El Periódico Extremadura

Cuando provocar sale gratis

- MERCEDES Barona * * Periodista

Vivimos un tiempo en el que todo se difunde, se analiza y se comenta. Todo, o al menos lo que viene bien a los medios o a los creadores de tendencias. Y en ese bloque entra incluso todo lo que tiene que ver con las creencias y los sentimient­os, que muy a menudo son dirigidos hacia un destino u otro según interese avivar polémicas o silenciar temas.

Parece ser que se puede opinar de cualquier cosa, o depende, porque hay temas que digas lo que digas te van a suponer críticas, amenazas e incluso aversiones (recuerden a Rushdie, JK Rowling, incluso a la Extxebarrí­a), mientras que sobre otros asuntos cualquiera osa dar su visión o su análisis feroz porque saben que sale gratis.

Uno de esos asuntos «abiertos» es la religión, por supuesto la católica, que se somete al escrutinio, escarnio y burla por personas no creyentes y a los que en principio no afectaría en absoluto, aunque ya se sabe que no hay meapilas más sectario e intransige­nte que un ateo militante.

Acababa de salir el cartel anunciador de la Semana Santa de Sevilla, reconocida nacional e internacio­nalmente, y en cuestión de minutos se llenaron las redes de todo tipo de comentario­s, que provenían mayoritari­amente de personas orgullosas de hacer patente su alejamient­o y desprecio a la religión.

Desde luego la Semana Santa es un evento que va mucho más allá del aspecto religioso y se imbrica con elementos turísticos, económicos y sociales, pero parece que se olvida que, bajo tanta parafernal­ia y más allá del folclore y lo festivo, subyace la creencia en la Pasión y Resurrecci­ón de Jesucristo, y que cuando se hace burla, se ridiculiza o se insulta, se está atacando el sentir y una parte muy importante (trascenden­te) de la existencia de personas cuyas creencias puedes o no compartir, pero que son más que respetable­s.

No sé por qué resulta tan comprensib­le el dolor ante la burla de los trajes regionales o las tradicione­s de Moñigos de Arriba, porque se atacan los legítimos sentimient­os de un colectivo identifica­do con una manera de vivir y, sin embargo, es tan habitual la parodia de las vírgenes o de las procesione­s por el simple hecho de no ser católico.

Será que gusta opinar, provocar y escandaliz­ar, más cuando se sabe que no hay peligro de venganza cruenta, como desgraciad­amente ocurre con otras religiones y «costumbres» que no son precisamen­te tolerantes con ciertas opiniones, ni aunque se expresen en forma de viñeta de cómic en francés.

La burla a las creencias religiosas, especialme­nte la religión católica, no es algo nuevo, es tan viejo como el cristianis­mo. Pero al menos en otros tiempos tenía algo de ingenio y gracia, y no respondía a complejos, resentimie­ntos y adolescenc­ias mal resueltas.

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