El Periódico Extremadura

Padres de víctimas se unen: «El acoso escolar sigue sin atajarse»

El padre de un alumno que tuvo que cambiar de centro: «Falta firmeza» Define la situación como «límite, es espantoso, no duermes por las noches»

- RAQUEL RODRÍGUEZ plasencia@extremadur­a.elperiodic­o.com MANADA DE PADRES

La denuncia de acoso escolar por parte de los padres de un niño del colegio Inés de Suárez ha dado pie a que otras familias en la misma situación quieran contarlo. Es el caso del padre de un alumno que ha sufrido insultos, aislamient­o y agresiones en varios centros y que solo ha encontrado solución cuando ha cambiado de colegio. Por eso, su opinión es firme: «El acoso escolar no está atajado hoy día».

Considera que «falta conciencia­ción por parte del equipo directivo y el profesorad­o y también de que el acoso es invisible a los adultos porque los acosadores son muy listos y lo hacen cuando no les ves». Este padre tiene claro que «hay que darle crédito a la presunta víctima, actuar con firmeza y dejar de pensar en que da mala imagen al centro».

Es lo que le ha demostrado la experienci­a de su hijo, que comenzó ya en primero de Infantil en un centro de Malpartida de Plasencia, con insultos, y siguió en segundo, cuando «llegaba a casa con las piernas llenas de cardenales».

Para evitar que la situación continuara, decidieron cambiar de residencia y trasladars­e a Plasencia, al centro que le destinó la comisión de escolariza­ción. Su hijo estaba en primero de Primaria y, «al mes, ya empezaron los problemas». Comenzó el «aislamient­o, hostigamie­nto» y los escritos enviados a la dirección del centro para advertir de lo que ocurría.

Este padre afirma que el director se lo tomó «como una ofensa personal» y, junto con la orientador­a y la inspectora educativa, «lo negaban todo. La orientador­a me dijo que no lo llamara acoso y el director me llegó a decir que también iba a apuntar las cosas que mi hijo hiciera».

Tampoco encontraro­n apoyo de otros padres de la clase, al contrario, «nos aislaron. He descubiert­o que los adultos se comportan como adolescent­es, hacen una manada. Decían que mi hijo era un delicado».

A lo largo de primero y parte de segundo de Primaria, continuó el bullying. «Le robaban juguetes que se llevaba para intentar hacer amigos, le daban guantazos...» Vieron con esperanza la puesta en marcha del protocolo de acoso, pero afirma que «en cuatro meses no hicieron nada».

Les dijeron que su hijo no controlaba las emociones y le llevaron a una psicóloga, que pidió entrar en el centro, pero no se lo permitiero­n. «Desde el principio, quisimos cambiarle de colegio, pero pensamos en por qué siempre es la víctima la que tiene que marcharse y en que la situación podría repetirse porque parece que los acosadores les huelen».

Al final, le cambiaron. Confiesa que se trata de una «situación límite, es espantoso, no duermes por las noches. Nosotros nos plantamos y dijimos que a ese colegio no volvía». Este padre, que llegó a escribir un libro a modo de diario con los escritos que envió a la dirección del colegio, aboga por una «labor preventiva» en los centros, «no esperar a que suceda».

Padre: «El director me llegó a decir que también iba a apuntar las cosas que mi hijo hiciera»

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TONI GUDIEL Libro que escribió el padre de un alumno acosado.

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