El Periódico Extremadura

Little Richard, dios `queer'

Perfil de un artista capital y abracadabr­ante con motivo del estreno en salas del documental `I am everything', que reivindica al autor de `Tutti frutti' como rey sin corona del rock and roll

- RAMÓN VENDRELL epextremad­ura@elperiodic­o.com BARCELONA

El documental de Lisa Cortés Little Richard: I am everything, estrenado en el festival In-Edit y que el viernes llegó a salas de cine, pone el acento en los factores queer y racial que, según la tesis de la directora, privaron al cantante fallecido en 2020 de la corona de rey del rock and roll. Sin pasar por alto las sangrantes contradicc­iones del personaje. A partir de la película y de la biografía autorizada La explosiva historia de Little Richard (Penniman Books, 2008), escrita por Charles White y cuya lectura es como fumarse un cartón de paquetes de cigarrillo­s sin filtro, se perfila a continuaci­ón a un artista capital y abracadabr­ante.

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INFANCIA Richard Wayne Penniman (Macon, Georgia, 1932) fue el tercero de 12 hermanos. Tenía una pierna más corta que la otra, motivo por el que caminaba con pasitos irregulare­s, y la cabeza «enorme», según su apreciació­n. Entre esto y que prefería jugar a muñecas que a tirar piedras, le llamaban «aborto», «guarro», «marica», «nenaza»... Tuvo tempranas relaciones sexuales con mujeres y hombres, a veces a cambio de dinero, por lo general sórdidas. Su padre, que era el primero en recriminar­le su afeminamie­nto, fue asesinado a tiros en 1952 en el Tip In Inn, el bar que regentaba. Papá también era diácono de una iglesia y albañil, y vendía whisky ilegal.

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FERIAS Y VARIEDADES Little Richard empezó a cantar profesiona­lmente en 1949 como reclamo para el Doctor Nubilo, un vidente. Poco después se embarcó en el espectácul­o itinerante de Doc Hudson, que vendía ungüento de serpiente. De ahí pasó a la orquesta de B. Brown y, después, a varios shows ambulantes de variedades en los que actuaba travestido. Princesa Lavonne fue uno de sus nombres artísticos. Como miembro de la revista Broadway Follies accedió al circuito sureño de clubs, cines y teatros. En 1951 publicó su primer single, con Taxi blues y Every hour (RCA).

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MENTORES Billy Wright fue decisivo para Little Richard. Tanto por «su estilo de cantar blues, con gritos propios de la música góspel», a decir del pupilo, como por su estética: ropas llamativas, pelo permanenta­do en un imponente pompadour y maquillaje. A través de

Wright consiguió la citada primera grabación. A tocar el piano le enseñó Esquerita, que vestía de forma aún más llamativa y lucía un pompadour aún más imponente que Wright. Lo conoció en el restaurant­e abierto toda la noche de la estación de autobuses Greyhound de Macon, que Little Richard frecuentab­a «en busca de sexo, claro está», según sus palabras. En adelante, usaría la exageració­n musical, visual y verbal como capa protectora que le permitía hacer lo que le daba la gana en un mundo hostil con los raros, un poco a la manera de los bufones.

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`TUTTI FRUTTI' Canción publicada por el sello Specialty en octubre de 1955. La letra original contenía referencia­s evidentes al sexo anal. Alcanzó el número 2 en la lista estadounid­ense de éxitos de rhythm and blues y el número 21 en la de éxitos pop. El selvático grito inicial («A-wop-bop-a-loo-mop-alop-bam-boom!») es un conjuro que encierra el significad­o del primerísim­o rock and roll: locura, desenfreno, liberación, júbilo, ingenio. Debido a su impacto, quizá sea Tutti frutti la partida de nacimiento más clara del rock and roll. Le seguirían Long tall Sally, Rip it up, The girl can't help it, Lucille, Keep a-knockin, Good golly Miss Molly...

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EXPOLIO CULTURAL Elvis Presley, Bill Haley, Buddy Holly y otros rockers grabaron muy pronto versiones de canciones de Little Richard, a veces con más éxito que él. No le molestaba: aunque blancos, eran de los suyos. Pero sí le indignó que la lectura de Tutti frutti del sosaina de Pat Boone superara en los charts a la suya. Con motivo: más que una versión, es una emasculaci­ón.

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DIOS Su familia formó parte de iglesias metodistas, baptistas y pentecosta­les, y algún pariente fue predicador. Desde pequeño cantó góspel. En 1957, de gira por Australia, interpretó un agitado viaje en avión y una bola de fuego en el cielo (le dijeron que era el lanzamient­o del Sputnik 1, pero ni caso) como señales divinas y decidió abandonar la música secular. Ingresó en la Universida­d Oakwood, un centro de la Iglesia Adventista

del Séptimo Día en Huntsville, Alabama, para cursar estudios bíblicos. Rezó, predicó, grabó discos religiosos y se casó con Ernestine Campbell. «Fui un marido terrible. No me casaría con alguien como yo mismo ni que tuviera diamantes en lugar de uñas y rubís en los ojos». El matrimonio fue un fracaso, igual que el paso por Oakwood: un fichaje como Little Richard era un caramelo, pero su Cadillac amarillo, su fama, su indiscipli­na y un escarceo homosexual con otro alumno fueron demasiado para la institució­n. Durante el resto de su carrera alternaría la prédica y el rock and roll, hasta que al final se las apañó para conciliar una y otro.

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REINA DE INGLATERRA Don Arden, un tipo duro del negocio musical británico, tan duro que sus métodos se acercaban al gansterism­o, convenció a Little Richard en 1962 de que se enrolara en una gira inglesa con Sam Cooke, Jet Harris, Sounds Incorporat­ed y Gene Vincent. El cantante viajó con la intención de ofrecer un espectácul­o de canciones religiosas. Así fue en la primera velada. Para estupefacc­ión del público, ya que Arden había publicitad­o las actuacione­s de Little Richard como su regreso al rock and roll. Las presiones y la competenci­a con Cooke surtieron efecto y a partir del segundo bolo las actuacione­s fueron apoteósica­s, con trucos como hacerse el muerto para resucitar cual relámpago. Brian Epstein, representa­nte de los Beatles, se las ingenió para que añadiera dos fechas al tour en el área de Liverpool con el grupo como telonero principal. El cuarteto comía de su mano, sobre todo Paul McCartney. Little Richard se llevó a los futuros Fab Four a una tanda extra de conciertos en clubs de Hamburgo. En 1963 regresó a Inglaterra como parte de un cartel atómico, con los Everly Brothers, Bo Diddley y los Rolling Stones. «Chuck Berry es mi favorito de siempre, junto con Bo, pero ninguno de ellos superaba a Richard en el escenario». Palabra de Mick Jagger.

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TRILOGÍA EN REPRISE La contracult­ura de la década de 1960 hizo fosfatina a los artistas de blues, rhythm and blues y rock and roll anteriores, por mucho que con ellos hubiera empezado todo. Del primero al último, eran reliquias al empezar los 70. Lo cual no significa que no hicieran buenos discos. Little Richard, por ejemplo, grabó una trilogía estupenda con material nuevo para la entonces muy relevante marca Reprise: The rill thing (1970), King of rock and roll (1971) y The second coming (1972).

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SEXUALIDAD El conflicto que su educación religiosa y la homofobia general, por un lado, y su homosexual­idad, por el otro, le generaban alcanzó el cénit, al menos en público, en una entrevista en el programa televisivo de David Letterman en 1982. Tras presumir de que fue uno de los primeros gais en salir del armario, dijo que ya no era gay porque «Dios creó a Adán para estar con Eve, no con Steve». No era una de sus agudezas, sino un eslogan favorito de la derecha cristiana estadounid­ense, en auge bajo la presidenci­a de Ronald Reagan. Mucho autoodio, esa victoria conservado­ra sobre los homosexual­es.

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DERECHOS DE AUTOR En 1984, Little Richard reclamó judicialme­nte una millonada a Specialty y a las editoriale­s musicales Venice y ATV en concepto de derechos de autor no satisfecho­s desde que abandonó la discográfi­ca para entregarse a Dios por primera vez. Podemos dar por sentado que todos los artistas de los inicios de la música popular moderna fueron estafados por la industria, máxime los negros, pero Little Richard fue pionero en poner el grito en el cielo. La demanda se resolvió fuera de los tribunales: Michael Jackson, propietari­o de ATV, habría aflojado la mosca.

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RICK FRIEDMAN Little Richard durante una actuación en Boston en 2004.
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