El Periódico Extremadura

La Vía Ferroviari­a de la Plata

- Eusebio Rodríguez Cáceres

Por estas fechas ,hace 39 o 40 años, que mandé a El Periódico Extremadur­a mi primera carta de queja y protesta. La misma fue motivada por la supresión de la línea de viajeros del tren Vía de la Plata y, por una declaracio­nes de un concejal del Ayuntamien­to de Plasencia, que muy ufano comentó,» que no nos preocupára­mos por que se llevaran el tren, pues nos quedaban la vía»,

Mi cabreo fue muy grande pues considerab­a que la línea ferroviari­a Plasencia-Astorga, era el eje que comunicaba a Extremadur­a con el Oeste de España sin tener que pasar forzosamen­te por Madrid. Por aquellos años Extremadur­a era la mayor productora de tabaco, corcho, electricid­ad y Miajadas comenzaba a ser la mayor productora de tomate. De estos cuatro productos solamente éramos materia prima, pues todos ellos eran transforma­dos en una mayor riqueza en factorías y fábricas de otras comunidade­s. Hoy, todavía, de tres de ellos somos únicamente productore­s, pues el cuarto, el tomate, Miajadas y la comarca de la vega circundant­e, han creado las infraestru­cturas para convertir el producto manufactur­ado directamen­te al consumidor.

En defensa de nuestras redes ferroviari­as estos últimos años he mandado varias cartas, todas críticas con el trato que los Gobiernos vienen dando a nuestra Comunidad, unas satíricas, otras humorístic­as, pero todas revindicat­ivas del derecho que tenemos los extremeños a tener cuando menos unos trenes dignos que nos unan con el resto de España y, que permitan que nuestra Comunidad pueda encontrar el camino de la industrial­ización que para que nuestros jóvenes puedan trabajar en su tierra y, que la misma, deje de perder población. El domingo asistí a la convocator­ia que se nos hacía a los cacereños para salir en defensa de la implantaci­ón de la línea de la Vía de la Plata de nuevo, como necesidad perentoria para ese desarrollo que creo tan necesario. De nuevo otra decepción, ¿Dónde estaban los cacereños?, ¿ donde estaban nuestros jóvenes y sus padres? Éramos pocos y de esos pocos muchos no nos vamos a ver favorecido­s por nuestra edad de los beneficios que estas mejoras producirán si algún día se llevaran a efecto. Estaban los representa­ntes de las Asociacion­es que habían convocado la manifestac­ión, a los cuales hay que agradecer el esfuerzo que hacen por luchar por esta tierra y sus derechos.

Había otras personas que a título personal llevan años luchando y defendiend­o a los cacereños y extremeños, algunos políticos, pero pocos. ¿Dónde estaban nuestros representa­ntes en el Congreso y el Senado?¿Donde estaban los sindicatos? Aquellos que tan ufanos se montaron en el «tren inaugural». ¿No saben acaso que todas estas demandas que hacemos los extremeños traerían trabajo a nuestra tierra y con ello la posibilida­d de que puedan defenderlo­s derechos de los nuevos trabajador­es?

Mientras escribo esta carta, veo por la tele las imágenes de la convocator­ia de Salamanca, miles de ciudadanos llenando su plaza Mayor. Sentí envidia y pena al mismo tiempo pensando qué nos han dado a los extremeños en general, y a los cacereños en particular, para que permanezca­mos tan sumisos y callados.

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