Confirman los 17 años a la madre y al hijo que mataron a un hombre
Falleció tras ser ▶ agredido con un collar tibetano y recibir dos puñaladas Los acusados no ▶ pasarán al tercer grado hasta el cumplimiento de la mitad de la pena
La Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura ha confirmado la pena impuesta por la Audiencia Provincial de Cáceres, conforme al veredicto de culpabilidad, en la que condenaba a 17 años de prisión a cada uno de los dos acusados de asesinar a un hombre en la madrugada del 2 de noviembre de 2019 en la localidad cacereña de Logrosán.
Los dos condenados, madre e hijo, tendrán que indemnizar además de manera conjunta y solidaria a los padres y hermana de la víctima con una cantidad de 215.000 euros.
La Sala ha estimado sólo parte del recurso interpuesto por la acusación particular, formada por los padres y hermana del fallecido, al que se ha adherido el Ministerio Fiscal, en el sentido de que la clasificación de los condenados en el tercer grado de tratamiento penitenciario no se efectuará hasta el cumplimiento de la mitad de la pena impuesta.
Por su parte, la defensa había solicitado la absolución de sus clientes o en su caso la declaración de nulidad del juicio y repetición del mismo, pero este recurso ha sido desestimado por la Sala.
La sentencia recoge como hechos probados que entre el acusado y la víctima existían malas relaciones.
La víctima en la noche de los hechos estuvo consumiendo una cantidad importante de alcohol y sustancias estupefacientes que mermaban sus facultades. En un momento de la noche se acercó al bar que regentaba el acusado y desde las inmediaciones llamó dos veces a la Guardia Civil diciendo que en dicho bar se estaba vendiendo cocaína, siendo advertido el acusado de dichas llamadas por un tercero.
Los dos acusados que estaban en el bar salieron y se encontraron con la víctima, propinándole la acusada un fuerte golpe en la cara con un collar denominado `tibetano' formado por bolas de acero, y al mismo tiempo el acusado asestó dos puñaladas a la víctima.
La sentencia no es firme y contra la misma cabe recurso de casa
ción ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
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HECHOS PROBADOS La sentencia recoge que el día 20 de octubre de 2019 la madre y hermana respectivamente del hostelero, fueron a casa de la pareja sentimental de éste y suegra del acusado, a reco
ger las cosas de éste al haberle echado de la casa en la que ambos convivían. Allí, el acusado exhibió un revolver y les entregó una bala a la madre y a la hermana, al mismo tiempo que le decía a la hermana, «ésta, dásela a tu hermano y el resto se la voy a meter en el pecho».
La madre de la víctima llamó por teléfono a la otra acusada, mayor de edad y sin antecedentes penales, madre del hostelero acusado, para contarle lo sucedido y ésta le respondió: «esto te ha pasado con mi hijo, porque si das conmigo, le estarías velando».
La tarde y la noche del 1 al 2 de noviembre de 2019 la víctima estuvo consumiendo una cantidad importante de alcohol y sustancias estupefacientes que mermaban sus facultades. Sobre las 03.28 horas del día 2 de noviembre se desplazó a las inmediaciones del bar de Logrosán, que regenta el acusado, y llamó por teléfono dos veces a la Guardia Civil diciendo que en dicho local se estaba vendiendo cocaína. A esa hora los acusados,
ambos mayores de edad, se encontraban en dicho bar.
El hostelero recibió una llamada telefónica en la que otra persona, que había escuchado la conversación de la víctima con la Guardia Civil, le decía que le había encontrado cerca del bar contándole a la Guardia Civil que en dicho bar se vendían sustancias estupefacientes. Le contó a su madre el contenido de la llamada. Tenía en el bar que regentaba una navaja con la que fue visto por varios clientes.
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EN LA CALLE Ambos salieron del bar y se encontraron en la calle a la víctima, que caminaba y estaba grabando un mensaje de audio a través de WhatsApp que se vio interrumpido abruptamente y no pudo enviar. Al encontrarse con los acusados recibió un fuerte golpe en la cara con un collar denominado `tibetano' formado por bolas de acero y que se utiliza como objeto contundente rodeando la mano a modo de puño `americano' que le propinó ella y al mismo tiempo su hijo, quien portaba una navaja que tenía un ancho de unos 15 milímetros y un largo de al menos 12 centímetros, asestó dos puñaladas. La víctima no tuvo tiempo, ni posibilidad alguna de reacción, ni de defenderse, por lo sorpresivo y rápido del hecho.
Una de las puñaladas fue al tórax, concretamente en la región esternal lateralizada de la derecha a un centímetro de la línea media, sentido oblicuo al eje vertical y horizontal, a la altura de la zona, a 11,5 centímetros del borde superior al pezón y 9 centímetros del borde inferior-externo y la otra puñalada tuvo lugar en el hombro izquierdo, que penetra con profundidad, de 1.8 x 0.8 centímetros, oblicua al eje vertical del brazo, de borde romo inferior y borde cortante superior en tercio medio de cara anterolateral.
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«DÉJALO YA, DÉJALO YA» Una vecina que vive a unos metros de los hechos en ese momento escuchó una voz que decía: «déjalo, déjalo ya». La víctima anduvo unos metros malherido, derrumbándose finalmente en el suelo donde falleció a causa de un shock hemorrágico hipovolémico.
Además de las dos lesiones reseñadas la víctima presentaba otras lesiones en cara -herida incisa de 14,5 centímetros- que le provocó la rotura de incisivos, rotura claramente apreciable a simple vista, y varias lesiones en labios y nariz, zona retroauricular, tabique nasal, boca, hombro izquierdo, tórax, muñeca derecha y extremidades inferiores, heridas incisas y lesiones que no pudo causarse la propia víctima.
Los acusados huyeron de la zona del crimen deshaciéndose de la navaja que no ha podido ser hallada, ni en el bar, pese al registro realizado por la Guardia Civil, ni en las proximidades del lugar de los hechos. La madre, esa misma madrugada se fue a casa de un conocido y le entregó dinero y varios efectos entre ellos el collar `tibetano' y le dijo: «Iba a por mi hijo y yo le he metido. Antes está mi hijo».
El collar que entregó tiene restos de sangre del fallecido en la parte central. Esa mañana el autor huyó a la localidad de Mengabril en la provincia de Badajoz y posteriormente a Miajadas donde se compró ropa nueva en un establecimiento comercial. A continuación, se cambió y se marchó al domicilio de sus tíos segundos en Miajadas y al abrirle la puerta la primera vio que llevaba una bolsa con ropa y le oyó decir: «Se me ha ido de las manos. Me he arruinado la vida». El acusado le dijo: «He metido la pata».
La víctima denunció el 20 de octubre de 2019, 12 días antes de estos hechos, al hostelero en la Guardia Civil de Logrosán por tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas, lo que dio lugar a la apertura de diligencias policiales. El día 3 de noviembre la madre preguntó por la compra de un chaleco antibalas y un spray de defensa.
La víctima tenía padre y madre vivos, y una hermana mayor de edad en el momento en el que sucedieron los hechos.
La víctima se derrumbó finalmente en el suelo donde falleció a causa de un shock hemorrágico