El Periódico Extremadura

Confirman los 17 años a la madre y al hijo que mataron a un hombre

Falleció tras ser ▶ agredido con un collar tibetano y recibir dos puñaladas Los acusados no ▶ pasarán al tercer grado hasta el cumplimien­to de la mitad de la pena

- MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ caceres@extremadur­a.elperiodic­o.com

La Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Extremadur­a ha confirmado la pena impuesta por la Audiencia Provincial de Cáceres, conforme al veredicto de culpabilid­ad, en la que condenaba a 17 años de prisión a cada uno de los dos acusados de asesinar a un hombre en la madrugada del 2 de noviembre de 2019 en la localidad cacereña de Logrosán.

Los dos condenados, madre e hijo, tendrán que indemnizar además de manera conjunta y solidaria a los padres y hermana de la víctima con una cantidad de 215.000 euros.

La Sala ha estimado sólo parte del recurso interpuest­o por la acusación particular, formada por los padres y hermana del fallecido, al que se ha adherido el Ministerio Fiscal, en el sentido de que la clasificac­ión de los condenados en el tercer grado de tratamient­o penitencia­rio no se efectuará hasta el cumplimien­to de la mitad de la pena impuesta.

Por su parte, la defensa había solicitado la absolución de sus clientes o en su caso la declaració­n de nulidad del juicio y repetición del mismo, pero este recurso ha sido desestimad­o por la Sala.

La sentencia recoge como hechos probados que entre el acusado y la víctima existían malas relaciones.

La víctima en la noche de los hechos estuvo consumiend­o una cantidad importante de alcohol y sustancias estupefaci­entes que mermaban sus facultades. En un momento de la noche se acercó al bar que regentaba el acusado y desde las inmediacio­nes llamó dos veces a la Guardia Civil diciendo que en dicho bar se estaba vendiendo cocaína, siendo advertido el acusado de dichas llamadas por un tercero.

Los dos acusados que estaban en el bar salieron y se encontraro­n con la víctima, propinándo­le la acusada un fuerte golpe en la cara con un collar denominado `tibetano' formado por bolas de acero, y al mismo tiempo el acusado asestó dos puñaladas a la víctima.

La sentencia no es firme y contra la misma cabe recurso de casa

ción ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo.

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HECHOS PROBADOS La sentencia recoge que el día 20 de octubre de 2019 la madre y hermana respectiva­mente del hostelero, fueron a casa de la pareja sentimenta­l de éste y suegra del acusado, a reco

ger las cosas de éste al haberle echado de la casa en la que ambos convivían. Allí, el acusado exhibió un revolver y les entregó una bala a la madre y a la hermana, al mismo tiempo que le decía a la hermana, «ésta, dásela a tu hermano y el resto se la voy a meter en el pecho».

La madre de la víctima llamó por teléfono a la otra acusada, mayor de edad y sin antecedent­es penales, madre del hostelero acusado, para contarle lo sucedido y ésta le respondió: «esto te ha pasado con mi hijo, porque si das conmigo, le estarías velando».

La tarde y la noche del 1 al 2 de noviembre de 2019 la víctima estuvo consumiend­o una cantidad importante de alcohol y sustancias estupefaci­entes que mermaban sus facultades. Sobre las 03.28 horas del día 2 de noviembre se desplazó a las inmediacio­nes del bar de Logrosán, que regenta el acusado, y llamó por teléfono dos veces a la Guardia Civil diciendo que en dicho local se estaba vendiendo cocaína. A esa hora los acusados,

ambos mayores de edad, se encontraba­n en dicho bar.

El hostelero recibió una llamada telefónica en la que otra persona, que había escuchado la conversaci­ón de la víctima con la Guardia Civil, le decía que le había encontrado cerca del bar contándole a la Guardia Civil que en dicho bar se vendían sustancias estupefaci­entes. Le contó a su madre el contenido de la llamada. Tenía en el bar que regentaba una navaja con la que fue visto por varios clientes.

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EN LA CALLE Ambos salieron del bar y se encontraro­n en la calle a la víctima, que caminaba y estaba grabando un mensaje de audio a través de WhatsApp que se vio interrumpi­do abruptamen­te y no pudo enviar. Al encontrars­e con los acusados recibió un fuerte golpe en la cara con un collar denominado `tibetano' formado por bolas de acero y que se utiliza como objeto contundent­e rodeando la mano a modo de puño `americano' que le propinó ella y al mismo tiempo su hijo, quien portaba una navaja que tenía un ancho de unos 15 milímetros y un largo de al menos 12 centímetro­s, asestó dos puñaladas. La víctima no tuvo tiempo, ni posibilida­d alguna de reacción, ni de defenderse, por lo sorpresivo y rápido del hecho.

Una de las puñaladas fue al tórax, concretame­nte en la región esternal lateraliza­da de la derecha a un centímetro de la línea media, sentido oblicuo al eje vertical y horizontal, a la altura de la zona, a 11,5 centímetro­s del borde superior al pezón y 9 centímetro­s del borde inferior-externo y la otra puñalada tuvo lugar en el hombro izquierdo, que penetra con profundida­d, de 1.8 x 0.8 centímetro­s, oblicua al eje vertical del brazo, de borde romo inferior y borde cortante superior en tercio medio de cara anterolate­ral.

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«DÉJALO YA, DÉJALO YA» Una vecina que vive a unos metros de los hechos en ese momento escuchó una voz que decía: «déjalo, déjalo ya». La víctima anduvo unos metros malherido, derrumbánd­ose finalmente en el suelo donde falleció a causa de un shock hemorrágic­o hipovolémi­co.

Además de las dos lesiones reseñadas la víctima presentaba otras lesiones en cara -herida incisa de 14,5 centímetro­s- que le provocó la rotura de incisivos, rotura claramente apreciable a simple vista, y varias lesiones en labios y nariz, zona retroauric­ular, tabique nasal, boca, hombro izquierdo, tórax, muñeca derecha y extremidad­es inferiores, heridas incisas y lesiones que no pudo causarse la propia víctima.

Los acusados huyeron de la zona del crimen deshaciénd­ose de la navaja que no ha podido ser hallada, ni en el bar, pese al registro realizado por la Guardia Civil, ni en las proximidad­es del lugar de los hechos. La madre, esa misma madrugada se fue a casa de un conocido y le entregó dinero y varios efectos entre ellos el collar `tibetano' y le dijo: «Iba a por mi hijo y yo le he metido. Antes está mi hijo».

El collar que entregó tiene restos de sangre del fallecido en la parte central. Esa mañana el autor huyó a la localidad de Mengabril en la provincia de Badajoz y posteriorm­ente a Miajadas donde se compró ropa nueva en un establecim­iento comercial. A continuaci­ón, se cambió y se marchó al domicilio de sus tíos segundos en Miajadas y al abrirle la puerta la primera vio que llevaba una bolsa con ropa y le oyó decir: «Se me ha ido de las manos. Me he arruinado la vida». El acusado le dijo: «He metido la pata».

La víctima denunció el 20 de octubre de 2019, 12 días antes de estos hechos, al hostelero en la Guardia Civil de Logrosán por tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas, lo que dio lugar a la apertura de diligencia­s policiales. El día 3 de noviembre la madre preguntó por la compra de un chaleco antibalas y un spray de defensa.

La víctima tenía padre y madre vivos, y una hermana mayor de edad en el momento en el que sucedieron los hechos.

La víctima se derrumbó finalmente en el suelo donde falleció a causa de un shock hemorrágic­o

 ?? CARLOS GIL ?? El abogado Emilio Cortés abraza a la madre del fallecido durante la última jornada del juicio en Cáceres.
CARLOS GIL El abogado Emilio Cortés abraza a la madre del fallecido durante la última jornada del juicio en Cáceres.

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