El Badajoz, en el filo de la navaja
En descenso y a 5 puntos de la permanencia, a los blanquinegros se le suman los primeros impagos La propiedad se abre a nuevos inversores, aunque quieren recuperar lo invertido
En el Badajoz hay tantos frentes abiertos que es difícil saber por dónde empezar a analizar su abrupta actualidad. El equipo se encuentra inmerso en una complicada situación deportiva y se la vuelve a jugar este domingo ante el Illescas en el Nuevo Vivero en un duelo vital por una permanencia que tienen aún a cinco puntos. Lo hace con una afición que pretende dar un paso hacia adelante y alzar la voz precisamente en los prolegómenos de este choque con una protesta pacífica. La peligrosa deriva del club, con un descenso de categoría ya consumado, y con la posibilidad de que otro venga en camino se ha mezclado con el hermetismo y oscurantismo de una propiedad que no encuentra necesario comunicarse con su afición ni dar la cara para presentarse. A esto hay que sumar que en los últimos tiempos se les está cayendo el último argumento que les quedaba en su defensa: los pagos al día. Le siguen debiendo dinero a personal del club entre los que se incluyen administrativos, filial, femenino y cantera. A día 1 de febrero, la última nómina abonada sigue siendo correspondiente al 11 de diciembre según ha podido saber este periódico. Por lo que dentro de unos días serán dos nóminas pendientes.
Se sigue esperando que Víctor Arana y Guillermo Ritchey, los principales accionistas del Badajoz, se dejen ver por la capital pacense. Ya se suponía que al menos uno de ellos podría acudir al partido ante el Guadalajara, pero esto finalmente no sucedió. En mitad de este complicado contexto y ante la amenaza de que las dificultades económicas acaben sacudiendo también a una primera plantilla que ya está empezando a sufrir retrasos en sus cobros, desde la actual propiedad ya no descartan buscar un compañero de viaje. No obstante, en estos momentos sus pretensiones son demasiado elevadas para los posibles inversores. Un grupo empresarial ya se interesó por entrar en el club, pero los propietarios mexicanos pedían una cantidad próxima a los 5,5 millones de euros con el objetivo de poder recuperar parte de la inversión realizada, por lo que ha torpedeado esta operación.
Inaudito final de mercado
A todo esto hay que sumar que el mercado de invierno vivía este jueves sus últimas horas y en el Badajoz han sido un actor protagonista por una conjunto de insólitas decisiones. Carlos Cinta, que pidió salir del club, aún no había abandonado la disciplina blanquinegra a falta pocos instantes del cierre de esta ventana de incorporaciones. Iñaki Alonso quería hacer todo lo posible por retener a su goleador ante un interés creciente por parte del Atlético Baleares y un Mérida que se sumó a la puja en los últimos días. Los blanquinegros podrán contar además con un Ewan Urain anunciado hace varias semanas después de que su inscripción se haya apurado hasta el último día del mercado por unas razones que desconocía hasta el propio entrenador de la primera plantilla blanquinegra.
Pero sin duda lo más llamativo de la jornada son las incorporaciones de última hora sin dejar constancia alguna. El mexicano Miguel Leyva, hijo del representante de la propiedad, figura como inscrito en la federación. Este futbolista no ha sido anunciado por el club, al igual que Jonathan Josue Corozo y Leonardo Yáñez, que desde la tarde de este jueves figuran como jugadores del filial y el juvenil blanquinegro, respectivamente, en una serie de operaciones marcadas por la estupefacción de la afición y una gran opacidad por parte de la entidad blanquinegra.
Miguel Leyva, hijo del directivo, inscrito en el equipo pese a no ser anunciado de forma oficial
La afición, hastiada: tiene programada una protesta pacífica este domingo antes del partido