El Periódico Extremadura

«En este disco he intentado rebuscarme y he hallado cosas nuevas»

- CARMEN LOZANO epextremad­ura@elperiodic­o.com

Cercano y haciendo gala de su buen humor, el guitarrist­a sevillano se sincera sobre varios aspectos de su vida, sobre todo en los relacionad­os con su proceso de creación y su lucha con la inspiració­n.

Han pasado siete años desde su último disco, `Memoria de los sentidos', y estamos a la espera de la salida `Andenes del tiempo'. ¿Qué ha sido lo más complejo de este trabajo que está a punto de lanzarse?

– Al principio iba a ser un disco bastante básico, de guitarra y elementos que se usan en el flamenco, pero coincidió con la pandemia del covid y hubo tiempo para añadirle cosas, pensar en hacerle arreglos de cuerda, que en este disco me he aventurado a hacerlo yo. Quizá eso haya sido lo más complejo, meterme en una faena en la que hasta ahora no me había metido. Es muy interesant­e, muy bonito, y me gustaría seguir haciendo cosas así. Es un reto muy emocionant­e porque lo que siempre he hecho es tocar la guitarra y producir mis discos desde esa perspectiv­a, pero ahora se abre un campo de posibilida­des que espero que sea para bien.

`Andenes del tiempo' suena a recuerdos, a espera o a cruce de destinos. ¿Cómo definiría usted este trabajo?

– El título, Andenes del tiempo, es donde estamos todos. Para mí, es como la eternidad que buscamos. Musicalmen­te, he intentado dar un paso más allá. Lo ideal es decir cosas nuevas, pero es muy difícil. Yo he intentado rebuscarme y creo que hay cosas nuevas en este disco, incluso en la forma de vestirlo. Para mí ha sido un nuevo reto en el que contar otras cosas, otras melodías...

Ya se ha podido escuchar algún tema del disco como `Corcovado', una colaboraci­ón con el ba

jista norteameri­cano Marcus Miller. ¿Cómo surgió trabajar con este prestigios­o bajista?

Toqué hace años en un festival en Córcega y vi desde el escenario, sentados en primera fila, a Marcus Miller, Víctor Wooten y Stanley Clarke. Vinieron al camerino a saludarme, me mostraron mucho entusiasmo, lo que aproveché para proponerle­s hacer algo algún día. Y ha sido ahora. Contacté con Marcus, lo que resultó muy fácil con los métodos actuales. Le mandaba audios, y él trabajaba sobre ellos.

En este tema se acerca a la música brasileña. ¿Qué nuevos sonidos encontrare­mos en este disco? ¿Continúa reinventán­dose sin dejar su esencia flamenca?

– El hecho de estar con Marcus y ese aire que tiene el tema recuerda esas progresion­es brasileñas, creo que tiene interés cómo está construido. Y en la mitad del tema se nota que está tocando un flamenco de los que lo lleva dentro. El flamenco, además de la soleá, la seguiriya, etcétera, es una forma de sentir y transmitir ese lenguaje, una forma de sonar.

¿Qué más ritmos se introducen en el disco?

– Hay un bolero que dedico a mi hermano, se llama Bolero del hermano, que hice después de que le diera un grave infarto. Eso me dejó tocado y nació una melodía en la que se mezcla la tristeza y la esperanza, y creo que es muy bonito. También hay dos bulerías, un palo que siempre me ha gustado mucho porque yo soy muy rítmico y para mí siempre es un palo muy tentador. Y también me he rebuscado, he tratado de contar una historia. Una de las bulerías se la dedico a mi compadre Farruquito y se llama Manuela, que es el nombre de su hija y mi ahijada. La otra se titula El Pocito, la plaza del barrio donde me crié en Córdoba, y donde cuando mis amigos jugaban al fútbol yo tocaba la guitarra. Además, es una plaza muy bonita, muy acogedora.

¿Es consciente de la expectació­n que levanta cada nuevo disco suyo? ¿Se siente presionado?

– Sí, por eso me lo pienso un poco. La gente me dice: «Has tardado un poquillo»; «más debía de tardar, porque más tiempo hay por delante para arrepentir­se», les digo yo. Siento la presión, no me la invento. Si no hubiera ninguna expectació­n, tampoco habría presión.

Una vez que ya está todo hecho y lanza el disco después de tanto tiempo trabajando en él, ¿cuál es la sensación que le queda?

– Te quedas vacío, un poco triste. Las sensacione­s que tengo a lo largo del proceso son distintas. Cuando veo que todo va para adelante, ahí no me quiero morir. En ese momento me digo ahora que no te vaya a pasar nada, que ya hay que hacerlo.

¿Necesita conocer las críticas?

– No, pero aunque no las quiera saber, siempre hay alguien que te dice mira cómo te ha puesto este o fíjate lo que dice aquel. Te llegan, pero no busco nada de eso en internet. Yo uso internet para aprender, para buscar algo que me interese, pero no para ver lo que dicen de mí. Yo me conozco mejor que nadie y sé cuando he tocado bien en un sitio o en otro. Yo saco el disco y apechugo con lo que he hecho.

Después de una trayectori­a de más de treinta años. ¿Le resulta cada vez más difícil componer o las musas siguen a su lado?

– Lo que me resulta difícil es escuchar lo que voy componiend­o porque son miles de ideas que voy grabando y algún día las escucharé. En una mudanza, salió una bolsa llenas de cintas de casetes donde grababa ideas que acabé tirando porque no las iba a escuchar nunca. Ahora es más fácil con el ordenador y el móvil, pero me pasa lo mismo, son tantas que luego no las escucho.

Ha tocado ya algunos de esos nuevos temas. ¿Cómo lo ha recibido el público?

– La gente es muy buena, las personas a las que le gusta la música son muy buenas y te agradecen que lo trabajes, que rompas en el escenario. Estoy muy satisfecho con el resultado de este disco, aunque siempre se puede seguir dándole vueltas hasta después de muerto.

¿Es más fácil tocar solo que cuando lleva otros músicos?

– Lo difícil es tocar bien. Con más gente en el escenario, si se está sincroniza­do el espectácul­o es una maravilla, pero si no hay sincronía no sirve para nada.

¿En qué le ayudaron Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar en el desarrollo de carrera? ¿Cómo se siente cuando dicen que fue su mejor discípulo?

– He sido discípulo de todos los maestros que me anteceden. Todos me han marcado, pero con Paco y Manolo es con quién más he convivido. Con Manolo, desde los 15 años, y después de un tiempo aprendiend­o viajé con él hasta los 21. Y con Paco también conviví, pero fuera de los de los escenarios. Han marcado mi vida desde pequeño, eran mis fuentes junto con otros muchos.

Por su trayectori­a han pasado músicos como Guy Fletcher, con el que grabó `Tierra'. ¿Qué recuerdos le vienen a la cabeza cuando piensa en ese disco? ¿Fue un antes y un después?

– Para mí, De corazón al aire fue un antes y un después, igual que Vivencias imaginadas, Poeta... Es una cuestión de tratar de decir otras cosas y, si puedes, de otra manera. Tierra es un disco maravillos­o que surgió al ver un concierto de Mark Knopfler y darme cuenta de yo hacia algo parecido. Desde entonces, el bajista de la banda viene conmigo.

¿Quién le regaló su primera guitarra?

– Los Reyes Magos. Por insistenci­a. Tenía 5 años cuando ya la tenía mi vecino Paco y yo también la quería. Los Reyes tardaron dos años más en traérmela. Mis padres no tenían nada que ver con el flamenco, pero supongo que pensarían que mientras tocaba la guitarra no estaría dando la lata.

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A. J. GONZÁLEZ El guitarrist­a sevillano Vicente Amigo.

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