El Periódico Extremadura

Las Trescienta­s

El 30 de junio de 1964, se presenta el proyecto de construcci­ón de un barrio destinado a dar cobijo a «familias de clase modesta que actualment­e viven en chabolas o en viviendas indecorosa­s sin condicione­s de habitabili­dad suficiente­s», según señala el en

- FERNANDO Jiménez Berrocal * * Cronista Oficial de Cáceres.

En mayo de 1986 fui encargado por la Universida­d Popular de Cáceres para hacerme cargo de una pequeña y abandonada biblioteca que se encontraba situada en la Plaza de la Fe, en el corazón de uno de los barrios más señeros de la capital cacereña, Las Trescienta­s. En este barrio pasé muchas horas durante un par de años, durante los cuales me dediqué a tratar de abrir aquella biblioteca como lugar al servicio de los vecinos, especialme­nte de la gente joven, la más necesitada de integrar en un proceso de cultura comunitari­a que no resultaba nada fácil, teniendo en cuenta el descrédito que planeaba sobre este barrio en un periodo donde lacras como la droga y todo el mundo de transgresi­ón que arrastraba consigo se habían convertido en seña de identidad de ciertas zonas de la ciudad.

Mi sorpresa fue mayúscula al encontrarm­e con unos jóvenes que el único problema que tenían era su origen humilde y la falta de formación laboral y académica. Por lo demás tenían las mismas inquietude­s que los chicos de otros barrios menos conflictiv­os de la ciudad; les gustaba la fotografía, el cine, la música, algunos eran verdaderos artistas del dibujo o el cómic y en muchos casos estaban deseosos de cambiar el destino que desgraciad­amente les había condenado a la marginalid­ad. Pasado el tiempo muchos de ellos cambiaron de vida y ocupación a través de su integració­n en cursos de capacitaci­ón académica, actividade­s culturales de todo tipo o escuelasta­ller, que les proporcion­aron nuevos retos e ilusiones. Muchos de ellos, hoy, siguen siendo grandes amigos a los que siempre les estaré agradecido por lo mucho que me enseñaron.

Los años pasados en un barrio que no solo tenía biblioteca, cosa extraña en aquellos momentos y en aquel lugar, sino también una serie de servicios de los que se carecían en la mayor parte de los barrios cacereños, pues en Las Trescienta­s había farmacia, colegio público, casas para los maestros, plazas y calles peatonales, fuente ornamental, amplias zonas ajardinada­s, pastelería, comercios, bar, … una serie de servicios que lo convertían en un núcleo residencia­l de cierta calidad con respecto a otras zonas de la capital, también me sirvieron para informarme socutaran

bre sus orígenes y su evolución como barriada diferente y alternativ­a al diseño urbano cacereño tradiciona­l. Sus casas de dos plantas, con patio, envueltas en un paisaje acogedor donde los vecinos se conocían y vivían en un estado de cordialida­d solidaria que poco tenía que ver con el mantra de barrio conflictiv­o, me permitiero­n acercarme a su historia cotidiana y a la de muchos de sus habitantes.

La historia intima y personal de las Trescienta­s se inicia cuando un 19 de Mayo de 1.961 la Obra Sindical del Hogar y de Arquitectu­ra, dependient­e del sindicato vertical, se dirige al Ayuntamien­to de Cáceres para informarle sobre la construcci­ón de un grupo de 300 viviendas de «Tipo Social», que se ejecasas

en una parte de la denominada dehesa de los Caballos, situada al sur de la ciudad , muy cerca de otro barrio en expansión, Llopis Iborra.

SE SOLICITA AL

ayuntamien­to cacereño que se haga cargo de los gastos de urbanizaci­ón que incluye los servicios de agua, alcantaril­lado, red de energía eléctrica y alumbrado público y de las calles, vías y aceras. Por fin, el 30 de junio de 1964, se presenta el proyecto de construcci­ón de un barrio destinado a dar cobijo a «familias de clase modesta que actualment­e viven en chabolas o en viviendas indecorosa­s sin condicione­s de habitabili­dad suficiente­s», según señala el encargado de redactar este proyecto, el conocido arquitecto Tomas Civantos Hernández.

Este acreditado arquitecto cacereño, presenta planos y memoria donde hace una descripció­n detallada de las caracterís­ticas que debe tener este grupo de viviendas. Con la denominaci­ón de albergues, se proyectan 270 de tres dormitorio­s, 30 de cuatro dormitorio­s, un grupo escolar con 4 grados y dos casas para los maestros de la escuela. Todas las viviendas disponen de dos plantas, la inferior para estancia y la superior para dormitorio­s. Sus muros se construyen de bloques de hormigón y las cubiertas son de placas onduladas de amianto- cemento. También se contempla la construcci­ón de zonas ajardinada­s, 60 bancos públicos «para descanso y esparcimie­nto de los vecinos» , dos plazas con soportales donde se instalaran locales para tiendas, alumbrado público eficiente, así como bocas tanto para riego como para incendios. Todo ello valorado en 59.916.660 de pesetas. Un proyecto creado según las normas de las denominada­s Unidades Vecinales de Absorción (U.V.A.), que tenían como fin últi

mo convertirs­e en barrios transitori­os, como intervenci­ones de emergencia destinadas a erradicar el chabolismo. Aunque en el caso de las Trescienta­s acabaría por convertirs­e en un barrio definitivo, de viviendas higiénicas y confortabl­es, construida­s de manera racional y estética peculiar.

El 3 de julio de 1969 se recepciona­n las obras del nuevo barrio de las Trescienta­s Viviendas y comienza su ocupación por parte de familias necesitada­s de una morada digna. Familias humildes y trabajador­as que pueden acceder a un barrio agradable y placentero donde crear su propio espacio para la vida. Desde entonces Las Trescienta­s forman parte del paisaje urbano cacereño, habiéndose convertido en un barrio diferente, de viviendas unifamilia­res que actualment­e se encuentran perfectame­nte integradas en un entorno de nuevos barrios que han servido para despojar a las Trescienta­s, para bien, de parte de su pasado y de su imaginaria reputación como zona marginal de la ciudad.

Quisiera aprovechar esta oportunida­d para agradecer a la buena gente de Las Trescienta­s el trato recibido durante mis años de trabajo en el barrio y también agradecer a Jorge Civantos, hijo del arquitecto que diseño la barrida, por su generosa aportación documental para poder escribir esta crónica sobre Cáceres y su desarrollo urbano.

Había farmacia, colegio público, casas para los maestros y pastelería

El 3 de julio de 1969 se recepciona­n las obras del nuevo barrio de Las Trescienta­s

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EL PERIÓDICO Una imagen de archivo de la barriada cacereña de Las Trescienta­s.
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Planos del proyecto de urbanizaci­ón de la barriada cacereña de Las 300.
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