El mercado del miedo
Este mercado invernal, por llamar de algún modo futbolero a este periodo de tiempo que se da hasta el 31 de enero, cuando los clubs de Tercera ya no pueden inscribir jugadores, ha incrementado su ritmo de movimientos conforme se ha ido acercando la fecha, no tanto por los motivos que propician los intercambios de las estrellas del fútbol de la élite, sino por algo mucho más humano y terrenal: el miedo.
Podría parecer que este no es el caso de los del duelo por la cabeza que fueron los primeros en apuntalar sus plantillas, ya de por sí superiores en cantidad y en calidad al resto. Aquí la capacidad económica de Don Benito y Coria permite corregir algún error en la confección inicial o mejorar algo de lo que por sí ya era bueno. Pero a los que están peleando por evitar el descenso también les puede interesar, de forma indirecta, que estos equipos sean lo más potentes posible. El que campeone ascenderá directamente, pero el derrotado sería favorito en el playoff regional, con permiso de los otros tres clasificados, claro, porque esto es fútbol y todo puede pasar en una eliminatoria. Pero parece evidente que el subcampeón tendría más opciones de consumar otro ascenso que evitaría un arrastre en caso de que dos o más equipos extremeños desciendan desde Segunda Federación. Si los descendidos desde Segunda fueran uno o ninguno, no habría arrastres. Parece difícil, pero a tiempo están de que así sea.
En ese siguiente escalón de aspirantes al playoff hay tantos candidatos para solo tres plazas que el heclub
cho de ver cómo se refuerza el vecino lleva a los demás a hacer un esfuerzo que quizás no tuvieran previsto. Y se van relevando en la clasificación tras sus tropiezos. Y los de abajo no dejan de apretar, y más que lo harán como suele ser habitual en las segundas vueltas. Así que, por aquello de que el miedo es libre, con un ojo arriba y otro abajo, la mayoría han optado por fichar dentro de sus posibilidades. Al menos lo que parece desde fuera es que ninguno está haciendo ningún dispendio exagerado que sus arcas no puedan asumir. Y sería de agradecer que así fuera para evitar casos que no hace falta recordar, pero que no conviene olvidar, sobre todo, para que no se repitan.
Pero el tema está en que esa lista de aspirantes al playoff es tan larga que resulta difícil encontrar la frontera con los que quieren huir de la quema, porque ahí es donde el miedo de verdad aparece, y está justificado que así sea. El temor al descenso es el peor de los terrores deportivos que puede tener un
de fútbol, y se extiende a más equipos de Tercera cuanto peor es la clasificación de los vecinos del piso de arriba. Y es que, a estas alturas, ninguno de los extremeños de Segunda Federación tiene su permanencia asegurada.
Pero parece que todos en nuestra Tercera han fichado porque tienen claro lo que se les puede venir encima a pesar de tener sus deberes encarrilados. Con la clasificación de Segunda en la mano, todos manejan los escenarios posibles que pueden hacer que haya más equipos arrastrados. Y esto es que a partir de dos descensos desde Segunda, cada otro más provocará uno añadido en Tercera. Por lo tanto, también a éstos les interesan los refuerzos de los equipos extremeños de Segunda.
Y aquí viene la bonita conclusión, queridos niños con rivalidades mal entendidas: cuanto mejor le vaya a un equipo extremeño, esté en la categoría que esté, mejor nos irá a todos los del fútbol regional. Empezando por la prensa.
El temor al descenso es el peor de los terrores deportivos que puede tener un club de fútbol