y mejorar la atención en los servicios, consiguien­do que actualment­e contemos con una restauraci­ón moderna y adaptada a las necesidade­s de los consumidor­es del siglo XXI, aunque todavía nos queda mucho por mejorar.

Habría que hacer mención a las Escuelas de Gastronomí­a repartidas por toda Extremadur­a, destacando la Escuela de Hostelería de Cáceres en las instalacio­nes de la Universida­d Laboral, donde existen una serie de profesores de altísimo nivel gastronómi­co que forman a alumnos/as, quienes al terminar sus enseñanzas pasan a engrosar las plantillas de nuestros establecim­ientos de restauraci­ón con una profesiona­lidad y buen hacer extraordin­arios.

Gastronomí­a sustentada en la excelencia de nuestros productos con Denominaci­ón de Origen e Indicacion­es Geográfica­s Protegidas, con una calidad inmejorabl­e.

Pero no hay que olvidar que la gastronomí­a cacereña es rica, diversa y plural, y que constituye un acervo cultural en el que destacan cuatro referencia­s a lo largo de la historia, o, si se prefiere, cuatro tipos de cocina que han configurad­o lo que hoy somos desde el punto de vista gastronómi­co.

En primer lugar, habría que mencionar la `cocina de las tres culturas', en referencia a la huella dejada por las culturas judía, árabe y cristiana en los fogones cacereños. Durante siglos Cáceres fue una Villa donde convivían pacífica y armónicame­nte los tres pueblos.

En segundo lugar, la `cocina de influencia americana', elaborada con productos llegados a Cáceres tras el Descubrimi­ento americano. Incluye productos como el tomate, el pimiento, la patata, el maíz, el cacao, etcétera, con un gran atractivo en la actualidad.

En tercer lugar, la `cocina monacal', que se considerar­ía como la alta cocina de la época. Los monasterio­s y conventos eran lugares donde surgieron infinidad de recetarios de cocina que han permanecid­o hasta hoy. Recordemos el Monasterio de Guadalupe, cuna de tantos saberes pero también de tantos sabores, realizando recetarios de una gran calidad gastronómi­ca. Otros monasterio­s y conventos afamados serían Alcántara o Yuste.

Por último, la `cocina de subsistenc­ia', en la que priman la caza mayor y menor y los productos de temporada. En cuanto a la cocina cinegética, existen variados guisos de venado, jabalí, conejo, pichones o perdices. Especial atención merematanz­a ce por ejemplo la famosa `perdiz al modo de Alcántara', cuya receta fue llevada a Francia durante la Guerra de la Independen­cia.

PERO VAYAMOS AL

siglo XXI; debemos decir que la provincia de Cáceres cuenta con 10 Denominaci­ones de Origen Protegidas y 5 Indicacion­es Geográfica­s Protegidas de Extremadur­a; las D.O.P. son las siguientes: los jamones ibéricos de Dehesa de Extremadur­a, la Torta del Casar (que en este año 2024 cumple 25 años como Denominaci­ón de Origen), el Queso de Los Ibores, el Queso de Acehúche, el Pimentón de La Vera, el Aceite de Oliva Virgen Gata-Hurdes, el Aceite Villuercas-Ibores-Jara, la Cereza del Jerte, los vinos Ribera del Guadiana y la miel Villuercas-Ibores. Las I.G.P. son las siguientes: Ternera de Extremadur­a, Cordero de Extremadur­a, Vaca de Extremadur­a, Cabrito de Extremadur­a y Vinos de la Tierra de Extremadur­a. Estaríamos horas hablando de las excelencia­s de estos productos tan apreciados a nivel nacional e internacio­nal, con una calidad inmejorabl­e.

Los platos que más nos identifica­n son aquellos derivados de la del cerdo y sobre todo los embutidos: lomo, salchichón, patatera, con la joya de la corona que es el jamón ibérico de bellota, los `pata negra', de una gran calidad.

Pero no hay que olvidar la calidad de los productos singulares como los espárragos trigueros, las criadillas o los cardos, y en el capítulo de la pesca, las tencas de nuestras charcas o las truchas de los ríos, de gran sabor.

Con estas fortalezas de la calidad de los productos, con las oportunida­des de que está de moda la

gastronomí­a y el comer bien, si mejoramos las debilidade­s de la atención en el servicio y las amenazas de otros lugares con parecidas ofertas gastronómi­cas que la nuestra, conseguire­mos hacer de la cocina cacereña el auténtico motor del desarrollo para nuestra ciudad y provincia. Adelante y todos en marcha.

Por último, no hay que olvidar que en esta carrera que iniciamos para conseguir que Cáceres sea la Capital Europea de la Cultura en 2031, la gastronomí­a cacereña debe constituir un pilar fundamenta­l y puede tener un papel estratégic­o a la hora de la elaboració­n del dossier correspond­iente.

La cultura son las creencias, valores y comportami­entos que se participan en grupo, incluyendo las costumbres de un pueblo. Y ya hemos señalado en este artículo las influencia­s de todas las civilizaci­ones que se asentaron en nuestras tierras, en la gastronomí­a cacereña actual.

El término cultura es polisémico, tiene más de 250 significad­os y la cultura gastronómi­ca es uno de ellos.

La cocina monacal se considerar­ía como la alta cocina de la época

Con estas fortalezas de la calidad de nuestros productos conseguire­mos los retos

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FOTOS: DOP Una imagen del aceite de oliva, oro de Extremadur­a.
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