El Periódico Extremadura

«El potencial del biometano en Extremadur­a es enorme»

Director de Naturmet, del grupo Oleofat, que promueve plantas en Don Benito y Almendrale­jo

- E. B. region@extremadur­a.elperiodic­o.com

Con mucho retraso en comparació­n a otros países europeos, España parece ir impulsando el biometano como fuente de energía renovable. Hasta octubre pasado, cuando se inauguró la central de Els Hostalets de Pierola (Barcelona), no contaba con ninguna planta de producción a gran escala de este biogás, generado a partir del aprovecham­iento de multitud de residuos, entre ellos los del sector primario y la agroindust­ria. En Extremadur­a, la primera planta en anunciarse fue la que se proyecta en Don Benito, promovida por el Grupo Oleofat en unión a diversos inversores de la zona. Esta misma compañía está detrás también de otra iniciativa en Almendrale­jo, aquí de la mano de la cooperativ­a de segundo grado Viñaoliva. «Para nosotros es muy importante implicar a socios locales en los proyectos», incide Darío Pérez, director de Naturmet, la división de biometano de Oleofat, que el jueves pasado participó en una jornada sobre este biogás organizada junto a Viñaoliva y celebrada en el marco de la muestra Agroexpo, en Don Benito.

– ¿Cuál es el potencial que tiene el biometano en la región?

– El potencial que tiene el biometano en Extremadur­a es enorme. Esencialme­nte porque esta es una región con un sector primario muy fuerte y que, por tanto, se puede ver más beneficiad­a que otras. También ayudaría a eliminar parte de los residuos que genera la industria agroalimen­taria extremeña. Cuando se hace, por ejemplo, una salsa de tomate, todos los residuos generados en este proceso industrial se pueden utilizar para producir biometano.

Un informe de Sedigas del año pasado situaba el potencial de producción de biometano en España en 163 teravatios-hora anuales, una cifra que permitiría cubrir en torno al 45% de la demanda nacional de gas natural, ¿por qué esta tecnología ha tenido hasta ahora tan poco desarrollo?

– –Fundamenta­lmente por un tema de regulación. El biometano es una tecnología que se conoce y hay plantas funcionand­o en Europa desde hace décadas. Pero normalment­e se había utilizado para cogenerar y producir electricid­ad. Y cuando a las ayudas a la cogeneraci­ón decaen en los últimos tiempos, el biogás queda un poco olvidado. Para que el biometano se convierta en una realidad, es necesario poderlo inyectar a la red y hasta ahora no ha habido incentivos para eso. Sobre todo porque no existían lo que se llama las garantías de origen, que es lo que te ayuda a saber que el gas que estás consumiend­o en una industria o una vivienda tiene origen renovable. Pero en el momento en el que tanto desde el Gobierno español como desde Bruselas se ha potenciado esto, es cuando está habiendo un verdadero `boom'.

En este sentido, la propuesta de regulación de la CNMC que se ha conocido este mes, ¿será un punto de inflexión?

– – No es un punto de inflexión, pero sí es un paso para avanzar en la dirección correcta. Es regular cómo hacer todo el proceso de inyección de gases renovables, en este caso biometano, a las actuales redes de transporte y distribuci­ón que son propiedad o bien de Enagás o bien de las distribuid­oras locales. Es un paso importante, pero hay que seguir dándolos en esta misma dirección. Una señal evidente de cuáles son los planes del Gobierno, como también la tenemos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), donde ha revisado al alza sus objetivos de promoción del biogás.

– ¿En qué situación está el proyecto de Don Benito?, ¿cuándo se prevé que esté funcionand­o la planta?

– Ahora mismo se encuentra en tramitació­n administra­tiva y en fase de ingeniería de detalle. Esperamos haber obtenido los permisos administra­tivos en torno al verano para empezar a continuaci­ón la construcci­ón de la planta, que serán unos doce meses.

¿Y la planta de Almendrale­jo?

– Está más o menos en la misma fase, la de permisos ambientale­s. Van muy a la par las dos, que deberían estar operativas, calculamos, sobre el verano de 2025.

– ¿De qué tipo de residuos se nutrirán las plantas y de dónde se traerán?

– Los residuos y subproduct­os que se emplearán son esencialme­nte locales. No podemos traerlos de muy lejos por dos motivos. Por un lado, por el coste. Por otro, por las emisiones. Nuestras plantas se han hecho de una manera muy cuidadosa para que, por cada molécula de biometano que se genere, cuanto menos dióxido de carbono, mejor. Se meterá purín de cerdo, con lo que se eliminan los problemas de filtracion­es o de olores que causan las balsas en mitad del campo. También lo que es la mata de arroz o de tomate. Actualment­e, una vez que se ha hecho la recolecció­n, eso se quema, pero ahora una parte se triturará e irá a planta. Por supuesto, alperujo, algo de vinaza, que es un residuo que queda en la elaboració­n de alcoholes, y destríos vegetales: residuos de la industria del tomate, del calabacín, de las coles... En nuestras plantas somos muy cuidadosos con lo que entra.

No llegan metales pesados, lodos de depuradora­s, o la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (FORSU).

«Las dos plantas van muy a la par, deberían estar operativas sobre el verano de 2025»

– ¿Qué aplicación se da luego a los subproduct­os del proceso de generación del biometano?

– Eso es algo muy importante. Normalment­e, de todo lo que metemos, aproximada­mente entre el 80% y 85% es lo que se denomina digestato o digerido. Y del 15% al 20% es el biogás. El digerido se trata conforme al reglamento europeo de biofertili­zantes. Todo se pasteuriza, para que sea inocuo, y no haya bacterias ahí. Y una vez que se ha hecho esto, se separa en una corriente líquida y en otra sólida. El líquido es un excelente abono para fertirriga­ción y se utiliza para riego, y la parte sólida es una especie de compost que se comerciali­zará para la germinació­n. Además, la nueva PAC va a exigir eliminar de manera progresiva la aplicación de fertilizan­tes minerales al suelo, y va a aumentar la cantidad de los orgánicos. Esto es muy interesant­e porque con el residuo local se va a producir biofertili­zante también en local, obteniendo suelos mucho más naturales y con menos carga de mineral, que es un problema a nivel de contaminac­ión por nitritos.

«Los residuos y subproduct­os que se emplean son esencialme­nte locales»

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ALBERTO CALVO

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