La autopsia confirma que el cuerpo rescatado del río es el de Manoli
El cadáver no presentaba signos de violencia, según los informes preliminares de los forenses Su funeral se celebra hoy en la parroquia de San Fernando, el barrio donde vivía, a las 11.00 horas
El cuerpo sin vida rescatado del cauce del Guadiana el miércoles por la tarde es el de Manoli Castillejo, la vecina de 67 años que estaba desaparecida desde el pasado 22 de enero. Aunque había pocas dudas sobre la identidad del cadáver -se correspondías las características físicas y la ropa-, no se confirmó oficialmente que se trataba de ella hasta ayer, después que se le practicara la autopsia. Los forenses no encontraron signos de violencia en el cuerpo, según recoge el informe preliminar y constatan fuentes de la Policía Nacional. De momento, no han trascendido las causas de su fallecimiento y la investigación sigue abierta.
La familia permaneció durante la mañana en el en el Instituto de Medicina Legal, pendiente de conocer el resultado de la autopsia. Tras finalizar, su cuerpo fue entregado a sus hijos y se instaló la capilla ardiente en el tanatorio La Soledad. El funeral se celebrará hoy
Tras nueve días, el hallazgo del cuerpo de Manoli ponía fin al calvario de sus seres queridos, que desde que desapareció no han dejado de buscarla. Sus hijos ya habían perdido la esperanza de encontrarla con vida, pero mantenían la confianza de poder localizarla, para acabar con la incertidumbre e iniciar su duelo.
«Se esperaba que todo terminara así, pero estamos mal». Lo decía ayer o dice Ana Belén Guisado, miembro de la plataforma de ayuda a familiares de personas desaparecidas Adonay, una de las voluntarias que ha estado acompañando a la familia de Manoli Castillejo desde que desapareció tras salir de su casa a dar un paseo.
Junto a sus compañeras, Ana Belén ha pegado decenas de carteles con su fotografía, ha difundido por redes sociales las batidas y ha participado, mañana y tarde, en las jornadas de búsqueda. Como muchos otros vecinos que se han volcado en este caso, sus sentimientos después de que se hallara el cuerpo sin vida en el río eran contradictorios. Por un lado, afloraba el pesar por el trágico desenlace, pero por otro, sentían satisfacción por ver que la familia, especialmente sus tres hijos, pueden acabar con el infierno que han vivido. «Dentro del dolor y la impotencia, tienen un sitio donde llorarla, porque hay muchas familias que viven durante años con la incertidumbre de no encontrar a sus seres queridos», lamentaba la voluntaria de Adonay.
«Manoli nos ha tocado a todos, es como si la conociéramos de toda la vida», comentaba Ana Belén,
«Sus hijos la van a llorar toda la vida, pero pueden cerrar un ciclo. Se merecen que todo haya acabado y poder pasar el duelo».
La desaparición de Manoli Castillejo ha mantenido en vilo a la ciudad durante estos nueve días. Sus vecinas, conocidos, pero también ciudadanos que jamás la habían visto ni cruzado una palabra con ella repetían una y otra vez las mismas preguntas durante este
tiempo: «¿Dónde estará?, ¿Qué le habrá pasado?».
A las batidas se han sumado decenas de personas, con y sin vinculación con la familia, algunos, incluso, se han desplazado de otras localidades para colaborar en las tareas de búsqueda. Ni la niebla, ni el frío ni el barro han sido impedimento. Las esperanzas de encontrarla con vida se iban diluyendo con el paso de los días, pero las fuerzas
para localizarla no han mermado. La solidaridad ha servido de empuje a los allegados de Manoli, que han sacado fuerzas de donde casi no las había para buscarla.
Ese sentimiento de cercanía con la familia se ha trasladado también a las redes sociales, que se han llenado de cientos de mensajes de apoyo durante la búsqueda y de condolencias y ánimo tras conocerse el triste desenlace.