«Todos los cambios que la música está viviendo van en detrimento del arte»
La cantaora presenta estos días Tatuajes, un disco que publicará el próximo 8 de marzo la discográfica Nuevos Medios y está compuesto por versiones de clásicos de la música popular latinoamericana y europea que la aparta puntualmente del flamenco. «El flamenco es mi origen, no mi yugo». Esta frase de la cantaora Mayte Martín (Barcelona, 1965) preside su web y su forma de estar en el arte. Artista honesta y generosa, es una de las renovadoras de este género, aunque ella dice «estar al servicio del arte y no servirme de él». Lo demuestra en sus recitales de ese género, en los que habitualmente se hace acompañar solamente por una guitarra, y que durante 2023 combinó con algunos conciertos de preparación de un nuevo trabajo que discurre por otros derroteros. Este será el noveno álbum de su carrera, después de que en 2018 publicase Tempo Rubato de forma independiente a partir de las microdonaciones de los aficionados. Ahora, en su repertorio entran clásicos de la música popular latinoamericana y europea, como Ne me quitte pas, de Jacques Brel, Alfonsina y el mar, de Mercedes Sosa o El breve espacio en que no estás, de Pablo Milanés.
`Tatuajes' se estrenó a principios de este año. ¿Se pensó primero como espectáculo y después el disco, o de otra manera?
–En realidad es el mismo proceso de siempre. Voy haciendo conciertos, la cosa va madurando, se va haciendo fuerte, y llega el momento en que yo considero que ya tiene el nivel de madurez justo y necesario, y me meto en el estudio y lo grabo. Ahora estamos en eso.
Es interesante porque normalmente la industria suele funcionar al revés: primero la grabación y luego el directo.
– Claro. Está muy bien que me digas que la industria funciona al revés, y no soy. Es un pequeño detalle, pero es muy importante porque si miras la conveniencia a nivel comercial, pues claro, la industria tiene la razón, pero si lo importante es la obra, el arte, pues lo natural es que las cosas crezcan primero y rueden. Para mí manda la obra. Además, el proceso creativo no es una cosa que se pueda manipular. La gente firma tres discos en tres años y yo soy incapaz de hacer eso, porque no sé lo que me va a pasar el año que viene. Esa mecánica va en contra de la salud del arte.
No son composiciones suyas, sino canciones muy conocidas. Dice que quiere agradecer a los autores que más le han marcado. ¿Por qué ahora?
– Yo el agradecimiento lo tengo siempre, porque cada vez que en mi casa escucho un tema de estos bendigo a quien lo creó. Pero hacía tiempo que tenía ganas de hacer un espectáculo de versiones y compartirlo con la gente como si yo fuera más del público. Es casi como un ritual religioso, recordar juntos a Víctor Jara, a Violeta Parra, a Jacques Brel... Además, en un momento jodido para la música, porque está, en muchos aspectos, en peligro de extinción. La gente joven no conoce la historia de la música, no conoce estas maravillas. Y a mí me parece que esto es igual que si desaparecieran los museos. La música no está suficientemente protegida.
También ha cambiado mucho la manera de componer. No es necesario tener una relación, por ejemplo, con los instrumentos o ni siquiera con la voz.
todo se va desnaturalizando. Todo se va mecanizando. Incluso la manera de presentar la obra, a partir de canciones sueltas. Y todo lo que está cambiando en la música es en detrimento del arte. Ninguno de estos cambios favorece al arte más allá de que desde China puedan oír tu música. Somos nosotros quienes tenemos que proteger el legado. Si perdemos la conciencia de la historia, no sé lo que va a pasar. A mí me paree preocupante.
¿Tiene esto que ver con el formato y elenco de músicos que ha elegido para el disco?
– A mí cada día me gustan más las cosas sencillas y rotundas. Si tú lo que tienes que explicar lo puedes explicar con tres instrumentos, todo lo que pongas de más, sobra. Esta será una propuesta muy íntima, yo creo que eso favorece al repertorio que estoy haciendo, que son versiones muy desnudas. Y creo que es lo que necesito también.
¿Cree que esta desnudez artística, esta honestidad, es lo que hace que siempre se agoten las entradas desusconciertosencuestióndehoras?
– Pues no lo sé, la verdad. Espero que sí. Pero, por otro lado, me da pena que haya hambre de algo que debe–Sí, ría ser el pan de cada día. Yo realmente soy espectadora, si a mí me dieran a elegir entre poder disfrutar de la música o poder hacerla, yo elegiría mis oídos y mi sensibilidad para poder disfrutar de las cosas maravillosas que hay por ahí. Y como amante de la música, echo mucho de menos esa desnudez, esa fragilidad. Me parece muy bonito exponerse.
¿En `Tatuajes' hay algún intento de dejar una impronta personal? ¿O es un acercamiento como el de un niño que las canta porque las siente dentro?
– Exactamente. Es una descripción muy bonita la que has hecho. Yo no sé si dejo mi impronta o no, yo estoy haciendo esto para disfrutarlo yo, para que me vibren dentro, no hay ego aquí. Lo que hay es una necesidad y un deseo de sentirme también admiradora de la música.
Dice: «El flamenco fue mi primera palabra musical». ¿Esto marca una manera de estar en la música?
– No, una cosa es la materia prima y otra cómo tú la trabajes. Yo en el flamenco ingresé por amor a mi padre, por el amor que él tenía por el flamenco. Y porque veía llorar a mi tío, que era un hombre de dos meuna «Hacía tiempo que tenía ganas de hacer un espectáculo de versiones»
tros y lloraba cuando escuchaba a Pepe Pinto. A todas las músicas me he acercado por algo puramente emocional. También mamé de mi madre, que era una bordadora maravillosa, y yo la veía a ella trabajar con ese amor al detalle... Las cosas pequeñas son las más importantes, marcan la diferencia.
Hace poco decía en una entrevista sobre Rosalía: «Un género no es un repertorio. ¿Canta una bulería? Correcto, pero eso no es flamenco».
– Lo que ocurre hoy es que no se dedica el tiempo necesario para estar atravesado por lo que sea. La inmediatez está haciendo que las cosas no tengan esencia. Para dejarte atravesar por el flamenco lo tienes que amar y respetar y estudiar y aprender. Y tiene que haber en ti algo que contar. Por eso digo que ni el flamenco ni ningún género es solamente un repertorio. Es una manera de sentir las cosas, un idioma, y lo tienes que conocer. Para dejarse atravesar por las cosas lo primero que hay que tener es amor, no querer usarlo para ganar dinero.
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